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Tres años sin conclusiones: la “lenta” investigación de la muerte de un español en un hotel de Londres

El joven fallecido en Londres Marcos Servera

Laura Galaup

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El padre de Marcos Servera lleva tres años esperando justicia. El progenitor, que comparte nombre y apellido con su hijo, se desespera porque la investigación del fallecimiento de Servera en un hotel en Londres el 5 de marzo de 2018 por una intoxicación de monóxido de carbono no ha concluido, a pesar del tiempo que ha transcurrido desde el deceso del joven mallorquín de 33 años.

La policía londinense asegura a esta redacción que el “caso continúa en curso”. El padre de la víctima lleva varios años reivindicando que la burocracia inglesa llegue a una conclusión. “Busco justicia para mi hijo, que se cierre un procedimiento que lleva abierto tres años y un mes”, apunta Servera padre. Su hijo — realizador audiovisual y colaborador de elDiario.es — falleció en el hotel Mayflower de la capital británica en el que se alojaba compartiendo habitación con un amigo. Los dos habían viajado a Londres por ocio, para visitar la ciudad y asistir a la representación de un musical.

“La última llamada que tuve con Marcos se produjo el sábado 3 de marzo de 2018 a las 23.53 horas: una duración de 3 minutos y 18 segundos”, recuerda Servera. Previamente su hijo le había transmitido que había salido con prisa al aeropuerto de Barajas porque estaba trabajando en un reportaje sobre el Valle de los Caídos. También le había informado de su aterrizaje en Londres. “Ya hemos llegado. Antes de hora porque llevábamos el viento de cola. Te llamo cuando llegue al hotel”, rememora Servera. En esa comunicación, en la que escuchó por última vez la voz de su hijo, el joven le contó que estaban en un pub tomando algo con una amiga de su compañero de viaje y de ahí se irían al alojamiento.

A partir de entonces, no consiguió volver a contactar con Marcos. En la madrugada del 6 de marzo se enteró de que su hijo había fallecido. “Yo ya sabía que algo había pasado, llámalo intuición”, recuerda. Horas antes habían comenzado los intercambios de llamadas y la búsqueda. “Encontraron a su amigo porque había ingresado como paciente vivo. Marcos no estaba en los hospitales, había ingresado como muerto y estaba en la morgue”, añade. 

El compañero de Marcos también fue víctima de la intoxicación

El compañero de viaje del joven mallorquín también sufrió las consecuencias de la intoxicación, fue hospitalizado “en estado crítico”, según recogieron las agencias en el momento de los hechos. Tras una larga rehabilitación, la otra víctima de aquel incidente mantiene secuelas: un daño cerebral adquirido. El impacto del monóxido de carbono fue tan potente que la Policía londinense informó tras su intervención en el hotel Mayflower que dos de sus agentes “se sintieron mal y fueron trasladados a un hospital del centro de Londres como medida de precaución”.

En ese momento la policía ya advirtió de que los “test iniciales” habían detectado en el hotel “un volumen elevado de monóxido de carbono”. La presencia de ese gas era tan elevada en el lugar de los hechos que esta circunstancia quedó remarcada en el análisis forense que se emitió el 23 de noviembre de 2018. El informe post-mortem, al que ha accedido elDiario.es, recoge que las mediciones que se realizaron para calcular el nivel de monóxido de carbono “al parecer” eran “tan altas que superaban la escala del equipo que se estaba utilizando”.

Hay otro hecho que también se destaca en este documento. La habitación en la que se encontraron los cuerpos de los dos españoles estaba junto a “una sala de calderas”. Los “informes preliminares sugirieron” en ese momento que tres días antes de la muerte de Servera “hubo una avería en una de las calderas que aparentemente fue arreglada por el yerno del dueño del hotel”.

Exteriores reconoce que la investigación “está siendo lenta”

Desde entonces, el padre espera a que concluya la investigación que se está llevando a cabo sobre la muerte de su hijo. El Ministerio de Exteriores confirma —a través de su gabinete de prensa— que “el caso está todavía instruyéndose” y que en ese procedimiento participan tres “autoridades diferentes”: la policía, una comisión de Sanidad y Seguridad — Health and Safety Executive — y el Ayuntamiento de Kensington y Chelsea. Estas mismas fuentes diplomáticas reconocen que el procedimiento “está siendo lento”, pero lo justifican por las tres áreas que participan en él. Asimismo, añaden que la pandemia y los “estrictos” confinamientos impuestos por el Gobierno británico también han contribuido a esa ralentización. 

Exteriores y la policía londinense aseguran a elDiario.es que la familia de Servera “está siendo informada” de la evolución del caso. La diplomacia nacional añade que están “en contacto con los padres, sobre todo con el padre, asistiéndoles tanto como pueden, sobre todo, en la labor de intermediación para conseguir información ante las autoridades sobre las investigaciones”. 

“No es cierto que haya un seguimiento continuo. Después de tres años y un mes [transcurridos desde la muerte de Marcos] tendría que haber más tutela por parte de la Embajada en Londres”, replica Servera padre, que señala a su vez que Exteriores no contactó con ellos hasta “un año después” de los hechos, a raíz de una consulta que dirigió su hermana al Consulado “reclamando información”. 

“El informe forense dice cómo, cuándo y dónde [falleció Marcos]. No hablo de sentencia, ni de inmiscuirse en la justicia inglesa, pero tres años después está [la causa] sin calificar y sin presentar”, añade. Como plantea el padre de Marcos, el análisis forense firmado en noviembre de 2018 recoge los movimientos de su hijo y el amigo que le acompañó en el viaje. Según este documento, el 3 de marzo los dos jóvenes aterrizaron en el aeropuerto de Gatwick para pasar cuatro noches en Londres. De ahí, “se asume que viajaron directamente al hotel llegando aproximadamente a las 21 horas”, continúa exponiendo el informe forense.

Trabajadores entraron en la habitación

Al día siguiente, “el director del hotel y un trabajador de mantenimiento” llegaron a entrar en la habitación en la que se alojaban los dos españoles “porque habían escuchado un ruido extraño”, pero al verles “comportándose como ‘tontos” — así les describieron los empleados — y ver que había vómitos alrededor de la cama, asumieron que estaban borrachos y “abandonaron la habitación”. Para Servera esta actuación que describe la forense “fue una omisión del deber de socorro”. 

Las horas pasaron, los dos jóvenes continuaron sin salir de la habitación y, ante la falta de respuesta a la llamada de una limpiadora para entrar en el cuarto, el gerente volvió a acceder con esta trabajadora. En ese momento se encontraron “inconscientes” a los dos jóvenes “en la cama” y finalmente llamaron a una ambulancia.  

Entre la documentación facilitada por Servera, centrada en intercambios de emails entre un inspector del caso y el Consulado, en noviembre le notificaron al padre de la víctima que “el Ministerio Fiscal” ya tenía “el expediente” y se había asignado el caso a un abogado “para evaluar si hay fundamentos jurídicos para imputar cargos de homicidio por imprudencia grave”. 

En esas mismas fechas le informaron de que la Comisión de Seguridad y Sanidad estaba “en la fase de interrogar” a los últimos testigos. “Les han identificado y han hablado con la última persona que manipuló el calentador, el yerno, así como los técnicos del gas”, le exponía un diplomático. Hace escasas semanas llegó un nuevo correo en el que el inspector aseguraba que estaban afrontando “las últimas actividades” antes de tomar una decisión sobre las acusaciones a presentar en este caso. 

Servera padre continúa esperando las conclusiones de la causa. Busca justicia para su hijo, pero también para él y poder así seguir adelante con el duelo. “Llegas a un punto en el que no pides condena, a mí personalmente que condenen a alguien no me devuelve a Marcos, ni me devuelve la palabra que se ha quedado sin decir, ni el último abrazo que se ha quedado por dar”, finaliza.

El letrado que representa a la madre de Marcos y a su compañero de viaje también considera que “la investigación está siendo bastante lenta”. El abogado Isidoro Bonilla lamenta que este procedimiento continúe “en secreto de sumario” y destaca que esta situación provoca que sea “frustrante para los familiares y para la otra víctima”.

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