Ahora que es Navidad: cómo abrir y servir correctamente una botellita de cava
El cava triunfa en Navidad, pero todavía se abre y se sirve con más entusiasmo que precisión. Y es una pena, porque un espumoso bien tratado cambia por completo la experiencia. Desde la DO Cava lo repiten cada año: respetar la temperatura, descorchar con control y elegir la copa adecuada no es sofisticación, es sentido común si queremos saborear el vino y no perderlo por el camino. Y lo cierto es que solo hace falta recordar tres ideas esenciales para que cada brindis salga perfecto. En esta guía, repasamos cómo hacerlo con calma y sin complicaciones, porque abrir una botella no es una carrera: es un ritual.
Las cinco keywords principales son: cómo abrir una botella de cava, servir cava correctamente, temperatura del cava, descorchar cava, copa tulipa.
La temperatura del cava: ni helado ni templado
La costumbre dicta meter las botellas al fondo del frigorífico y olvidarse, pero un espumoso excesivamente frío pierde aromas y se vuelve plano. La temperatura del cava ideal se mueve entre los 8 y los 10 °C según el tipo. Los jóvenes agradecen unos grados menos, mientras que un Reserva o Gran Reserva necesita un poco más de calidez para abrirse sin quemar el alcohol.
Los especialistas recomiendan un gesto muy simple: sacar la botella de la nevera unos 15 minutos antes de servirla y mantenerla después en una cubitera con agua y hielo, nunca solo hielo. Así se conserva el equilibrio térmico durante todo el servicio y evitamos los cambios bruscos, que son el enemigo número uno de los espumosos.
Quien quiera disfrutar el vino —y no solo el brindis— tiene aquí el primer paso fundamental de servir cava correctamente.
Descorchar cava sin fuegos artificiales
La coreografía del corcho volando hace gracia en fin de año, sí, pero no es el método correcto ni el más seguro. Un buen descorche es silencioso, lento y controlado. Y, sobre todo, evita perder parte del vino en forma de espuma.
Para descorchar cava de forma adecuada solo hacen falta cuatro movimientos:
- Retirar la cápsula con cuidado.
- Inclinar la botella a 45°.
- Aflojar el morrión sin retirarlo del todo mientras el pulgar sujeta la parte superior (la seguridad es tan importante como la elegancia).
- Girar la botella, nunca el corcho, acompañando la salida hasta que este respire sin sobresaltos.
Lo ideal es un suspiro, no un disparo. La presión se estabiliza, no se desperdicia ni una gota y el vino conserva su gas natural. Y, por cierto, sirve igual para cava que para champán: la técnica del cómo abrir una botella de cava es universal entre espumosos tradicionales.
Elegir la copa adecuada: la era de la copa tulipa
Durante mucho tiempo, la copa de flauta reinó en las mesas navideñas. Hoy, el consenso de sumilleres y enólogos se ha desplazado hacia la copa tulipa, un formato estilizado pero ligeramente más abierto que permite que las burbujas asciendan bien y que los aromas se expandan sin perderse. La copa ancha —la típica de champán de los años 80— está prácticamente desterrada: la burbuja se escapa demasiado rápido.
Una vez elegida la copa, servir es sencillo: inclinarla a 45°, acercar lo máximo posible la boca de la botella y verter despacio. Sin espuma exagerada, sin movimientos bruscos. Solo así se puede servir cava correctamente y respetar el carbónico fino que caracteriza a los espumosos de calidad.
De nada sirve dominar la técnica del descorche si luego volcamos la botella como si sirviéramos cerveza. Cada detalle cuenta, y este es el último eslabón para que el brindis tenga sentido.
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