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Las diferencias sobre la estrategia de Equo rompen la dirección del partido

Rosa Martínez y Juan López de Uralde antes de una comparecencia en el Congreso en 2016.

Aitor Riveiro

El partido ecologista con más representación institucional de España, Equo, atraviesa una importante crisis que enfrenta a los dos grandes sectores que integran la organización. La III Asamblea Federal, celebrada a finales de 2016, dirimió estas diferencias políticas y estratégicas. El enfrentamiento, que se ha prolongado durante todo 2017 y principios de 2018, ha crecido y ha supuesto la dimisión de la coportavoz estatal y diputada Rosa Martínez, quien ha justificado su decisión en la “estrategia política y organizativa decidida por la Ejecutiva del partido”.

La asamblea de noviembre de 2016 tuvo un resultado muy ajustado. Martínez logró un puñado de votos más que López de Uralde, pero el fundador del partido obtuvo el control de la Ejecutiva Federal. Además, su propuesta política y organizativa también logró el respaldo de los militantes en unas primarias que giraron alrededor del futuro del partido después de las experiencias de las confluencias de 2015 y 2016.

Las apelaciones a los riesgos de “desaparición” de Equo fueron entonces constantes. Poco más de un año después, estas advertencias continúan.

López de Uralde defiende para eldiario.es su posición: “Queremos ser un actor relevante en el espacio del cambio”. El diputado defiende la decisión que se tomó en 2015 de confluir con Podemos para las municipales y autonómicas de mayo y para las generales de diciembre. Una estrategia que se mantuvo ante la repetición de junio de 2016, ya como Unidos Podemos.

“Tenemos un propósito concreto, fortalecernos y crecer dentro de este espacio político”, insiste Uralde, quien niega un “papel subsidiario”, falta de “visibilidad” o que Equo haya quedado como el “cupo medioambiental” del grupo confederal en el Congreso.

El diputado fundó Equo en 2011. En noviembre de ese año quedó fuera del Congreso y el partido comenzó un difícil periplo en solitario y sin referentes institucionales ni mediáticos. En las municipales y autonómicas de 2015, Equo logró representación en asambleas regionales y ayuntamientos. En Madrid, por ejemplo, Inés Sabanés comanda la política medioambiental y de movilidad de Manuela Carmena.

Uralde asegura que su partido comparte “el 97% de las iniciativas” que propone Unidos Podemos-En Comú-En Marea y cita expresamente las peticiones de cierre de las centrales nucleares, la lucha contra el cambio climático y el Plan de Transición Energética como sus principales aportaciones al capital político del grupo confederal.

Organización territorial y estatutos

Las diferencias que se plasmaron en 2016 en la campaña de las primarias se han “enquistado”, aseguran a eldiario.es fuentes de la organización que conocen bien el partido.

El conflicto se llevó a los nuevos estatutos del partido, pendientes de registro desde la III Asamblea Federal. El partido, de momento, funciona con los estatutos previos. Pero tiene que presentar los nuevos ante el Ministerio del Interior antes del mes de abril para adaptarse a la nueva legislación.

Los estatutos, según estas mismas fuentes, tienen algunos errores menores. Pero la dirección no los registra porque temen que su aprobación, en 2016, sea impugnada por el sector opuesto. Ambas partes han mantenido varias reuniones no orgánicas en las que han intentado alcanzar una solución política. Sin éxito, de momento.

Un grupo de dirigentes y militantes vinculados a Rosa Martínez ha enviado un comunicado a los medios en el que alertan de que Equo “puede desaparecer como partido político” si, efectivamente, no se registran los estatutos antes del 30 de marzo.

Desde la dirección de Equo afirman que esto no va a ocurrir. “Sería surrealista que nos dejemos los cuernos ocho años para dejarlo morir ahora”, señala Uralde.

Una portavoz de los militantes que avisan del riesgo para Equo asegura a eldiario.es desconocer los motivos por los que todavía no se han registrado los estatutos. “Pero sí obstaculizan que se pueda hacer”, apunta.

Fuentes de Equo apuntan a las diferencias sobre la capacidad de la dirección para intervenir en las federaciones regionales del partido como uno de los motivos que enconan el conflicto. Mientras Uralde defiende “una dirección fuerte”, otras opciones prefieren una organización “confederal”.

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