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Feijóo intenta aguantar la presión del ala dura del PP a una semana de su investidura

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acompañado de José María Aznar y Mariano Rajoy en la clausura de la Intermunicipal del PP, en Valencia, el pasado mes de febrero.

Aitor Riveiro

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“Si el PP quería una persona al frente que planteara una España monolingüe donde las lenguas oficiales no fueran respetadas, no deberían haber buscado a Feijóo”. La frase sale del equipo más próximo al líder del PP un día después de la tormenta interna desatada por el uso del euskera en la defensa que hizo Borja Sémper del rechazo al uso de las lenguas autonómicas oficiales como idiomas de trabajo en el Congreso. Una intervención que la dirección conocía, respalda y mantiene. Hasta el punto de que Sémper repetirá este jueves como portavoz en la Cámara Baja para oponerse a la reforma del Reglamento. 

El discurso de Sémper levantó ampollas desde el principio, en propios y aliados. La diputada Cayetana Álvarez de Toledo se negó a aplaudir a su compañero mientras encontraba tiempo para hacer chistes en Twitter sobre la calidad del catalán que empleó el portavoz de ERC, Gabriel Rufían. Unos pocos diputados de Vox, que habían vuelto al hemiciclo tras la espantada inicial de todo el grupo, volvieron a marcharse, airados y entre reproches al orador.

El jueves amaneció con una miríada de titulares y columnas lanzados contra Sémper por una estrategia que, en realidad, se había definido previamente. El propio diputado se defendió en Onda Cero de los ataques de los suyos. “Me he jugado la vida por ser del PP”, dijo, en referencia a su larga etapa política en Euskadi cuando ETA mataba. De hecho, fue señalado muchas veces por los terroristas. En 2019 ya se lo recordó a la propia Álvarez de Toledo: “Mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida”.

Fuentes de la dirección aseguran que la decisión de que el diputado vasco defendiera la posición del PP se tomó el lunes en la reunión de la ejecutiva del partido. El contenido exacto no se revisó, pero sí estaba claro que Sémper usaría el euskera, un idioma que domina. De hecho, fue uno de los motivos por los que se decidió que actuara el vicesecretario de Cultura, en cuya casa de Madrid se habla el vasco de forma habitual. 

“No revisamos los textos de los compañeros, sabíamos que lo iba a usar”, apuntan desde Génova. El objetivo: “Acreditar que el Reglamento del Congreso ya lo permitía”.

Desde el equipo de Feijóo rebajan las críticas. Creen que lo ocurrido es una “hipérbole”. E insisten en el respaldo. “A nosotros no nos genera dudas”, apuntan, e ironizan: “Si el gran debate es que dijo tres frases en vez de una…”.

El problema no son tanto las críticas, habituales desde que Feijóo llegó a Madrid, como la virulencia de estas. “La diferencia de criterio la respetamos”, apuntan desde Génova, e ironizan con el anonimato de dichas críticas: “Si las hicieran con nombre y apellidos, no les expulsaríamos”.

Pero la dirección del PP defiende el fondo del discurso: el plurilingüismo. “No es un patinazo que un español utilice una lengua española”, apuntan desde el equipo de Feijóo. “Ya quisieran los independentistas que les dejáramos en exclusiva los idiomas”, añaden. Y señalan que el líder “paró” durante trece años con mayorías absolutas al nacionalismo gallego porque no les dejaron “en exclusiva los símbolos”.

“Habrá gente que tenga una concepción centralista. Pensamos que así hacíamos más daño a los independentistas. Estamos muy cómodos siendo lo que está entre Vox y los independentistas”, concluyen.

Ambiente caldeado en vísperas de la investidura

Las críticas contra Sémper y su discurso, que en realidad son críticas a Feijóo, han arreciado en la semana previa al intento de investidura del líder del PP, un largo mes después de ser mandatado por el jefe del Estado.

En estas semanas, Feijóo no ha podido armar una mayoría que le haga presidente del Gobierno. Estaba claro desde el primer momento, pero el líder del PP lo ha intentado con quien ha podido: el PNV. Los nacionalistas vascos le han dicho que ‘no’ a través de los medios, por teléfono y en persona.

Mientras Feijóo ha intentado rellenar de contenido este tiempo, en su partido ha cundido la impaciencia. Una muestra fue lo que ocurrió la semana pasada. El martes, José María Aznar reclamó una movilización ciudadana contra la amnistía que negocia Pedro Sánchez con el independentismo catalán, y que solo podría llegar tras el fracaso de Feijóo.

Esa movilización se convocó inmediatamente: manifestaciones en Barcelona el 8 de octubre. Isabel Díaz Ayuso anunció que asistirá. También Álvarez de Toledo. Y Vox. La dirección del PP ha garantizado que estará, pero no ha dicho quién.

Solo unos días antes, el 10 de septiembre, preguntado en La Razón por si era partidario de canalizar “el clamor social contra la negociación” con Junts, Feijóo respondió: “Prefiero el diálogo y las discusiones en los parlamentos antes que en la calle, pero es evidente que, si seguimos atropellando así la dignidad de los ciudadanos y de España, me imagino que los ciudadanos hablarán. Entre otras cosas porque están en todo su derecho democrático de poder expresarse en la calle, cumpliendo las reglas de orden público”.

Pese a ello, tal y como avanzó a sus barones un día antes del discurso de Aznar, el líder del PP iba a organizar sendos actos previos a la investidura: uno en Santiago y otro en Madrid. Este segundo, encargado el mismo lunes al equipo del secretario general en Madrid, Alfonso Serrano.

El PP lo comunicó, a remolque, el miércoles. Muchos interpretaron que Feijóo reaccionaba al empuje de Aznar y Ayuso.

En una entrevista publicada este fin de semana en La Voz de Galicia, el líder del PP ya se comprometió a acudir a la manifestación de Barcelona, como exigían Cayetana Álvarez de Toledo y el ala dura del partido: “Si puedo y no hay ninguna agenda que lo impida, tengo previsto estar allí porque comparto los ideales y forman parte de lo que he defendido y defenderé en la investidura”.

Antes, el líder popular compartirá escenario este domingo en Madrid junto al expresidente del Gobierno, José María Aznar. Y también con Mariano Rajoy. Es, en principio, el cartel para el acto del día 24. En primera fila de asistentes, sin intervenir, estará Ayuso junto al resto de barones autonómicos. 

“Suben los que han sido presidentes del Gobierno y el candidato a serlo”, zanjan en Génova sobre la ausencia de la baronesa madrileña en ese escenario.

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