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Facciones enfrentadas de la policía política coinciden en la Audiencia Nacional por el espionaje a Bárcenas

El inspector jefe de la Policía José Ángel Fuentes Gago, investigado en el caso Villarejo

Pedro Águeda

Cinco años después de que el comisario Eugenio Pino pusiera en marcha la estructura secreta con la que la Policía atacó a la oposición política coinciden en la Audiencia Nacional tres de sus principales protagonistas. Todos ellos a las órdenes directas de Pino. Y los tres en calidad de imputados por el espionaje a Luis Bárcenas con dinero de los fondos reservados. El juez del caso Villarejo, Manuel García Castellón, interroga este jueves al antiguo responsable de Asuntos Internos Marcelino Martín-Blas y los exjefes de gabinete de la Dirección Adjunta Operativa José Ángel Fuentes-Gago y Bonifacio Díaz Sevillano.

Detrás de esos nombres y cargos se esconde la primera línea de la brigada política que actuó durante la primera legislatura de Mariano Rajoy, la misma que arrancó centrada en la Operación Catalunya, puso a Podemos en su punto de mira después y llegó a remover en la actuación del Ministerio del Interior en la época del PSOE.

Se da la circunstancia de que los comisarios que protagonizaron aquellos encargos extrajudiciales mantienen un fuerte enfrentamiento entre sí, algunos larvados durante el momento álgido de la brigada política, como el que mantiene como grandes enemigos al principal investigado, José Manuel Villarejo, y al recientemente imputado Martín-Blas.

Los tres investigados que declaran este jueves lo hacen en el marco de la Pieza 7 del caso Villarejo, la que investiga la Operación Kitchen. Fuentes próximas al caso vinculan la citación al contenido de la declaración de Eugenio Pino. Éste, a su vez, había sido implicado en el operativo por Villarejo, quien dijo cumplir órdenes del director adjunto operativo y del superior de éste, Ignacio Cosidó. El político del PP no puede ser citado como investigado por el juez de la Audiencia Nacional porque está aforado ante el Tribunal Supremo.

La investigación ha acreditado que miembros de la brigada política captaron en 2013 al chófer de la familia Bárcenas, al que estuvieron pagando 2.000 euros mensuales de los fondos reservados durante dos años, a raíz de que el extesorero del PP entrara en prisión y decidiera tirar de la manta sobre el método de financiación irregular del partido durante al menos dos décadas. Se trataba de que informara de todos los movimientos del entorno de Bárcenas y robara documentación perjudicial para la formación en el Gobierno. Al finalizar su misión, el topo fue recompensado con el ingreso en la Policía y un destino privilegiado. El juez cree que detrás de los policías había dirigentes del PP. 

Este jueves están citados dos mandos de la absoluta confianza de Pino, a los que éste recompensó tras su paso por la Dirección Adjunta Operativa con destinos diezmileuristas, Fuentes Gago y Díaz Sevillano. En el pasillo coincidirán con Martín-Blas, defenestrado por Pino debido a su enfrentamiento con Villarejo. Fuentes Gago, Pino, Martín-Blas… todos coinciden en ser policías cercanos ya al Partido Popular cuando éste estaba en la oposición.

Cuando Rajoy ganó las elecciones de diciembre de 2011 Eugenio Pino fue elegido el máximo responsable operativo de la Policía. Martín-Blas fue destinado a la Unidad de Asuntos Internos, para la que Pino tenía reservado un papel especial. Aprovechando su opacidad, necesaria para investigar delitos cometidos por policías, recibió encargos de tinte político. Como reveló eldiario.es en noviembre de 2014, agentes de Asuntos Internos fueron enviados a Catalunya para rastrear información comprometedora de políticos soberanistas y sus entornos, de forma prospectiva y sin control judicial.

Martín-Blas niega rotundamente cualquier participación en la Operación Kitchen y defiende que jamás trabajó codo con codo con el comisario Villarejo, como éste asegura al referirse a la Operación Catalunya. Martín-Blas y Villarejo se enfrentaron cuando el primero investigó a un grupo de policías vinculados presuntamente a la mafia china de la Operación Emperador, entre ellos Carlos Salamanca, y mencionó en uno de los informes a un hijo de Villarejo.

La guerra de comisarios

El enfrentamiento fue a más y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el comisario Pino intentaron frenar la guerra cesando al jefe de Asuntos Internos. Desde entonces, la inquina de Martín-Blas hacia Villarejo se extendió a los responsables de su cese, Pino y la estructura política del Ministerio del Interior.

Con excepción de los patrocinados por el letrado Baltasar Garzón, casi todos los investigados mantienen rencillas entre ellos. El despacho del abogado Garzón comenzó defendiendo a Carlos Salamanca, en el origen de la investigación, pasó a hacer lo propio cuando fue detenido el también comisario Enrique García Castaño y, con motivo de su imputación por la Operación Kitchen, recurrió a él Eugenio Pino, el artífice de la brigada política.

García Castaño, conocido en la Policía como El Gordo, culpa a Villarejo de su imputación y considera que han sido sus mentiras las que le han llevado a estar investigado. Resta Andrés Gómez Gordo, recién ascendido a comisario y el policía asesor de Cospedal, que ha recurrido para su defensa a José Antonio Choclán, abogado defensor de políticos y otros investigados en grandes casos de corrupción, al frente de uno de los despachos más cotizados de Madrid. 

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