Sobre este blog

Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Desde el pecho hacia la ciudad

Iris César

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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos y ahí se acaba la cosa. Pero no. Nos falta lo más importante, nos falta lo del medio, nos falta “vivimos”. Es importante la elección de la casa, el lugar en el que desarrollaremos nuestra vida intelectual, social, de descanso; el espacio en el que existiremos, en el que, con los dedos cruzamos, nos sentiremos libres.

Me dicen: “Estoy muy vinculada a esta casa y a este barrio” y yo me pregunto cómo podemos estar vinculadas a un espacio, la pregunta genérica, la pregunta humana, el sentimiento lo tengo muy adentro. La importancia de la casa y la creación del hogar son imprescindibles para el recogimiento, para sentirte tan a gusto y tan acogida, con tantas ganas de volver a meterte bajo la manta del sofá. Lo entiendo, lo comparto, por lo que no cuestiono el sentimiento, cuestiono el mecanismo humano; me lo pregunto, el funcionamiento, el porqué. La realidad, el espacio, es neutro; las implicaciones emocionales las ponemos nosotras. Pero es lógico, es normal, la persona que no se vincula con el medio, que no establece lazos emocionales, eso es lo que me parece la actitud extraña. La persona que está desapegada de todo a su alrededor vive, al fin y al cabo, fuera de la realidad. Me recuerda al retrato que hizo Paul Auster de su padre en La invención de la soledad: “Lo cierto es que su vida no se centraba en el lugar donde vivía; su casa era solo uno de los tantos lugares de parada en su inquieta y desarraigada existencia, y esta falta de raíces lo convertía en un perpetuo forastero, un turista en su propia vida. […] El estado de desidia [de la casa] resulta un reflejo sintomático de una personalidad inaccesible por cualquier otro camino”.

¿Qué mecanismos se dan en el día a día, en la cotidianeidad, en comprar el pan siempre en el mismo sitio, en reconocer las mismas caras y las facciones del frutero, qué mecanismos adaptativos generamos diariamente para que se conviertan en amor? Yo cada vez que paso por el río en bici hacia Triana me invade la misma sensación, es la misma sorpresa y el mismo agradecimiento de poder vivir en esta ciudad y cruzar el río en bici. Nunca dejo de sorprenderme de su belleza, de los reflejos en el agua, de las casas de colores, da igual las veces que pase. Siempre levanto la cabeza, miro hacia arriba y respiro muy fuerte desde el pecho hacia la ciudad. Siempre.

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