¿Cómo se hacen las neulas y barquillos típicas de fiestas navideñas?
Las neulas y los barquillos forman parte de esa Navidad que suena a sobremesa larga, café caliente y dulces que desaparecen sin hacer ruido. Son ligeros, crujientes y aparentemente simples, pero esconden una técnica muy concreta que explica por qué, cuando están bien hechos, resultan tan adictivos.
Aunque hoy los damos por sentados en cualquier mesa festiva, estos dulces navideños nacen de una tradición artesana ligada a ferias, pastelerías y celebraciones populares. Y lo mejor es que no hace falta maquinaria profesional para replicarlos en casa. Con una masa básica y algo de rapidez en el momento clave, el resultado está sorprendentemente cerca del original.
Neulas y barquillos: misma masa, distinto gesto
Conviene empezar aclarando algo. Neulas y barquillos parten exactamente de la misma base. La diferencia no está en los ingredientes, sino en el formato final. Mientras que los barquillos suelen enrollarse en forma de tubo, las neulas —muy arraigadas en Cataluña— se presentan finas y alargadas, casi como un cilindro delicado y frágil.
Ambas se elaboran con una masa muy líquida, pensada para extenderse en capas finísimas y cocinarse rápidamente. Harina, azúcar, clara de huevo y mantequilla bastan para lograr esa textura crujiente que se rompe al primer mordisco. No hay levaduras ni impulsos: aquí manda la finura.
La clave de la receta de neulas y barquillos
La receta de neulas —y de barquillos— no tiene misterio en ingredientes, pero sí en el tiempo. Todos los elementos se mezclan hasta obtener una masa homogénea, ligera y sin grumos. Esa masa se cocina en una barquillera o plancha caliente durante pocos minutos, lo justo para que tome color sin secarse en exceso.
El momento crítico llega al sacarla del calor. Ahí no hay margen para dudar. La oblea aún caliente debe enrollarse inmediatamente, antes de que pierda flexibilidad. Si se enfría, se rompe. Por eso, hacer barquillos caseros es casi un pequeño ejercicio de coordinación: cocinar, sacar, enrollar y dejar enfriar ya con la forma definitiva.
Cuando la masa se endurece, el trabajo está hecho. El crujiente aparece solo.
Barquillos caseros: textura, conservación y usos
Una de las ventajas de preparar barquillos caseros es que se conservan muy bien. Guardados en un recipiente hermético y en un lugar seco, aguantan varios días sin perder textura. Eso los convierte en un comodín perfecto para las fiestas.
Funcionan como acompañamiento de natillas, helados o cremas, pero también se comen solos, casi sin darse cuenta. En el contexto de los dulces navideños, aportan ligereza frente a otros postres más densos y permiten cerrar la comida sin sensación de exceso.
Además, la misma masa admite pequeñas variaciones. Un toque de vainilla, una pizca de cacao o incluso ralladura de cítricos pueden personalizar el resultado sin traicionar la receta original.
Un dulce sencillo que exige precisión
Hacer neulas y barquillos en casa es fácil, pero no admite distracciones. La masa debe ser fina, la cocción breve y el enrollado inmediato. No hay más secretos. Cuando se respetan esos tiempos, el resultado es tan artesanal como el de cualquier feria navideña.
En un momento en el que la repostería casera vive un pequeño renacimiento, recuperar estas elaboraciones tiene sentido. No solo por nostalgia, sino porque demuestran que algunos clásicos siguen funcionando sin necesidad de reinventarse.
Las neulas, los barquillos, la receta de neulas de siempre y los barquillos caseros siguen ocupando su lugar natural entre los dulces navideños: discretos, crujientes y siempre dispuestos a desaparecer del plato antes de que te des cuenta.
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