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UE se resiste a aceptar fiasco ucraniano en la cumbre con Asociación Oriental

EFE

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La cumbre entre la Unión Europea y la Asociación Oriental comenzó hoy con el regusto amargo de la renuncia de Ucrania a asociarse con la UE, aunque Bruselas se niega a aceptar el fiasco diplomático e insiste en culpar a Rusia.

“No tengo esperanzas de que Ucrania vaya a firmar mañana el Acuerdo de Asociación con la UE, pero la puerta sigue abierta”, afirmó hoy en Vilna la canciller alemana, Angela Merkel, que se reunirá el viernes con el presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich.

La presidencia lituana de turno de la UE tenía muchas esperanzas puestas en esta cumbre, que debía consumar el acercamiento a la Unión de las seis antiguas repúblicas soviéticas europeas y caucasianas (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania).

No obstante, aparte de la firma de sendos preacuerdos de asociación con georgianos y moldavos, la reunión será un duro revés para la diplomacia europea, que ha sido incapaz de convencer a Kiev de las ventajas de una zona de libre comercio.

Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, es una pieza muy codiciada por la UE, lastrada por el escepticismo entre sus países miembros, pero la falta de incentivos económicos en tiempos de crisis resultó decisiva.

La cumbre, a la que asisten también el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron, arrancó hoy con una cena de trabajo en el Palacio de los Grandes Duques de Lituania.

Los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo, Herman Van Rompuy, intentaron hasta el último momento persuadir hoy a Yanukóvich de que el futuro de su país está en Europa y no con Rusia.

La UE intentó jugar la carta de que la mayoría de ucranianos son europeístas, aunque a decir verdad las protestas opositoras de los últimos días contra Yanukóvich no son ni mucho menos comparables con la Revolución Naranja de 2004.

A Vilna se desplazaron los líderes de la oposición ucraniana, con la excepción de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, que se encuentra en huelga de hambre en prisión en protesta por la decisión de su Gobierno.

“Lamentamos la decisión de Ucrania. Pero creo que tarde o temprano Ucrania tendrá que revisar su decisión”, dijo el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht.

No obstante, Yanukóvich se mantiene en sus trece al insistir en que las condiciones impuestas por la UE para la firma del acuerdo eran humillantes para Ucrania y hubieran supuesto una debacle económica para su país.

Kiev cifra en 160.000 millones de dólares el monto necesario sólo para homologar la legislación ucraniana a la europea, sin contar con el coste que supondría en dinero y empleo la pérdida del mercado ruso, y tachó de “limosna para un pedigüeño” los 1.000 millones de euros que Bruselas le ofreció como compensación.

El comisario europeo de Política de Vecindad, Stefan Füle, tachó hoy las excusas planteadas por Kiev sobre el coste de la asociación de “infundadas y poco convincentes” y las cifras mencionadas de “irreales” y “una muestra de pánico”.

“Ya en el primer año de aplicación preliminar del acuerdo de libre comercio los exportadores ucranianos hubieran ahorrado en aranceles 500.000 millones de euros y el PIB hubiera crecido un 6,2 por ciento a largo plazo”, dijo.

Recordó que “la UE es la mayor fuente de ayuda internacional técnica y financiera de Ucrania, y eso es algo evidente”.

Bruselas mantiene que el plantón ucraniano se debió a las presiones de Rusia, que advirtió de que en caso de que se firmara el acuerdo tomaría medidas proteccionistas para impedir el acceso de los productos a su mercado.

“Es especialmente lamentable que las decisiones de estos países de reconsiderar sus opciones hayan sido adoptadas bajo presión externa”, dijo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

La UE debe decir, “en voz alta y con toda claridad”, que la presión de Rusia contra los socios orientales es “simplemente inaceptable”.

De hecho, el primer ministro ucraniano, Nikolái Azárov reconoció que la renuncia ucraniana se fraguó en la reunión que mantuvieron Yanukóvich y el presidente ruso, Vladímir Putin, el 9 de noviembre, aunque el Kremlin considera que las acusaciones de Bruselas “están fuera de lugar”.

“No queremos ser un campo de batalla entre la UE y Rusia. Queremos tener buenas relaciones con ambos”, aseguró Azárov.

Rusia mantiene que la asociación con la UE amenazaba a Ucrania y otros países con “un largo período de desbarajuste económico, desindustrialización, la ruina de las propiedades agrícolas particulares y, como consecuencia, el aumento del desempleo y la caída del nivel de vida de la población”.

Armenia y Bielorrusia también han dado la espalda a Europa y han optado por integrarse en la Unión Aduanera formada por Rusia y Kazajistán.

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