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Unidas Podemos no teme un adelanto electoral si Pedro Sánchez rechaza un Gobierno de coalición

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en su última reunión en la Moncloa.

Aitor Riveiro

“No le tenemos miedo a las urnas”. La frase resume el sentir en la dirección de Podemos ante la negociación que se abre con el PSOE para intentar alcanzar un acuerdo que permita la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Una idea que esconde una determinación: sin un Ejecutivo conjunto, no votarán al líder socialista en el Congreso. Sánchez tendría entonces una única opción para lograr un segundo mandato: apoyarse en Ciudadanos. El partido de Albert Rivera ya ha rechazado esta opción. La única salida pasaría entonces por una repetición electoral. Como en 2016, la amenaza de unos nuevos comicios no modificará la estrategia de Podemos.

La noche del 26 de mayo en la sede nacional del PSOE de la madrileña calle de Ferraz se celebraron los resultados de la triple cita electoral de ese día. Los socialistas se imponían holgadamente en las europeas y teñían de rojo el mapa en municipales y autonómicas. Pese al fiasco de Madrid, donde el bloque progresista no logró mantener la Alcaldía de Manuela Carmena ni sumar suficiente para arrebatar la Comunidad de Madrid al PP. 

No fue la única alegría para el PSOE. La debacle de Unidas Podemos el 26M reforzaba el plan para que Pedro Sánchez gobierne en solitario. El desplome de los de Pablo Iglesias un mes después de las elecciones generales que le dieron 42 diputados a Unidas Podemos y las confluencias catalana y gallega, limitaba su capacidad de presión, según los socialistas. “Está como para pedir”, apuntó esa misma noche un destacado miembro de la dirección del PSOE en referencia al líder de Podemos.

Pocas horas después, Iglesias comparecía ante la prensa en la sede de su partido. Y elevó la apuesta. El secretario general de Podemos reclamó gobiernos de coalición con el PSOE en todos los niveles del Estado. Y los entrelazó. Pese a reconocer la “autonomía” de las organizaciones autonómicas del partido, el secretario general lo dejó claro: “Mi obligación es encabezar la negociación y apoyar a las candidatas y candidatos que en comunidades autónomas pueden contribuir a una mayoría progresista”.

Los números del PSOE suman con Unidas Podemos para aupar a gobiernos progresistas en muchas comunidades y ayuntamientos. Los socialistas también suman con Ciudadanos, pero la Ejecutiva del partido de Albert Rivera ha aprobado una resolución para exigir a los candidatos socialistas que renieguen por escrito de su secretario general si quieren sus apoyos. Una opción que no parece muy probable toda vez que Pedro Sánchez ha logrado los mejores resultados de su partido desde 2008. Emiliano García-Page lo ha rechazado y ha asegurado que la idea “no tiene encaje moral”.

La opción de un apoyo parlamentario a un Gobierno monocolor del PSOE tampoco se admite en Podemos. La experiencia del breve mandato de Sánchez tras la moción de censura no ha gustado en el grupo confederal, que prefiere ir a la oposición, dicen, que firmar acuerdos y hacer documentos para el PSOE para que luego no se pongan en marcha. El incumplimiento del acuerdo presupuestario de octubre de 2018 será difícil de olvidar para ellos.

Hacer valer sus 42 votos

En su reunión del pasado 7 de mayo en la Moncloa, Sánchez e Iglesias quedaron en comenzar la negociación tras las elecciones del 26 de mayo. En Podemos los trabajos preparatorios de las reuniones que se prevén comenzaron en seguida. En el PSOE tenían más claro que había que esperar al 26M y así ha sido. Pese a que en las últimas jornadas de campaña los socialistas se abrieron a aceptar el Gobierno de coalición, Ábalos señaló que las elecciones determinarían el “marco de gobernabilidad”.

En Podemos sostienen que ese marco se fijó el 28A. “Vamos a hacer valer nuestros 42 votos”, señalaba este miércoles la diputada Yolanda Díaz. “Pedimos que se respeten a los casi cuatro millones de votantes, que nos han puesto ahí para eso”, zanjaba. Iglesias ha repetido en muchas ocasiones que el reparto de puestos en el Consejo de Ministros debería ser “proporcional” al peso parlamentario. Y de ahí no se mueve.

En el partido de Iglesias sostienen que en el ámbito estatal son mucho más fuertes que en otros niveles territoriales. Y piden respetar a su secretario general, que logró muchos más votos en su examen en las urnas que, un mes después, los secretarios autonómicos o incluso quienes han decidido formar un nuevo partido, como Íñigo Errejón. “Los españoles votaban alcaldes”, señalan desde Podemos sobre el resultado del 26M. “El Gobierno se vota desde el Congreso”, añaden.

En el grupo confederal comienza a instalarse la sensación de que hay una campaña para debilitar a Pablo Iglesias y recuerdan que las bases del PSOE gritaron a su secretario general aquellos “con Rivera, no” y “Sí se puede” que dan aire a sus reclamaciones de ser escuchados. 

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se encuentran tres años después en una situación similar a la de 2016. Con fuerzas parlamentarias muy distintas a las de entonces, apurarán la negociación todo lo que puedan hasta que uno de los dos levante el pie del acelerador. En Podemos están dispuestos, dicen, a aguantar e ir a elecciones otra vez a la vuelta del verano. “No le tenemos miedo a las urnas”.

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