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La dimisión de Espinosa de los Monteros aflora la guerra interna por el poder en Vox

Buxadé, Espinosa, Abascal, Ortega Smith y Monasterio, en un acto celebrado en Vistalegre en 2019

Carmen Moraga / Laura Galaup

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Vox se resquebraja tras el 23J y sufre su segundo mazazo en tan solo unos días. Tras el varapalo que recibió en las urnas, ahora afronta la gran crisis interna que se abre en el partido debido a la dimisión del hasta ahora portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, uno de los fundadores, que este martes hacía pública en una comparecencia sin preguntas en el Congreso de los Diputados. “Anuncio que voy a renunciar a mi acta por motivos personales y familiares”, afirmó. Su deseo es volver a la empresa privada, aunque precisó que continuará “como afiliado de base” en Vox.

Más allá de la versión oficial, su dimisión deja al descubierto la lucha entre los dos sectores enfrentados en Vox: el que capitaneaba el propio Espinosa, considerado más liberal y menos crispado; y el más tradicionalista y ultracatólico, representado por el vicepresidente primero, Jorge Buxadé, que se inició en política en varias candidaturas de Falange y está vinculado al Opus Dei.

La marcha del portavoz parlamentario, no obstante, no ha sorprendido a la mayoría de sus compañeros de filas, sobre todo a los más cercanos, que eran conocedores del malestar que llevaba acumulando por algunas de las decisiones tomadas por el núcleo duro del partido en los últimos meses, en el que él hace tiempo que ya no participaba.

Espinosa, “primero relegado y luego dimitido”

Una de las decisiones del círculo de Abascal que ha tenido mucho peso en el paso atrás que ha dado Espinosa ha sido la purga en las candidaturas del partido para el 23J, de las que fueron eliminados algunos de los perfiles de esa llamada 'ala liberal' –como Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso–, primando a otros pertenecientes al sector más ultraconservador y tradicionalista afín a Buxadé, un dirigente que con el paso del tiempo se ha hecho con el control casi absoluto del partido hasta posicionarse en el núcleo de decisión junto a otros dirigentes con un peso interno creciente.

Estas mismas fuentes aseguran que el cansancio de Espinosa por los feos constantes que había estado padeciendo ha sido el detonante de su renuncia. Por ejemplo, desde el denominado ‘sector liberal’ se asumió como una intromisión en sus labores que el programa económico del 23J no fuese presentado únicamente por él. No comprendieron por qué ese acto público también fue conducido por Buxadé, y aseguran desconocer en qué consistió la aportación de un abogado del Estado a la estrategia económica del partido. Pero desde la dirección se quería dar una imagen de “unidad”, ahuyentado con la presencia de ambos dirigentes los fantasmas sobre esa pugna de dos 'almas' internas y confrontadas en Vox.

Este martes, Rubén Manso ha publicado una columna en Vozpópuli en defensa de su “amigo” Espinosa, al que se ha referido como “primero relegado, y luego dimitido”. El artículo constituye toda una declaración de intenciones. “Vox no tiene futuro”, se titula el texto escrito por el que fuese diputado en la pasada legislatura y coordinador del programa económico del partido en 2019.

Ante la evolución de Vox, Manso aboga por lanzar una crítica a la dirección actual. “Este partido del que muchos hacían una caricatura que, como toda caricatura era injusta e hiperbólica, ha decidido parecerse a ella y no al épico retrato que algunos, con Espinosa de los Monteros de maestro, iban pintando”, afirma. Además, el exdiputado vaticina que el de Abascal será “el primer partido de la derecha no convencional que fracasará en Europa”.

Ya durante la campaña desde esta facción menos radical surgieron críticas, entonces en privado, a algunas de las decisiones que estaba tomando el partido en las semanas previas a las elecciones. Desde este sector, según las fuentes consultadas por elDiario.es, se reprochó la censura a producciones culturales con contenido LGTBI que impulsó la dirección nacional, como el veto a una obra de Virginia Woolf o a una película Buzz Lightyear.

Cada vez más distanciado del núcleo de decisión

Además de Buxadé, en el círculo de mando de la calle Bambú, donde se ubica la sede central de Vox, se encuentran Ignacio Garriga, Kiko Méndez Monasterio, Enrique Cabanas e Ignacio Hoces, uno de los perfiles que ha ido ganando poder en el cuartel general de la extrema derecha, cuyo ascenso se ha producido en paralelo al acercamiento del vicepresidente primero a Abascal.

El futuro del portavoz parlamentario de Vox era una de las incógnitas que quedaba por resolver tras los malos resultados electorales del 23J. Internamente era casi un secreto a voces que Espinosa no iba a continuar como portavoz y que el todopoderoso líder ya estaba buscando recambio entre los nuevos perfiles del mermado grupo del Congreso.

Según las fuentes consultadas por elDiario.es, Ignacio Hoces es uno de los candidatos a ocupar el hueco que deja Espinosa, aunque no el único. Hoces ya fue asesor parlamentario en la pasada legislatura y en las últimas elecciones generales consiguió el acta de diputado por Badajoz, el escaño que hasta entonces ocupaba Sánchez del Real. Otra de las personas que en los últimos meses ha ido ganando relevancia interna es María Ruiz, que ya fue diputada en la anterior legislatura y ocupó el segundo puesto de la lista por Madrid el 23J, desplazando de este puesto a Ortega Smith. La diputada madrileña ha acompañado a Abascal en casi todos sus mítines de campaña convirtiéndose casi en su sombra.

El siguiente en la lista: Steegmann

De momento, la renuncia de Espinosa a su escaño va a propiciar, salvo sorpresa, la vuelta al Congreso de Juan Luis Steegmann, médico de profesión y número 6 de la lista de Vox por Madrid, donde la formación de Abascal obtuvo el 23J un total de cinco escaños. Steegmann ya fue diputado en la última legislatura, en la que destacó por su defensa de las vacunas contra la COVID durante la pandemia, lo que le costó críticas de muchos compañeros negacionistas. Pese a su desmarque de la línea oficial del partido con las vacunas, el diputado se convirtió en la pesadilla del entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, al que llamó “comunista y ”dictador“.

Pese a su evidente distanciamiento con el líder, Espinosa de los Monteros cumplió durante todas estas semanas con su agenda de campaña y fue el representante del partido en el debate de portavoces que organizó RTVE. Pero él y Abascal apenas se han dejado ver juntos. La misma noche electoral, el aún portavoz del Congreso arropó con cara circunspecta al líder en su forzada comparecencia ante los medios de comunicación. Y este martes, en su despedida, solo ha tenido palabras de agradecimiento hacia él.

Una vez terminada su comparecencia en la Cámara Baja, Abascal también despedía a su amigo con una enigmática frase: “Tengo el convencimiento de que lo mejor está por venir, y que participarás muy activamente en ello. En cualquier caso, muchas gracias por tu entrega. Nada de adioses. Hasta pronto”

El aluvión de parabienes a la figura de Espinosa no ha cesado en toda la jornada. Uno de los mensajes que más ha sorprendido ha sido el que le ha dedicado el exsecretario general de la formación, Javier Ortega Smith, que fue apartado de ese cargo en beneficio de Ignacio Garriga hace menos de un año, aunque Abascal lo mantuvo como candidato municipal en Madrid y lo incluyó en su candidatura al Congreso, aunque en un puesto inferior.

El portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid ha publicado un tuit en el que asegura que siente “mucho” su “dimisión” y “mucho más las razones que la provocan”. “Has luchado sin descanso desde la fundación de Vox con lealtad, con generosidad y con sacrificio. Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo”, ha añadido el diputado y compañero del economista durante los años de irrelevancia parlamentaria de Vox.

Otra de las que han despedido a Espinosa con buenas palabras ha sido Macarena Olona, a pesar de que fue precisamente él el encargado de señalarle la puerta de salida cuando la exdiputada por Granada se desmarcó de la formación de extrema derecha entre fuertes críticas a Abascal y a Ortega Smith. Desde el entorno del economista, aseguran que esta decisión no fue un trago de buen gusto para él ya que ambos tenían una buena relación por el tiempo en que Olona fue su compañera en la dirección del grupo parlamentario.

Precisamente la marcha de Olona tras su fracaso en Andalucía fue la que abrió la primera crisis importante en la formación. Pero la cúpula del partido no la afrontó con gran preocupación. La exsecretaria general del grupo parlamentario terminó formando otro partido, Caminando Juntos, con el que no ha logrado representación. Ahora, en cambio, el temor cunde por si el portazo dado por Espinosa desencadena más dimisiones en Vox, una fuerza cuyo declive algunos ya han empezado a comparar con el que fue padeciendo Ciudadanos después de la debacle a la que les llevó Albert Rivera tras la repetición de las generales, en noviembre de 2019.

Las miradas se posan ahora, lógicamente, en Rocío Monasterio, esposa de Espinosa de los Monteros, que sigue en la Asamblea de Madrid sin un papel relevante como portavoz de Vox toda vez que Isabel Díaz Ayuso consiguió mayoría absoluta para el PP en las pasadas elecciones autonómicas del 28M. Los intentos para que Monasterio diera el salto a las listas nacionales de Vox del 23J fueron frenados por el núcleo duro de Vox. “De nuevo, por Buxadé”, aseguran fuentes de la formación.

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