El innegable apoyo ciudadano a Rohaní deja a radicales iraníes a la defensiva

El resultado de las elecciones legislativas en Irán, que ha subrayado el innegable apoyo popular al Gobierno del presidente moderado Hasán Rohaní, ha supuesto también un duro trago para los sectores más radicales del país, que se han puesto a la defensiva para rescatar algo de su poder.

Por primera vez en más de una década, la Asamblea Consultiva Islámica (el Parlamento iraní), tendrá una mayoría de diputados reformistas o moderados pese a las dificultades que sus candidatos tuvieron para presentarse a las elecciones, lo que es un claro mensaje de apoyo al mandatario y a sus políticas de apertura social, reforma económica y acercamiento a la comunidad internacional.

Ahora, de todos los centros de poder de la República Islámica (religioso, militar, político), los reformistas y moderados dominarán con fuerza los únicos que son elegidos democráticamente por el pueblo.

Tras el anuncio de los resultados de la votación del pasado viernes, los medios y analistas conservadores luchan para presentar de la forma más positiva posible unos datos devastadores para su entorno, algunos directamente ignorando incluso la votación.

El diario conservador Keyhan, portavoz oficioso de los más radicales, dedicó tan solo una línea en la portada a las elecciones y se dedicó a sumar y restar diputados de forma grosera a cada sector político para presentar a los “principalistas” como triunfadores.

Pese a estos esfuerzos, y a falta de que se pronuncie el conservador Consejo de Guardianes, el organismo encargado de validar cualquier resultado electoral, la nueva cámara tendrá el bloque de los reformistas y moderados aliados del gobierno a su grupo más numeroso, que pasó de 26 a 121 diputados.

Los conservadores “principalistas”, en cambio, han pasado de tener 167 y un dominio absoluto de la cámara a tener 83 en una cámara de 290 diputados.

Los independientes, que agrupan a diputados de muy variadas tendencias, serán 81, sin contar con los cinco representantes de las minorías religiosas.

Otros datos que hablan del desastroso resultado de los más radicales es que de los 80 diputados “principalistas” que votaron en contra del acuerdo nuclear, tan solo 12 lograron mantener su escaño.

Además, 18 mujeres, todas reformistas, entraron en la cámara, el mayor número desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, mientras que tan solo 16 clérigos chiíes, frente a los 27 del Parlamento saliente, serán diputados en esta legislatura.

Este creciente poder político de los reformistas, evidente también por la forma en la que lograron llevarse en la primera vuelta electoral el pasado 26 de febrero todos los escaños de Teherán, la más grande, la más abierta a la competencia, y la más prestigiosa circunscripción del país, está también siendo contrarrestado desde los otros centros de poder del país.

Así se explica el anuncio realizado por las autoridades policiales de lanzar 7.000 agentes de incógnito a las calles de Teherán para controlar la legislación sobre moral, particularmente el uso del velo obligatorio para las mujeres.

Ese movimiento ha generado mucha polémica y ha sido duramente criticado por el Gobierno de Rohaní, al tiempo que despertó el miedo entre la población de la ciudad, particularmente en la zona norte, de tendencias mucho más liberales que el resto del país y en donde el apoyo al mandatario es monolítico.

En las últimas semanas ha sido evidente el retraimiento de la población, que ha dejado de lado prácticas inocentes pero técnicamente prohibidas como colgar fotos de mujeres sin velo en las redes sociales o pasear en auto junto a personas de sexo opuesto sin ser parientes.

Este temor a un incremento en la represión social está teniendo sin embargo una reacción también sin precedentes, tanto desde el Gobierno como de los legisladores y ciudadanos que están haciendo públicas sus quejas.