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Ciudadanos sigue confiando en el hiperliderazgo de Albert Rivera tras su estrategia frente a la moción de censura

Albert Rivera en un acto de Ciudadanos este sábado

Carmen Moraga

Ciudadanos no está dispuesto a afrontar la nueva etapa política con sabor a derrota. Hace tan solo unas semanas, tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, no imaginaban que iba a triunfar una moción de censura contra Mariano Rajoy propiciada por el PSOE y que todo ello iba a dar paso a un gobierno encabezado por Pedro Sánchez, al que prácticamente daban por 'muerto'.  

Pero ahora la realidad es la que es y saben que los planes del nuevo presidente pasan por aprovechar durante estos meses la acción de gobierno para impulsar al PSOE de cara a las elecciones de 2019 y agotar, si puede, la legislatura.

Ciudadanos no se lo va a poner fácil, sobre todo en lo que respecta a Catalunya en donde van a seguir siendo inflexibles. 

Los intentos que han hecho para que Sánchez fije “de inmediato” la fecha de las generales han sido baldíos. La propuesta la llevaron el pasado miércoles al Pleno del Congreso a través de una moción de Cultura que ni siquiera el PP respaldó. No solo eso sino que el diputado valenciano, Toni Cantó, que defendió la iniciativa, se llevó un verdadero rapapolvo de todos los grupos de la Cámara que criticaron su “inoportunidad”, su “fanatismo” y calificaron de “patética” su intervención. 

Admiten que Rivera ha jugado mal sus cartas

Pero en el partido niegan que se hayan quedado “descolocados”.  Y los dirigentes más cercanos a Rivera tampoco aceptan errores de estrategia.

Sin embargo, algunos diputados -muy contados-  admiten en privado que el líder del partido ha jugado mal sus cartas, con decisiones demasiado “personalistas”. Tanto tras conocer la sentencia del caso Gürtel como al constatar que la moción de censura podría salir adelante, como así fue.

Esa percepción es mayor fuera del ámbito parlamentario. Hay cargos regionales y muchos militantes que si lamentan los errores de esa estrategia que achacan casi en exclusiva al “hiperliderazgo” de Rivera.  

Pero nadie se atreve a decir nada en público. De puertas afuera el cierre de filas es absoluto. “Lamentar esto o aquello ya es inútil. Hay que mirar al futuro. No creo que tengamos que rasgarnos las vestiduras”, aseguraba el otro día en el pasillos del Congreso a eldiario.es una de las diputadas del grupo que pertenece a la dirección del partido.

“¡Claro que en las reuniones de la Ejecutiva debatimos y hacemos autocrítica!, pero las críticas son siempre constructivas, no vamos por ahí aireando diferencias que no existen”, añadía.

De la misma opinión es otra de sus compañeras de grupo, también miembro de la dirección, que ratifica que el equipo está “como una piña” en torno a Rivera. “Es que no hay motivo para cuestionarle”, opina. 

Los dirigentes naranjas tampoco dan transcendencia a la bajada que empiezan a sufrir en las encuestas. Todos insisten en que no ven ningúna causa psra la alarma porque consideran que los resultados que arrojan los sondeos son “fotos fijas” que obedecen a momentos “coyunturales”. A la larga, están convencidos de que seguirán encabezando las preferencias de los españoles, una vez  que se desinfle el 'efecto Sánchez'. 

El cese de Màxim Huerta les ratifica en sus críticas

Como ejemplo, la dimisión del ministro de Cultura, Màxim Huerta, tras desvelar El Confidencial que ha defraudado a Hacienda. El caso les ha servido para intentar demostrar que ellos tenían razón, que este Gobierno es fruto “de la improvisación de Sánchez”, que ha llegado al poder “a cualquier precio”, “sin rumbo” y “sin un proyecto ni programa conocido”.

Curiosamente, Ciudadanos ha sido el único de los tres grandes partidos de la oposición al PSOE que tras conocer los hechos no pidió el cese inmediato del ministro. Los de Rivera se limitaron a exigirle que acudiera al Congreso a dar “explicaciones”, para decidir después si pedían su dimisión. Una respuesta que justifican porque es “lo que siempre hemos hecho” cuando ha saltado algún escándalo que afectaba a algún cargo público.

La estrategia que van a mantener a partir de ahora será distanciarse del PP para que se visualice que son un  verdadero partido de “centro”, sin “radicalismos”, dispuestos a hacer una oposición “firme”, “sin concesiones” pero abierta a apoyar aquello que consideren que “es bueno para los intereses generales de los españoles”. 

Por su parte, el partido aprovechará estos meses para hacer hincapié en “políticas sociales” con la vista puesta en dos colectivos que no quieren descuidar: los jóvenes y las mujeres. Esta semana presentaban su proposición de ley de Conciliación, Igualdad y Apoyo a las Familias, que incluye un aumento de los permisos de maternidad y paternidad hasta las 30 semanas, lo que supondría  pasar de 16 a 20 para las madres y de 6 a 10 para los padres.

Pero la novedad es que ahora los de Rivera quieren que ambos permisos sean ahora “intransferibles”, diez semanas para cada uno y otras diez a compartir como quieran, algo por lo que no apostaban en un principio. 

Rivera no se medirá con Sánchez este miércoles

El miércoles que viene, en la primera sesion de control a la que se someterá el nuevo Gobierno, Rivera no tiene cupo para preguntar al Presidente. Lo hará a la vicepresidenta Carmen Calvo, a la que preguntará sobre la gestación subrogada, un asunto que Ciudadanos considera que es muy importante regular. Pese a la controversia que ha generado este tema, en el partido tienen prisa por llevar el debate a la Cámara.

En donde Ciudadanos no va a variar ni un ápice de estrategia es en Catalunya. En el partido creen que la firmeza con la que están actuando frente al “separatismo” es la correcta y no van a dar tregua en esto al nuevo Gobierno.  

Sobre todo después de los anuncios que han hecho, a los que se oponen radicalmente: el levantamiento parcial del control de las finanzas; el acercamiento a cárceles de Catalunya de los dirigentes independentistas presos, que ellos no consideran que sean “presos políticos”; la posible reforma de la Constitución o la restitución de algunos de los artículos del Estatut que el Constitucional tumbó. Ahí tanto Rivera como Inés Arrimadas seguirán manteniendo una línea dura. 

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