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Albert Rivera vuelve para hablar de su libro

Carmen Moraga

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Albert Rivera ha vuelto esta semana a la escena pública pero esta vez para hablar de su libro, Un ciudadano libre (Espasa, 2020), en el que hace repaso de su trayectoria política, especialmente de sus últimos años al frente de Ciudadanos. A lo largo de 312 páginas, el expresidente del partido que se autodenomina “liberal” narra los dos pactos de investidura que cerró en 2016: uno frustrado, con Pedro Sánchez, y otro con Mariano Rajoy, quien asegura que le llegó a ofrecer ser su vicepresidente, oferta que rechazó “por cuestión de honestidad” y porque “la corrupción que en aquel momento existía en las filas del PP” se lo “impedía”, según desvela.

En el libro, Rivera habla además de la moción de censura de junio de 2018 contra Rajoy, que dio la presidencia a Pedro Sánchez; rememora con profusión su éxito en las generales del 28A de 2019, y da su particular versión de porqué, pese a sumar con el PSOE mayoría absoluta, no se pudo desbloquear la situación política evitando ir a unas nuevas elecciones el 10N que fueron su tumba política, dado que Ciudadanos pasó de 57 a tan solo 10 escaños. Pero de todos estos episodios olvida muchas cosas.

El libro arranca precisamente con aquella fatídica noche electoral en la que perdió 47 diputados y desvela cómo fraguó su dimisión tras la debacle –que dice que ya barruntaba aunque nunca pensó que iba a ser tan contundente–, confesando que “lloró” antes y después de anunciar al día siguiente su adiós ante la prensa, rodeado por sus compañeros de Ejecutiva

y de los trabajadores del partido, todos conmocionados por la derrota “sin paliativos” que le obligó a retirarse de su breve pero intensa vida política. Rivera dice que se sintió “exhausto” por haber tenido que soportar en esos últimos meses sobre sus espaldas “una agotadora campaña de presión política y mediática”. Y su retirada asegura, le ha devuelto “la felicidad”.

Según relata, la culpa de que no pudiera consumarse un pacto entre el PSOE y Ciudadanos después del 28 de abril, cuando Ciudadanos logró 57 escaños y el PSOE 123, la tuvo exclusivamente Sánchez, que “tenía trazada una estrategia desde principios de verano para ir a unas segundas elecciones”. “Los socialistas jugaron bien sus cartas. Pusieron a Podemos contra la pared y a nosotros nos hicieron parecer culpables de la repetición electoral ante la opinión pública”, afirma, sin asumir ninguna autocrítica. Sobre esos momentos tan cruciales de su vida política concluye que cometió “dos errores”: “No haber dejado claro con anterioridad esa estrategia ante la opinión pública, que el presidente en funciones no quería ningún acuerdo con nosotros”, y, posteriormente, “abrir la mano públicamente a negociar las reformas de Estado, no solo con el PP, sino también con el PSOE a cambio de desbloquear la situación después del 10N”.

La moción de censura a Rajoy

Pero lo que verdaderamente parece obsesionarle es la moción de censura que presentó Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel, episodio sobre el que vuelve varias veces en el libro, y que califica como “uno de los hitos de la historia reciente de nuestro país”. Rivera lamenta que Sánchez no le avisara de sus intenciones y asegura que está convencido de que el dirigente socialista “no quería en realidad” su apoyo, “ni siquiera nuestra abstención”.

El expresidente de Ciudadanos no admite errores de estrategia y culpa a Rajoy por “no convocar elecciones y aguantar el chaparrón sin moverse”. Según él, eso permitió que la moción prosperara. “Visto desde la distancia creo que en el fondo a Rajoy y a la cúpula del PP les preocupaba más la supervivencia de su partido que el hecho de que Sánchez llegara al poder”. “Las encuestas –añade– decían que Ciudadanos superaba al PP en intención de voto, por lo que unas elecciones anticipadas les daban pavor”, así que “prefierieron perder el Gobierno y hacer oposición al PSOE”, afirma.

El motivo por el que Ciudadanos votó en conta de la moción de censura fue, asegura, “especialmente por los socios que acompañaron al PSOE”, a los que tilda de “populistas, separatistas y nacionalistas”. “Solo habríamos votado a favor si Sánchez se hubiera comprometido a convocar elecciones anticipadas de inmediato”, dice en el libro, pero “los socialistas respondieron que no estaban dispuestos a hacerlo y que querían permanecer en el Gobierno sin fijar una fecha electoral”. Esta afirmación no es exacta porque, posteriormente, el propio Rivera acusó a Sánchez de “mentir a los españoles” y de llegar al poder “por la puerta de atrás”, prometiendo en su discurso de investidura unos próximos comicios a los que no puso fecha concreta.

Esa moción y aquel agrio debate puso “punto y final” a la ya por entonces deteriorada relación de Rivera con el líder del PSOE, y así lo reconoce en el libro exlíder de Ciudadanos. Una relación que fue “de más a menos”, al contrario de la de Rajoy que, según dice, fue “de menos a más”.

La relación con Iglesias, Casado y Abascal

A lo largo de la narración también se refiere a sus relaciones con Pablo Iglesias, “marcadas por los contrastes”, recalcando que ambos están “ideológicamente situados en las antípodas”: “Nuestro desencuentro fue fruto de los recelos mutuos y de alguna que otra entrada sucia”, afirma Rivera, sin disimular que le molestó mucho que le llamara “fascista” desde la tribuna del Congreso. De Pablo Casado lamenta que su partido y Ciudadanos no sumaran en abril de 2019 suficientes escaños para formar Gobierno porque está seguro de que habría sido un Ejecutivo “razonable”. Sobre Santiago Abascal, dice que le “cuesta reconocer al Abascal que conocí hace años en el País Vasco”.

También hace un repaso de los principales dirigentes de Catalunya, contra los que arremete y se muestra muy duro. Desde Artur Mas o Carles Puigdemont, sobre el que considera que ha demostrado “una cobardía difícil de superar”, al actual president de la Generalitat, Quim Torra, al que no duda en calificar de “hombre ultraconservador” o de “aficionado a los discursos xenófobos”. A Pujol dice que le trató poco pero le sitúa en el origen del procés y habla de él y de su familia con profusion en el libro. Rivera cuenta que frente a la “docilidad” que demostraron los portavoces de los grupos cuando el expresidente catalán compareció en el Parlament para dar explicaciones sobre su fraude fiscal y enriquecimiento ilícito, él fue el único portavoz que le puso contra las cuerdas. Ante su 'arrogancia', cuando le llega su turno recuerda que le espetó: “Yo no acepto que me riña porque no acepto que me riña ni mi padre”.

Los sucesivos acontecimientos en Catalunya y el auge del independentismo centran parte de su relato. Desde que Ciudadanos aterrizó en el Parlament, en 2006, con tres diputados –“a las pocas semanas me convertí en el enfant terrible del nacionalismo, afirma–, hasta que lo abandonó para dar el salto a Madrid. Y ahí es cuando cita por primera vez a su sucesora al frente del partido, Inés Arrimadas -en la página 83-, para explicar que las elecciones ”eran inminentes“ y ante su marcha, ”había que encontrar ya a un sucesor que estuviera a la altura de las circunstancias“. ”Yo sabía que [Inés] tenía madera, y el olfato me decía que, aunque muchos tenían dudas sobre ella en aquel momento, era la mejor opción“. ”A pesar de las dudas y los riesgos que conllevaba aquella decisión, acertamos“, concluye, porque Ciudadanos pasó en 2015 de 9 a 25 escaños en Catalunya.

Sobre Arrimadas vuelve a hablar en la página 163 para hacerle una “mención especial”. “Es una mujer inteligente, con enorme capacidad de trabajo y un gran nivel de autoexigencia”. “Le auguro un gran futuro en Ciudadanos”, añade, una frase que escribió antes de conocer el giro de estrategia que iba a emprender la actual líder del partido tras estallar la pandemia, que le ha alejado de ella.

Pese a que el gran triunfo de Ciudadanos en Catalunya en las elecciones de diciembre de 2017, convocadas por Rajoy tras aplicar el articulo 155 de la Constitución, fue un éxito de Arrimadas, Rivera se limita a señalar en su libro: “El partido que ganó las elecciones de aquel 21 de diciembre de 2017 fue Ciudadanos, demostrando al mundo entero que los nacionalistas no tenían mayoría social”. Unas líneas más abajo lamenta: “Desgraciadamente, la ley electoral nos perjudicó y no pudimos negociar un Gobierno alternativo porque la mayoría en el Parlament, tan solo por dos escaños de diferencia, seguía estando en manos del secesionismo”. Ni una palmadita en la espalda para su sucesora.

Menciones a sus colaboradores

En el libro hace alusión a otros dirigentes de Ciudadanos que trabajaron junto a él codo con codo, y considera que fueron y son todavía sus amigos. Empezando por su “mano derecha”, José Manuel Villegas, al que ha fichado como socio de su despacho de abogados Martínez-Echevarría & Rivera (su apellido se acaba de unir a la firma), y siguiendo por Fernando de Páramo –que también dimitió– ; Carlos Cuadrado; José María Espejo; Juan Carlos Girauta –que ha dejado el partido–; Carlos Carrizosa; Begoña Villacís; Marta Rivera; Miguel Gutiérrez; Fran Hervías; Melisa Rodríguez; y hasta a los valencianos Toni Cantó y Fernando Giner.

“Con todos ellos me une una gran amistad y ha sido un orgullo trabajar a su lado”, asegura. También se refiere a sus fichajes electorales como Marcos de Quinto, Sara Giménez y Edmundo Bal, al que reconoce admirar mucho y al que invitó a su 40 cumpleaños, que celebró pocos días después de dimitir. Pero en las 312 páginas se olvida de algunos de sus otros fichajes que pertenecieron a su Ejecutiva, como Toni Roldán o Francisco de la Torre, que junto a Luis Garicano formaron su equipo económico del que tanto presumió.

Sin embargo, en el capitulo en el que rechaza ser un “hombre del Ibex”, escribe varios párrafos de reconocimiento a Garicano, “un economista de referencia en el ámbito liberal”, del que destaca su “talento” y su excelente preparación sin recordar que discreparon por su decisión de acercarse al PP y a Vox. Tanto Roldán como De la Torre terminaron dimitiendo al no estar de acuerdo con su veto al PSOE y los pactos que terminó cerrando con el PP y Vox, al igual que Javier Nart, un histórico del partido. Pero en el libro no cita a ninguno de ellos ni una sola vez. Sobre aquella convulsa Ejecutiva y la grave crisis que desencadenó, Rivera tampoco hace ninguna mención, salvo para recordar que su estrategia de no pactar con los socialistas recibió el respaldo mayoritario de la dirección.

Tampoco nombra a Xavier Pericay, uno de los fundadores de Ciudadanos junto a Francecs de Carreras que, desilusionado con la evolución del que fue su pupilo, terminó abandonando la militancia en el partido. A De Carreras le cita en dos ocasiones, simplemente para rememorar que fue su profesor y a quien llamó en 2006 para decirle que quería unirse al proyecto político que el catedrático, con un grupo de intelectuales, ya había puesto en marcha en Catalunya. Ese proyecto se convirtió en Ciudadanos, partido del que, como Rivera recuerda en su libro, él terminó convirtiéndose, “de chiripa” y “de forma surrealista”, en su presidente, al encabezar la lista ganadora, que se presentó por orden alfabético en el congreso constituyente.

Una España de ficción gobernada por PSOE, PP y Ciudadanos

Su manuscrito termina con un capitulo, añadido después de que lo tuviera ya finalizado, en el que describe una España de ficción, sometida aún a los efectos de la pandemia, pero gobernada por un Ejecutivo de concentración entre el PSOE, el PP y Ciudadanos en el que Josep Borrell y Josep Piqué –dos dirigentes “moderados”– pactan turnarse la presidencia cada dos años. “La XIV legislatura resultó un caos. El Gobierno de coalición PSOE-Podemos hizo aguas debido a las continuas discrepancias y contradicciones entre Sanchez e Iglesias”, explica. Un escenario que a Rivera no le parece “imposible” si se abandonaran las “luchas partidistas”. “Los desafíos a los que nos enfrentamos requieren de altura de miras para llevar a cabo reformas estructurales”, sentencia en el libro, lamentando que en este momento no se den esas condiciones.

Rivera no ha perdido el tiempo para promocionar su libro y ha aparecido ya en El Hormiguero para ser entrevistado por Pablo Motos, así como en el programa de Bertín Osborne Mi casa es la tuya. Es solo un comienzo, porque la lista de peticiones de entrevistas es larga. Además, ha prometido a sus suscriptores del canal que tiene abierto en Telegram para impulsar su proyecto de 'Líderes en el cambio', un encuentro digital el próximo uno de octubre “para comentar y debatir” el contenido de algunas de sus revelaciones del libro.