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Bloqueos, desbloqueos y filtraciones: Ayuso lleva al WhatsApp su guerra con Casado por el control del PP de Madrid

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, revisa su teléfono durante un Pleno en la Asamblea de Madrid.

Aitor Riveiro

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Isabel Díaz Ayuso tiene bloqueado en el WhatsApp de su móvil al secretario general del PP, Teodoro García Egea. No es el único cargo del partido que no puede escribir directamente por el servicio de mensajería a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Otros responsables de Génova o colaboradores del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, también han sido bloqueados, según han publicado medios como El Mundo y Abc en la última semana. La propia Ayuso ha confirmado el hecho con un wasap, enviado desde otro teléfono que gestiona su equipo en su nombre. En él justifica los bloqueos en que el primero “es para emergencias”, lo que permite inferir que el número dos de su amigo Pablo Casado no entra en esa categoría.

Luego los desbloqueó. O no. O primero sí, y luego no. O no a todos. El número de personas bloqueadas tampoco está claro. Son entre 10 y 15, siempre según los medios que han desgranado esta suerte de guerra fría. Una anécdota que la propia protagonista ha tildado de “discusiones de patio de colegio”, pese a participar en ellas de forma activa, y que da cuenta de la tremenda bronca interna que vive el PP por el control del partido en Madrid. Pese a los muchos intentos de apaciguar los ánimos y de escenificar una imagen de unidad (la última vez, el pasado viernes, el guion apenas se sostuvo un par de horas) la fecha para que los militantes puedan elegir a su próximo líder, o lideresa, sigue ampliando la brecha emocional que separa a Génova de la Puerta del Sol. Y viceversa.

Ayuso perdió el asalto inicial por la conquista de la primera planta del edificio que sirve de sede nacional y regional del PP, y del que el propio Casado intenta desembarazarse desde el pasado mes de febrero por ser el epicentro de los principales casos de corrupción del partido, incluida su remodelación pagada en dinero negro, según ha sentenciado recientemente la Audiencia Nacional. El presidente del PP no quiere que se repitan las escenas de los tiempos en los que Mariano Rajoy se sentaba en el sillón que ahora ocupa él y, unos metros más abajo, Esperanza Aguirre le hacía la vida imposible. También entonces el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón, operó como contrapeso para evitar el asalto nacional de la lideresa.

La expresidenta hizo una reaparición estelar al calificar de “chiquilicuatres” a algunos de los que ahora tiene bloqueados su sucesora y protegida. Egea, el bloqueado, respondió como nadie esperaba que hiciera: “Lo que destrozó al PP de Madrid fue la corrupción”. Aguirre bajó el pistón y Ayuso entendió que no iba a ser presidenta del partido en la región este otoño, como pretendía. Pero el resentimiento acumulado contra el dirigente murciano ha estallado ahora. Aquel sábado de principios de octubre, Ayuso comentó su esperado discurso con un grupo de periodistas y quiso dejar muy claro que el mensaje de reconciliación iba dirigido a Pablo Casado. Únicamente. Al amigo con el que había compartido “16 años de militancia”. De ahí para abajo, dijo, le “dan igual”.

Tras el acto de contrición de la Convención Nacional, con el que Ayuso logró acaparar los focos en uno de los días más preparados por la dirección de su partido, la presidenta regional vuelve a la carga. Su nueva batalla es que el congreso autonómico, que debe celebrarse en el primer semestre de 2022, lo haga en la primera parte de ese periodo. Antes de marzo si puede ser. Otra vez Aguirre ejerció de portavoz oficiosa de su sucesora. Mientras Ayuso aseguraba que acatará la decisión del partido, es decir de su dirección nacional, la expresidenta dijo que el congreso debe ser “en enero”.

Aguirre sostuvo al final de la infructuosa reunión de la Junta Directiva Regional del pasado viernes que había habido “unanimidad” en exigir esa fecha. Pero dicha “unanimidad” no fue tal. El presidente accidental del partido en Madrid, Pío García Escudero, aseguró que iba a trasladar a sus jefes de Génova el sentir de la organización, que se recogió en intervenciones a favor de celebrar el congreso lo antes posible, la primera la de Ayuso, pero también para apuntalar la tesis de la dirección nacional de que dependerá de otros cónclaves previos en comunidades multiprovinciales que sí están ya en marcha.

La prueba de que esa unanimidad no fue tal es la filtración de otro wasap, recogido por El Mundo, que fue remitido desde el equipo de la secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins, para reclamar el apoyo a las tesis de Génova.

Ayuso quiere que se convoque el congreso cuanto antes para hacerse con el control del partido a nivel regional, lo que le permitiría extender su dominio poco a poco a todos los municipios. La antelación es clave porque hay elecciones autonómicas y locales a la vista en mayo de 2023. Quedan 18 meses, que no es tanto tiempo para las burocracias internas de las organizaciones. Cuanto más se retrase este control, más difícil tendrá Ayuso definir las listas electorales para esas elecciones municipales, incluida la del Ayuntamiento de Madrid, que encabeza José Luis Martínez-Almeida.

La figura del alcalde de la capital aparecía en esta guerra casi como un convidado de piedra. La opción de Casado siempre fue la de situar como presidenta del PP de Madrid precisamente a la actual secretaria general autonómica, Ana Camins. Una opción intermedia para no elegir, ni erigir, al alcalde o a la presidenta. Algo que ya hizo José María Aznar en los años noventa del siglo pasado, aunque la norma no escrita indica que el líder autonómico del partido es quien preside la región o quien hace oposición al mismo nivel.

Pero esa norma consuetudinaria se está rompiendo en el PP de Casado. El primer caso será el del alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, quien se postulará para sustituir al frente del partido en Aragón a Luis María Beamonte. Azcón ha adquirido protagonismo en las últimas semanas como portavoz del partido en la Federación Española de Municipios y Provincias gracias a la cobertura mediática del vicesecretario de Políticas Territoriales, Antonio González Terol. En Cantabria también se puede dar un caso similar con la alcaldesa de Santander, Gema Igual, quien cuenta con el respaldo de Casado para hacerse con la Presidencia del partido a nivel autonómico.

Azcón podrá ser elegido en las próximas semanas. Gema Igual deberá esperar al primer semestre de 2022 al ser Cantabria una comunidad uniprovincial, como lo es Madrid. La desesperación de la Puerta del Sol por vencer en el pulso que mantiene con Génova les ha llevado a insinuar que podrían llevar a los tribunales a la organización nacional por no convocar el congreso del PP de Madrid en tiempo y forma. Un informe filtrado este fin de semana apunta a que los estatutos y hasta la ley de partidos obliga a convocar, como tarde, en marzo.

Un “carajal”, como lo definió la propia Ayuso el pasado viernes a la entrada de la reunión de la dirección regional. Cuando terminó la cita, salió en su coche oficial por el garaje para evitar a los periodistas.

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