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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Sumisas en busca de estatus

Emilia Arias

Querida Teresa Baró,

Me dejaron conmocionada tus teorías sobre seducción y atracción. Cavernarias, diría yo, pero graciosas de todas formas.

En www.teresabaro.com cuentas, como experta en comunicación no verbal, cosas fantásticas si fueran broma. Cuando pare de reírme por no llorar, seré capaz de seguir escribiendo este post.

Dices: “Las mujeres siempre nos sentimos atraídas por hombres fuertes, que nos puedan proteger y proporcionarnos un status social”.

De esta frase se extrae que a las mujeres solo nos atraen los hombres. A algunas mujeres, estimada Teresa Baró, nos apasionan otras mujeres, nos atraen tanto, pero tanto, tanto, que hasta nos acostamos con ellas. Si, sexo y todo.

Dicho esto, que a las que somos heterosexuales (por desgracia, ya que limita notablemente mi vida sexual) nos gustan los hombres que “nos protejan” es otra de las cosas que quería hablar contigo.

Según tu visión, que un ejemplar de macho humano venga a rescatarme es sumamente erótico y atractivo. Que nos protejan de bestias feroces, eso también nos pone mucho y que mate dragones, si puede ser.

Sobre todo me gusta que anulen mi capacidad de respuesta cuando otro hombre se mete conmigo. El famoso “está conmigo”. ¿Volver a la minoría de edad con 31 es algo excitante?. Es curioso, Teresa, pero no le encuentro “rollito” a ser tratada como una menor incapaz de defenderse.

Y sigo: con afirmaciones como “las mujeres buscan estatus en un hombre” niegas la posibilidad de que adquiramos ese estatus por nosotras mismas. Niegas que una mujer pueda mantenerse y mantener a sus “crías” (volvemos al mono), o que pueda simplemente no necesitar apoyo económico porque, como es mi caso y el de las mujeres que me rodean, nos valemos solitas y nos pagamos luz, agua y hasta, fíjate tú que locas estamos, los gin tonics.

Apoyas tus disertaciones con la recurrente frase “es una cuestión biológica”. Según tu determinismo, las mujeres seducimos por naturaleza y para sobrevivir. En este viaje de vuelta a Atapuerca que es tu blog, nos dices entre dientes que “sin ellos, no somos nada”.

Es adorable que continúes con el cuento de la costilla de Adán, del sexo débil, de las mujeres incompletas, de las medias naranjas que necesitamos completarnos…

Continúas diciendo que “la mujer seduce más por la dulzura, la sensualidad, incluso a veces por la sumisión”. Claro, claro, claro.

¿Hasta cuándo vamos a seguir tragando estas construcciones culturales como algo natural?

Todas lo sabemos: aquellos hombres que buscan a una mujer obediente son los que merecen la pena. Esos que, si te portas bien, te vistes como debes, almidonas bien los cuellos de las camisas y no llevas la contraria, te dan las llaves de la jaula de vez en cuando.

Es peligroso decir públicamente (también en privado) que “tocarse el pelo y mantener la boca entreabierta es una invitación claramente sexual”. Torrente y tú, dos gurús. Vamos por ahí tocándonos el pelo y luego nos quejamos de que nos violan.

No quiero despedirme sin antes agradecer tus sabios consejos: “Para resaltar el atractivo de la anatomía femenina, la posición del cuerpo es básica (…) Hay un contoneo al caminar, para marcar las caderas, zona de la fertilidad, y también para hacer más evidentes las nalgas, que resultan muy atractivas para el hombre (...) Conscientes del poder de atracción del pecho, muchos de los gestos de seducción están encaminados a realzarlo o sugerirlo, aun cuando está cubierto por la ropa”.

Y es que, estimada Teresa Baró, esta afirmación es insuperable si fuera parte de un monólogo y todo esto una broma. Pero como lo que pretendías era dar cursos de comunicación en la Tele Pública Gallega, pues la has liado. Son “contrarias a los principios de igualdad y no discriminación, lesionan gravemente los derechos y la imagen de la mujer y entran en colisión con los principios en los que debe inspirarse la actividad de comunicación audiovisual”. Te quedas sin curso.

Solo espero que le des una vueltita a lo escrito y dicho. Con todo el cariño…

… y mientras contoneo mis caderas y toco suavemente el borde de mi escote.

Me despido

Emi

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