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ENTREVISTA
Presidenta del S&D en la Eurocámara

Iratxe García (PSOE): “La extrema derecha está actuando de forma homogénea en Europa”

Iratxe García, presidenta del Grupo de Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Iratxe García (Barakaldo, 1974) acaba de ser reelegida presidenta del grupo de los Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo, la segunda familia política de la Eurocámara. Si su elección fue fruto de negociaciones, en particular con los socialdemócratas alemanes del SPD, que hasta la fecha habían sido el partido hegemónico en el grupo europeo, la reelección de García este miércoles se ha producido de forma automática al no haberse presentado ningún candidato alternativo. “Se daba por descontado porque ya hacía una semana que había acabado el plazo de presentación de candidaturas”, explica García: “Siempre hasta última hora puede haber alguna sorpresa, pero había habido ya conversaciones anteriores con las delegaciones nacionales y el ambiente interno del grupo en estos momentos es muchísimo más unido y más tranquilo de lo que fue en el inicio de la legislatura”.

El panorama político ha cambiado en estos dos años y medio. De repente los conservadores europeos han perdido Alemania en favor del SPD. ¿Estamos en otro momento?

Estamos en otro momento. Ayer [por el miércoles] recordábamos en el grupo cómo nos habíamos enfrentado a este mismo debate del intermedio de la legislatura pasada [otoño de 2016], y era totalmente diferente. Estaba instalado el debate de la crisis de la socialdemocracia, había encuestas que decían que incluso podíamos llegar a ser tercera o cuarta fuerza del Parlamento Europeo. Pero el resultado de las elecciones europeas en 2019 nos volvió a poner en segundo lugar, fue un dato ya importante. Pero es que, además, en estos dos últimos años yo creo que hemos recuperado protagonismo en la política europea, también con resultados electorales como el de Alemania, que ratifica ese cambio de tendencia.

Es un cambio de tendencia que tiene que ver con el ascenso de la socialdemocracia o también con una cierta crisis de identidad de la derecha entre ser populista, democristiano o neoliberal.

Posiblemente son varios factores. Por un lado, la respuesta a la crisis de la COVID ha demostrado que los planteamientos de la socialdemocracia y de los progresistas europeos se han impuesto frente a los de la derecha, cuando en 2008 abogó por la austeridad. Y creo que la ciudadanía entendió perfectamente ese mensaje.

También creo que la pandemia ha puesto en evidencia la importancia de la dimensión social, de lo público y del Estado de bienestar. Y esos han sido siempre elementos defendidos por los progresistas europeos, por los socialdemócratas. Una parte tiene que ver con ese cambio de prioridades de la ciudadanía. Otra parte tiene que ver con que hemos sido capaces de protagonizar las propuestas que finalmente han salido adelante para responder a la crisis. Y, por otro lado, también es cierto que la derecha está en un momento de crisis ideológica, con una aparición de movimientos populistas y de extrema derecha y lo que era la familia democristiana tradicional está en un proceso de división y de recolocación. 

Tengamos en cuenta que en estos momentos políticos dentro del Consejo, la derecha de los democristianos no está en ninguno de los grandes países en estos momentos. Cuando se produzca el cambio en Alemania, no estará en Alemania, no está en Francia, no están en Italia, en España y en Portugal, no están en ninguno de los países nórdicos.

Ahora que se ha empezado a abrir el debate del Pacto de Estabilidad y todas estas lecciones que decía que se habían aprendido de la pandemia en cuanto a la importancia de lo público, ¿en qué puede terminar este debate?

Estoy segura de que va a terminar en un cambio. No me atrevo a decir ahora que se vayan a suspender las reglas fiscales de la noche a la mañana, pero hay una evidencia, y es que hemos sido conscientes de que en situaciones extraordinarias como la que hemos vivido de la COVID, esa fórmula no era la adecuada y por eso se han suspendido las reglas fiscales para abordar esta gran crisis.

Eso nos tiene que hacer ver la necesidad de incorporar instrumentos de flexibilidad. Y, luego, por otro lado, estamos centrando mucho la política europea, las prioridades europeas, y el plan de recuperación está en esa dirección, en la necesidad de hacer una transición en Europa de modelo económico, de modelo ecológico y de modelo social, con la transición ecológica y con la transición digital. Y lo que debemos entender es si estamos pidiendo a los países, a los gobiernos, que pongan en marcha esta transición y que inviertan más en estas políticas, en las políticas medioambientales y en las políticas de digitalización, lo que no podemos es castigar luego estas inversiones con los cómputos en los déficits públicos. Por lo tanto, yo creo que el debate está abierto. No voy a decir que ahora mismo haya cambiado toda la realidad y que quienes antes defendían las reglas fiscales lo hayan dejado de hacer, porque sabemos que no es así, pero estoy segura de que los debates en un futuro se van a abordar de una forma distinta a como se ha hecho hasta ahora.

De eso depende bastante como que se termine de configurar el Gobierno alemán. ¿Preocupa que la cartera de Finanzas quede en los liberales? ¿Al final, el cambio de Scholz en Finanzas a un liberal puede ser casi peor que el cambio de Merkel por Scholz?

Estamos esperando a conocer el final de la negociación y el contenido político, porque esa será la base sobre la que actúe el Gobierno de Alemania, y como parece indicar puede tener un ministro de Finanzas liberal. Pero va a tener un canciller socialdemócrata. Lo más importante es conocer el final del acuerdo político de las tres fuerzas. Conocemos la posición de los liberales, pero también la de los verdes y socialdemócratas, que en ese sentido es mucho más abierta a estos cambios y, por lo tanto, estoy convencida de que puede haber un espacio para introducir cambios a las actuales reglas fiscales.

El certificado COVID vale para 12 meses. Dentro de no tanto, ya se habrán cumplido 12 meses para personas con segunda dosis. Por tanto, se ha abierto el debate de si apostar por una tercera dosis o apostar por que el certificado extienda su validez o por que la segunda dosis pueda tener vigencia por más de 12 meses. ¿Qué puede pasar?

Hay que ver cómo evoluciona la pandemia en las próximas semanas, porque Europa está ahora mismo inmersa en una cuarta ola muy diferente en función de los países, porque no tiene nada que ver la situación sanitaria en España con la de Bélgica o Alemania.

Pero es cierto que todo indica que el número de casos, ahora que llega el invierno, puede incrementarse. Y el debate está abierto sobre la tercera dosis en todos los Estados miembro. Algunos ya la han iniciado, otros están estableciendo grupos determinados como las personas mayores, personal sanitario... Hay que esperar a ver cómo evoluciona y ver si el aumento de casos va a suponer nuevamente el poder aplicar restricciones de movimiento. En ese caso tendremos que abordar la decisión con respecto al certificado COVID, evidentemente.

A raíz de todo este reequilibrio de fuerzas que está habiendo en diferentes elecciones, en unas semanas vamos a tener el debate sobre la segunda parte de legislatura y el presidente del Parlamento Europeo. Esa es otra incógnita. Había un pacto por el cual se entendía que Weber sería el siguiente después de Sassoli, pero Weber no va a ser. ¿Qué puede pasar?

Está todo abierto y es verdad que ahora, una vez que somos reelegidos los presidentes de los grupos y que contamos con la autoridad de negociar, comienza esa segunda etapa de negociar, de medir de fuerzas ante posibles alianzas y abordar la segunda parte de la legislatura. En ese sentido, el grupo de Socialistas y Demócratas todavía no tiene una posición firme. Hemos abierto la reflexión y vamos a comenzar esta próxima semana en Estrasburgo a hablar de posibles estrategias.

Evidentemente, para nosotros es importante que se tenga en cuenta el equilibrio político y por eso consideramos que es necesario que nuestro grupo político tenga una buena posición de negociación de cara a los cargos del Parlamento Europeo. Pero, en cualquier caso, todavía es pronto para decir en qué línea puede ir. En estos momentos el Grupo Socialista está abierto a hablar con el resto, a estudiar las posibles alianzas y vamos a ir viendo como se desarrollan estas negociaciones en el próximo mes, sobre todo

Durante unas semanas en septiembre sonó mucho el nombre de González Pons. ¿Puede serlo?

Parece ser que la próxima semana el PPE va a decidir su candidato. Es un proceso interno que tiene que llevar a cabo el Partido Popular Europeo. Tengo la sensación de que se ha desinflado de alguna manera ese nombre, y hay otros que suenan con más fuerza. En cualquier caso, durante todo este tiempo siempre he dicho que no voy a entrar en los debates de nombres, y menos en los de grupos políticos que no son del mío. El PPE tendrá que decidir su posición. Y con respecto a la decisión que tome, el grupo de socialistas y demócratas hará lo propio.

¿El S&D se plantea presentar un candidato?

Ahora mismo todas las posibilidades están abiertas. No lo podemos asegurar, pero tampoco lo descartamos.

Esta semana ha estado el expresidente brasileño, Lula da Silva, con los socialistas en el Parlamento Europeo. También se ha visto el viernes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez [y ha participado en un acto este sábado con Ione Belarra y Pablo Iglesias].

El sábado estuvo en Alemania también con Scholz y con los sindicatos alemanes, y ha estado en Francia anteayer [por el martes]. Es una gira en Europa, evidentemente con países donde hay gobiernos progresistas. Es verdad que en Francia ha estado reunido con distintas fuerzas políticas [con el presidente, Emmanuel Macron, de la familia liberal europea], pero creo que es importante ver en estos momentos cuáles son los retos que tiene Brasil y que tiene América Latina.

Y, en ese sentido, nosotros hemos trasladado como grupo político una posición muy clara, de cooperación y de colaboración para hacer posible que la extrema derecha y que los populistas, en este caso en Brasil personificado en Bolsonaro, sean una etapa pasada en las elecciones que se celebrarán el próximo año.

Durante la etapa de gobierno de Bolsonaro, ha habido un recorte en todo lo que tiene que ver el bienestar social en los derechos de las personas, un ataque a las mujeres, al colectivo LGTBI y además con una posición con respecto al COVID y a las vacunas totalmente trumpista. Y, por tanto, no tengo ninguna duda de que es necesario un cambio de ciclo en Brasil y que además ese cambio de ciclo también puede suponer un cambio de ciclo en América Latina. Hemos estado hablando de estas cosas, de aquello que nos une. Evidentemente también tenemos diferencias, pero en estos momentos es mucho más lo que nos une a las fuerzas progresistas europeas con fuerzas progresistas de América Latina, como en este caso es el Partido de los Trabajadores y Lula que, evidentemente, es una figura muy importante en todo el ámbito de América Latina.

¿El color político de Brasil al final influye mucho en el resto de América Latina?

Por su extensión geográfica, también en términos económicos, evidentemente, pero además porque el gobierno de Bolsonaro es hoy uno de los claros ejemplos en el mundo de lo que está haciendo la extrema derecha cuando llega al gobierno: cómo han aumentado los índices de desigualdad y de pobreza, los ataques tan directos a los derechos de las mujeres o el proceso acelerado de deforestación de la Amazonía, por ejemplo.

Es una gran evidencia del peligro que tiene la extrema derecha cuando está en los gobiernos. Y quien puede hacer frente a Bolsonaro en Brasil, electoralmente hablando, las encuestas lo dicen muy claramente, es el Partido de los Trabajadores y Lula como figura que en estos momentos aparece nuevamente en la esfera de lo político.

Oficialmente todavía no ha dicho que se presenta.

No, no lo ha dicho. De hecho, nos insistió en Bruselas en que es un proceso que el partido tiene que abrir y que lo hará en la próxima primavera. Y que en ese momento es verdad que en política las cosas ahora cambian muy deprisa, y lo que ellos plantean es que en ese momento el Partido de los Trabajadores tomará la mejor decisión para colocarse en una posición ganadora. Si es con Lula, será con Lula. Y si no es así, pues ellos determinarán.

Hablando de liderazgo de extrema derecha en América Latina, ¿Lula no comentó nada acerca de esa petición de "voto táctico" que hizo el grupo socialdemócrata en las fases previas del premio Sajarov para la candidata de ECR (VOX), la boliviana Jeanine Áñez, para asegurar que prosperaría la candidatura defendida por el S&D?

No, no, para nada. Además, quiero recordar que las candidatas del Grupo Socialista evidentemente no eran esta señora. Las candidatas del Grupo Socialista eran las mujeres afganas.

Al final se lo llevó Navalni, el candidato del Partido Popular Europeo.

Nosotros hemos conseguido, por lo menos, el compromiso de los grupos políticos con el presidente del Parlamento Europeo, de desarrollar una serie de actividades en torno a una semana sobre las mujeres afganas. También para que sea una semana de concienciación, de volver a hablar, de debatir, de poder poner ese tema encima de la mesa, porque en definitiva, el premio Sajarov es una forma de visualizar a quienes están luchando por sus derechos y en muchas ocasiones corriendo peligro sus propias vidas. Y eso es lo que está ocurriendo hoy con las mujeres en Afganistán. Por lo tanto, vamos a empeñar nuestro trabajo en que no sea una causa olvidada, sino que siga en la agenda del Parlamento Europeo.

Hablando de causas olvidadas, no hace tanto de lo de Afganistán, tuvimos la crisis de la homofobia de Hungría y luego pasamos a la de Polonia con la justicia. Y ahora ya estamos con Bielorrusia y ya parece que se nos olvida que en Polonia había un gobierno al que se le han bloqueado fondos europeos. Hace poco también se publicó una carta de cinco grupos del Parlamento, incluido el SD, sobre sobre este asunto

Si te das cuenta, muchos de ellos tienen un denominador común, y es el deterioro del Estado de Derecho en el mundo y en Europa. Eso nos debe hacer reflexionar y ser mucho más exigentes en nuestra acción política. En este sentido, y con respecto a la crisis de los inmigrantes bielorrusos en la frontera de Polonia, el grupo de Socialistas y Demócratas, lo lleva diciendo desde el inicio, es que evidentemente hay un culpable, hay un causante de esta crisis, que es el gobierno del dictador Lukashenko, que utiliza a los inmigrantes como moneda de cambio para conseguir otro tipo de objetivos frente a Europa.

Pero que sea el culpable Lukashenko no nos exime, en este caso a Polonia como parte de la Unión Europea, del cumplimiento de nuestras obligaciones, que es el respeto al derecho internacional y a la asistencia de estas personas.

Hemos visto la noticia de que ha fallecido un bebé de 12 meses, de un año, cuya familia llevaba ya cuatro semanas en el bosque. Es totalmente inaceptable. Y el Gobierno de Polonia tiene que hacer lo que nosotros hemos exigido en el Parlamento Europeo y que yo le he dicho en varias ocasiones a la Presidenta Von der Leyen, y es que Polonia tiene que permitir el acceso de las organizaciones humanitarias para que puedan atender a esta población, con independencia luego de otras decisiones que se tienen que tomar también relativas a Bielorrusia. Pero eso no nos exime de nuestras responsabilidades, y se tiene que permitir entrar a las organizaciones humanitarias, a los medios de comunicación, que puedan exponer qué es lo que está ocurriendo allí.

Hay un riesgo en Europa por estas derivas que estamos viendo en en Hungría, Polonia, Eslovenia.

Estamos viendo cómo los derechos adquiridos no son derechos garantizados de por vida, sino que hay que trabajar casi a diario por ellos. Y la extrema derecha en Europa tiene claros sus objetivos y está actuando de una forma muy homogénea en todos estos países, atacando a las mujeres y a colectivos como los migrantes o el colectivo LGTBI. Y eso nos debe de dar un toque de atención, porque Europa se construyó con unos valores completamente distintos, los valores de la justicia, de la igualdad, de la solidaridad. Y esos valores tienen hoy más sentido que nunca. Si no somos capaces de garantizar el respeto de estos derechos en toda la Unión Europea, algo está fallando. Y por eso creo que tenemos que ser mucho más exigentes, todos. Tiene que ser más exigente el Consejo, tiene que ser más exigente la Comisión Europea. Y eso es lo que hemos trasladado ya en los últimos debates del Parlamento Europeo.

El Gobierno de Polonia, después de lo que ha hecho con estas leyes que atacan a derechos fundamentales y una reestructuración de la justicia que deja totalmente en entredicho la independencia judicial, no puede estar recibiendo fondos comunitarios sin que haya una advertencia de que no pueden continuar de esta manera. Y por eso la carta de esta semana a la presidenta Von der Leyen pidiendo que se continúe bloqueando el fondo de recuperación.

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