En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
Infiltrados
Roberto Conesa, policía de la Brigada Político Social, fue un infiltrado del franquismo en el PCE cuya mayor hazaña fue la detención y fusilamiento de las Trece Rosas, de decenas de jóvenes y de cuadros y militantes del PSOE, la UGT, la CNT y el PCE en toda España. Durante la transición y la democracia dirigió la lucha antiterrorista y recibió la Medalla de Oro al Mérito Policial en 1977. A principios de los 70, dicen, Mikel Lejarza Eguía, El Lobo, se infiltró en ETA logrando llegar hasta la cúpula y casi desarticular la banda.
Ambos personajes fueron agentes del franquismo que utilizaron la transición para infiltrarse en la democracia, como hicieron los borbones, el ejército, la Guardia Civil, las élites económicas y empresariales, muchos políticos, el estamento judicial, el periodismo y el clero. La llegada de Aznar al poder abrió las puertas del armario franquista y salieron cuantos infiltrados campan hoy a sus anchas por esta tristísima patria.
El policía infiltrado sigue teniendo tirón en democracia. Ahí están los GAL de Felipe y Alfonso, la gestapillo de Aguirre, la policía patriótica de Rajoy, el polivalente Villarejo, el del grito “¡Que soy compañero, coño!” el 25-S de 2012 o María Peres, policía infiltrada que lanzó piedras a los antidisturbios “A ver si se lía”. En paralelo, hay un trajín de espías extranjeros, de cámaras en calles, plazas o negocios donde ocurre la vida cotidiana y el Gran Hermano mete en el bolsillo de cada ciudadano a Zuckerberg, Musk y Pegasus.
Hay otros infiltrados, los que se cuelan en los partidos para acceder a las instituciones y manejarlas a conveniencia de la élite representada por ellos desde todo tipo de escaños y cargos. Son indiscretos, van a cara descubierta y suelen presumir en público, sin un atisbo de rubor, de su verdadera naturaleza. Son reconocibles, conocidos y los más peligrosos de todos. Un ejemplo: Girauta, tan infiltrado que ni él mismo se reconoce.
Entre ellos, destaca el extraordinario y asombroso caso de García Page quién, infiltrado en el PSOE, alcanzó la presidencia de Castilla La Mancha. Desde que su partido tomó un camino algo parecido al socialismo, el infiltrado Page está mostrando su total y absoluta sintonía con el PP y algunos tics populistas de ultraderecha. Algo similar le ha sucedido a Leguina, afectado por la demencia senil que padecen falsos socialistas como González, Guerra, Corcuera y tantos otros que se infiltraron en el PSOE en Suresnes con el mandato estadounidense y alemán de neutralizar a la izquierda.
El sector infiltrado en el PSOE, las “momias”, los “jarrones chinos”, confundió a todo el país al punto de que muchos españoles llegaron a pensar que eran la izquierda, hasta que el felipismo y el aznarismo, abrazados a la misma causa, decidieron que ya había quedado todo atado y bien atado. Zapatero cambió el rumbo, en contra del aparato de su partido, y sufrió las embestidas de Guerra y González a la vez que las del PP. Ahora es el turno de un Pedro Sánchez que no osó ser de izquierdas cuando pudo y anda infiltrado en sí mismo.
Page se ha puesto el traje de luces y ha saltado al ruedo a pedir apoyo a las comunidades gobernadas por Partido Popular y Vox para deshacer la afrenta del Ministro de Cultura al suprimir un premio que nada tiene que ver con ella. El mismo día, el infiltrado Alfonso Guerra clava un par de banderillas negras a Pedro Sánchez por adoptar un enfoque “peligrosamente autocrático” y generar división “entre las dos Españas” que “recuerda a las tensiones de los años 30”. Así se pronuncia quien dijo lo de que “El que se mueva no sale en la foto”, palabras propias de Aznar. Las de Page son más propias de Gallardo.
Sobre este blog
En este blog publicamos los artículos y cartas más interesantes y relevantes que nos envíen nuestros socios. Si eres socio/a puedes enviar tu opinión desde aquí. Consulta nuestras normas y recomendaciones para participar.
1