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Los barones del PP piden “sensatez e inteligencia” a Casado y Ayuso

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, durante la Convención Nacional del PP en Valencia.

Aitor Riveiro

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La guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso por el control del PP de Madrid ha puesto en guardia a los otros cuatro presidentes autonómicos que tiene el partido. Desde el pasado jueves, Alberto Núñez Feijóo, Fernando López Miras, Juan Manuel Moreno y Alfonso Fernández Mañueco han terciado públicamente en el conflicto abierto desde el pasado verano y que amenaza con extenderse hasta la primavera de 2022. El presidente gallego lo calificó de “ruido”, el andaluz dijo que les “perjudica electoralmente”, y el castellanoleonés reclamó “sensatez” e “inteligencia” a las dos principales figuras mediáticas de su partido, cuya bronca copa los titulares y oculta las acciones no solo del jefe de la oposición al Gobierno de coalición, sino del resto de administraciones que controla el PP.

Los cuatro presidentes autonómicos son los mismos que escoltaban a Ayuso aquel sábado de octubre en el que le dijo a Casado que no temiera porque no tenía ninguna intención de intentar moverle la silla de presidente del partido. “Tengo meridianamente claro que mi sitio está en Madrid”, concedió la presidenta madrileña, quien quizá calculó que así Casado le daría vía libre para liderar el PP de la región este mismo otoño, como pretendía. Pero Casado no solo no cedió, sino que está decidido a mantener el pulso.

Un mes después, la presidenta de Madrid volvió a la carga en su intención de marcar los tiempos a la dirección nacional y adelantar lo máximo posible el congreso del partido. La nueva ofensiva provocó una catarata de filtraciones a la prensa en la que se dio cuenta incluso de que Ayuso tiene bloqueado en su WhatsApp al secretario general, mano derecha de Casado, Teodoro García Egea.

Pero no solo. También ha provocado, parece, el hartazgo de los barones del PP. El primero en abrir fuego fue el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, quien reconoció que lo de Casado y Ayuso es “ruido”. “El ruido no beneficia a nadie. El ruido no beneficia al partido y me gustaría no participar de él”, dijo el pasado jueves. Quizá para cumplir su propio consejo, y fiel a su estilo, Feijóo vino a dar la razón a las dos partes. De Ayuso dijo que “lo habitual es que en España los presidentes autonómicos presidan sus partidos en sus comunidades”, una de las reglas no escritas que en Madrid no siempre se ha aplicado. También apuntó que “sería muy sorprendente” que la presidenta “no quisiera presidir el partido en Madrid”. “Claro que para eso hay que ganar el congreso”, dejó caer.

Pero el único barón del PP que mantiene la mayoría absoluta propia del caducado sistema bipartidista también echó un capote a Casado al afirmar que “cosa distinta es cuándo está convocado el congreso”. “Estaba convocado para los primeros trimestres del año y entiendo que el partido querrá mantener la fecha”, zanjó.

El mismo 4 de noviembre el presidente de Murcia también pedía a su partido estar “centrado en lo importante”. Fernando López Miras no esconde sus preferencias por la dirección nacional en esta batalla. No en vano, el número dos de Génova es murciano, aliado y amigo del jefe del Ejecutivo de la Región, y a quien defendió con todo cuando el PSOE y Ciudadanos promovieron la moción de censura contra él que dio a Ayuso la excusa perfecta para convocar unas elecciones que Casado le había prohibido adelantar.

López Miras reclamó que pare el fuego amigo para “hacer oposición constructiva al Gobierno”, algo que “están liderando Pablo Casado y Teodoro García Egea”. El murciano sitúa así sobre la mesa en público otro de los elementos que inquietan en Génova: la proyección estatal de Ayuso. Contra este miedo se pronunció la presidenta madrileña en el Palau de les Arts de Valencia el pasado 2 de octubre cuando dijo, en un discurso que llevaba escrito y leyó íntegro, “sé que mi sitio es Madrid y que daré lo mejor para Madrid porque Madrid es España”. Un par de turnos después cogió el micrófono, precisamente, López Miras, quien visiblemente molesto parafraseó a Ayuso para hacer énfasis sobre el mensaje que acababa de dejar la candidata a suceder a Esperanza Aguirre como lideresa de Madrid: “Presidente, yo también me quedo en Murcia”.

Pero los platos principales han llegado este fin de semana en sendas entrevistas publicadas el domingo en El Mundo y La Razón. En la primera, Juan Manuel Moreno reconocía sin ambages que “la batalla interna de Madrid perjudica electoralmente a la marca PP”, es decir, a él mismo, que tiene que enfrentarse a las urnas, sí o sí, en 2022. El motivo no es otro que desviar la atención del “objetivo” del PP: “Derrotar las políticas de Pedro Sánchez”. “Todo lo que sea distraernos de ese gran objetivo del cambio político en España creo que es un error”, sentenciaba el presidente andaluz, que reclamaba “que se resuelva cuanto antes”, aunque sin dar una solución: “Yo no estoy en Madrid, ni tengo la información, ni me compete esa decisión, pero yo creo que lo importante es que esta situación se resuelva, si puede ser, mañana mismo”.

Fernández Mañueco, de quien también se ha dicho que podría adelantar las elecciones, apuntaba en la misma dirección. “Todos tenemos la obligación de preservar el valor de la unidad. Todos los esfuerzos tienen que ir orientados en esa línea”, decía en la entrevista, para reconocer que “cualquier persona tiene legitimidad para optar a presidir el PP. Y si eres presidente autonómico, lógicamente, también la tienes”.

El presidente de Castilla y León dejó tres ideas más, las dos últimas dirigidas contra los planteamientos de Ayuso. “Espero que esta situación se resuelva con sensatez y desde la inteligencia”, dijo primero, dando a entender que hasta ahora no han brillado ninguna de las dos. Segunda, que la dirección nacional pone las fechas: “Hay unas reglas de juego marcadas. Establecidas por la Junta Directiva. Y lo que hay que hacer es respetar el calendario y las reglas del juego”. Y por último, que no debe haber una doble vuelta solo entre militantes, como ha filtrado el equipo de Ayuso: “La decisión la tomarán los afiliados y compromisarios”.

En Génova dicen estar preparados para una guerra prolongada. “Esto no va a durar siete horas ni siete días, sino siete meses”, dicen desde el entorno de Pablo Casado, en referencia a que el congreso del PP de Madrid no llegará hasta mayo. O junio.

Los que sí se van a celebrar ya son los de las comunidades autonómicas multiprovinciales. En Aragón, por ejemplo, se ha postulado con el respaldo de Génova el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, lo que romperá definitivamente la norma no escrita de que el presidente orgánico es el presidente de la región o, en su defecto, el líder parlamentario. En Galicia, el secretario general, Miguel Ángel Tellado, dijo la semana pasada que “aún no hay calendario congresual planteado” y “que se irá decidiendo en los próximos meses”. Y mientras no concluyan los de estas comunidades no se abordarán los de las uniprovinciales.

El más inminente, con todo, es el de Castilla-La Mancha. El PP encumbrará, sin oposición interna, a Paco Núñez, aunque la proyección estatal de la elección será, previsiblemente, menor porque en la reelección del dirigente se reencontrarán Teodoro García Egea e Isabel Díaz Ayuso.

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