Feijóo se rinde a la tutela de Aznar y Ayuso ante el fiasco de la investidura
El triángulo que forman la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, su director de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y el expresidente José María Aznar ha entrado en funcionamiento. En una semana, y con apenas un par de declaraciones, la primera y el último han socavado el liderazgo interno de Alberto Núñez Feijóo en el PP. El nexo de unión es Rodríguez, quien ya fuera el gurú comunicativo de Aznar en su asalto a la Moncloa a finales del siglo pasado, y quien hoy dirige la estrategia de Ayuso. Ambos, presidenta y expresidente, han tomado las riendas discursivas de un PP enmarañado en la fallida investidura de Feijóo y han escorado el mensaje hacia la derecha.
Aznar y su antiguo colaborador comieron juntos el pasado miércoles, según desveló La Sexta. Una cita entre dos viejos amigos que pudiera resultar normal salvo por el momento en el que se produjo, la intencionalidad de ambos en que se supiera y lo que había ocurrido en los dos días previos.
El refundador de la derecha española ya intentó manejar a su sucesor, Mariano Rajoy, con un éxito pendular. Durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero el PP convirtió la calle en su centro de operaciones contra el Gobierno del PSOE: manifestaciones, recogidas de firmas, concentraciones… Nada se libró: desde el matrimonio igualitario a la reforma del aborto, pasando por las primeras leyes que reconocían derechos a las personas trans. Se puso en duda hasta la autoría del 11M a lomos de titulares de medios de derechas que, sin tener la capacidad de influencia que tenían en 2004, vuelven ahora a intentar marcar agenda.
Rajoy rompió con Aznar, que se volcó en FAES (y en sus negocios). Surgió Vox. Tras el desastroso mandato de un Pablo Casado que contaba con el beneplácito del siempre omnipresente refundador, el expresidente se puso a remar para llevar a Feijóo a la Moncloa. Parecía hecho. Creían tenerlo hecho. Decían que estaba hecho. Pero la realidad social se impuso en unas elecciones en las que el PP ganó por primera vez desde 2016, pero sin margen alguno para lograr el respaldo mayoritario del Congreso.
Aznar arropó a Feijóo en la campaña del 23J. Le acompañó entre Murcia y Alicante, donde la extrema derecha obtiene sus mejores resultados. Desde entonces, se mantuvo en silencio. Hasta el pasado martes.
La semana comenzó para el PP con una reunión de la Junta Directiva Nacional, donde se sientan los barones territoriales. Ante quienes le auparon a la dirección del partido hace 15 meses para cumplir unos objetivos que no ha colmado, Feijóo volvió a defender su decisión de presentarse a una investidura abocada al fiasco.
“No tengo muchas esperanzas, pero es mi obligación intentarlo”, dijo. “Prefiero mirar a los ojos de la gente desde la oposición, que bajar la cabeza solo para entrar en la Moncloa”, añadió. Tras fracasar en buscar el apoyo del PNV, que ha negado su respaldo a Feijóo mientras mantenga sus alianzas con Vox, y naufragar en el intento de abrir una línea de negociaciones con los hasta ahora intocables de Junts, al PP solo le queda la opción de romper el PSOE.
El discurso de Aznar
Un día después, Aznar rompía el tablero con un discurso frentista que le situaba en la senda del que Ayuso había ofrecido en el inicio del curso político madrileño. Mensajes plagados de referencias bélicas, figuradas y concretas. De “frentes” que quieren “destruir España”. De un “combate” como “en el siglo XX”. De quienes “quieren confirmar nuestra peor historia”.
Con otras formas, Feijóo no se quedó atrás y señaló al Gobierno en funciones por “asaltar las instituciones”, ahora también el Tribunal Constitucional. La intervención, en la inauguración de unas jornadas organizadas por FAES, provocó un terremoto en la derecha española que Feijóo no logra desde hace muchos meses. Ese mismo día, por la mañana, el líder del PP había tenido que responder en Telecinco a una pregunta sobre si alguien le estaba “moviendo la silla”. La respuesta fue tajante: “Yo respondo solo ante las urnas”.
Tras las palabras de Aznar se anunció una movilización en Barcelona para el 8 de octubre convocada por Sociedad Civil Catalana, a la que se apuntaron de forma exprés Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo o el líder del PP catalán, Alejandro Fernández. Vox también anunció su presencia. “¡Allí estaremos!”, apuntó el partido de Abascal en su cuenta de Twitter, que anima “a participar a todos nuestros afiliados, simpatizantes y votantes”.
En su discurso, Aznar llamó a la movilización social. A recuperar el “¡Basta ya!” contra ETA y lanzarlo contra los independentistas, que se convirtió en el grito de guerra de las manifestaciones contra el terrorismo tras cada atentado. Apeló, como el líder de su partido, a los socialista desencantados. Y con más éxito que Feijóo, como se pudo comprobar unos días después.
La irrupción del triángulo Aznar-Ayuso-MAR dinamitó la estrategia de Feijóo, quien tenía preparados sus propios actos políticos para posicionarse contra la amnistía e intentar capitalizar el descontento contra la negociación del PSOE y Sumar con Junts y ERC en vísperas de su investidura. Intentar no llegar al Pleno del Congreso sin más que los 172 votos que ya tiene desde agosto.
Pero esa bandera se la quitaron los suyos. El miércoles por la mañana, su secretaria general, Cuca Gamarra, anunciaba de forma lacónica un “gran acto abierto” el fin de semana del 23 y 24 de septiembre, apenas unos días antes de la investidura de Feijóo. Sin más detalles. La cita se había comunicado a los barones en una comida tras la Junta Directiva del lunes. El PP de Madrid recibió el encargo de organizarlo. Pero no era el único evento previsto: este mismo domingo, Feijóo tiene un acto igual en Santiago.
De ese no habló Gamarra, quien solo se refirió al de Madrid, que finalmente será el 24 y, pese a lo que dijo Feijóo inicialmente, en la Avenida de Felipe II, que es en realidad una plaza más pequeña que la Plaza de España elegida en un primer momento.
Allí estarán Aznar y Rajoy, quienes ya firmaron una suerte de paces en público durante un acto del PP en Valencia, también en apoyo de Feijóo, el pasado mes de febrero. A quien no se espera es a Casado, borrado del partido.
Aznar, con Redondo y Leguina
El día que Gamarra anuncia el acto del 24 se produce la comida entre Miguel Ángel Rodríguez y Aznar. Rodríguez sabe ya perfectamente que el PP de Madrid prepara ese mitin, que es lo que finalmente será el evento. Pese a ello, al día siguiente le preguntan a Aznar por su asistencia en una entrevista en la Cope. “No sé qué es lo que se ha convocado”, dice displicente, y se ofrece a ir si se lo piden, como finalmente ha ocurrido.
Ese mismo jueves, el periodista Raúl del Pozo publica en El Mundo una columna ilustrada con unas caricaturas de Aznar y de Felipe González quien, junto a Alfonso Guerra, ha abierto una disputa interna en el PSOE contra la amnistía. Todavía resuenan las palabras de Ayuso quien, delante de Feijóo, dijo que sus intentos de acercarse al PSOE de Pedro Sánchez eran “bisoños”.
Del Pozo cita a Miguel Ángel Rodríguez: “Este Gobierno llama a Aznar golpista porque él ha pedido a la gente de bien que se levante contra Sánchez, contra los privilegios de los independentistas y contra los que atacan a España. Pues, vamos ¡a la rebelión!”. El veterano ‘plumilla’ apunta que MAR [como se conoce al director de Gabinete de Ayuso] “ahora hace el mismo papel con la presidenta de la Comunidad de Madrid que hizo con Aznar”. Y lo que “hizo con Aznar” no fue otra cosa que diseñar la estrategia de comunicación que le acompañó a la Moncloa.
El jueves Aznar todavía tuvo tiempo para ser protagonista otra vez. elDiario.es informó en primicia que el PSOE había decidido expulsar a Nicolás Redondo Terreros, quien fuera secretario general del partido en Euskadi, hijo del histórico sindicalista de la UGT Nicolás Redondo, quien organizó la primera huelga general contra el Gobierno de Felipe González.
¿Y dónde se enteró de su expulsión? Durante una comida, también desvelada por elDiario.es. Redondo Terreros compartía mesa con otro expulsado del PSOE, el expresidente de Madrid Joaquín Leguina. Y con José María Aznar. Según El Mundo, Aznar les pidió asistir al acto del 24 de septiembre pero, siempre según este medio, la invitación fue declinada. Al 8 de octubre es posible que sí acudan.
La semana concluyó con una escenificación de buena sintonía entre Aznar y Feijóo. El líder del PP clausuró el Campus FAES. El presidente de la fundación asistió al acto en primera fila. Tuvo buenas palabras para el gallego, en quien confía, según insisten quienes conocen de cerca la vida interna del partido.
“Vamos a escuchar a la esperanza de España”, anunció Aznar a Feijóo. En su discurso, el líder del PP insistió en los “pactos” que ofreció a Sánchez en una reunión celebrada el pasado mes de agosto. Y todavía quedan 10 días para su investidura.
62