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El jefe de la brigada política del PP acusa de “oportunismo” a la comisión de Kitchen y se niega a responder “ni a un saludo”

El exdirector adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino, en la Comisión de la Kitchen en el Congreso

Pedro Águeda

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El comisario Eugenio Pino, quien fuera número dos de la Policía entre 2012 y 2016, se ha negado a contestar esta tarde a los grupos parlamentarios de la comisión que investiga el espionaje a Luis Bárcenas con fondos reservados sobre el objetivo de su comparecencia. Solo la insistencia de los portavoces han permitido atisbar el perfil del policía cuando ha insistido en la corrección de su método para conceder medallas en la Policía, que hasta al juez del caso Villarejo llegó a escandalizar, o a insistir en que es un patriota y que estaría dispuesto a hacer “todo por España”. “La Operación Kitchen no existió (...) La Operación Catalunya tampoco”, ha afirmado.

Pino es el artífice de la brigada política que organizó la Operación Kitchen y está imputado por ello en la Audiencia Nacional, dentro del caso Villarejo. Su brigada política organizó otros ataques a la oposición como el informe PISA contra Podemos o las investigaciones extrajudiciales a políticos soberanistas de la Operación Catalunya.

Cuando la presidenta de la comisión, al inicio de la misma, ha intentado dar la palabra al portavoz socialista, Pino se ha adelantado y ha leído un breve comunicado: “Esta comisión, la actitud investigadora de la comisión, no es jurisdiccional y es de naturaleza política y solo emite juicios de oportunidad política. No estoy obligado a declarar. Los argumentos que aquí se exponen carecen de validez jurídica y solo la condición de certeza la garantiza el proceso judicial en base a una tutela judicial efectiva. He declarado bajo secreto de sumario como testigo e investigado”.

Sicilia ha insistido y Pino ha contestado: “No voy a contestar a ninguna pregunta. Ni a un saludo”. El portavoz socialista ha continuado preguntando cuestiones a Pino como si se cree merecedor de las medallas que ha recibido o si se cree digno merecedor de seguir diciendo que pertenece al Cuerpo Nacional de Policía. Pino respondía a todas las preguntas con un “sin comentarios”.

En la misma línea de no responder ha continuado Pino con el PP y Vox, pese a que ambos han agradecido sus servicios a España. Igual ha ocurrido con el portavoz de Unidas Podemos, Rafa Mayoral, quien ha aprovechado para recriminarle que “sus actitudes no identifican a la Policía” y advertirle: “Ningún grupúsculo que intente subvertir la democracia va a poder evitar que nuestro pueblo pueda seguir profundizando en la democracia y se impondrá la verdad y la profundizaremos en todos los estamentos del Estado”.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, opto por explorar el carácter voluble del compareciente y le advirtió de que podía no contestarle pero que, en todo caso, le iba a hacer “pasar un mal rato”. Pino adoptó una postura aún más displicente con Rufián que con el resto y le llegó a decir que estaba trasladando opiniones subjetivas, antes de a apostillar: “Ya le conocemos”.

Pino, que estableció como prioridad de su brigada política el combate al independentismo catalán, mantuvo el siguiente cruce con el diputado de ERC:

Rufián: ¿Se considera usted un patriota?

Pino: Sin duda, sí

Rufián: ¿Haría todo por España?

Pino: Todo por España

Rufián: ¿Más allá de la ley?

Pino: En ese caso la ley no existiría si tuviéramos que hacer todo por España

La intervención del portavoz de ERC, entre las sonrisas de policía y las recriminaciones por ni siquiera mirar al diputado, acabó: “Señor Pino, usted no es un patriota, usted es una rémora para este país”.

Por su parte, el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, se llevó una sorpresa durante la comparecencia de Eugenio Pino. Ambos coincidieron en el caso del pendrive de los Pujol, el intento de introducir información robada en la causa de corrupción por el que Pino ha sido absuelto en primera instancia. Bal actuaba como abogado del Estado y Pino ha presumido esta tarde de saber lo que luego comentó sobre el interrogatorio con sus compañeros. “¿Me siguió? ¿Me puso micrófonos en el despacho?”, ha preguntado Bal sin obtener respuesta. Fue a Bal a quien Pino se dignó a decir: “Solo voy a decirle que la Operación Kitchen no existió”.

Esa explicación tuvo una pequeña extensión en el turno de preguntas del portavoz de EH Bildu, Jon Iñarritu: “En cierta ocasión le pregunté a Villarejo por qué la prensa hablaba de la operación Kitchen y me dijo: bueno, alguna cosa hay que decir. ¿Pero no hay operación Kitchen? No”.

En este turno, Pino defendió que él proponía medallas para sus subordinados, pero que era toda la Junta de Gobierno quien la aprobaba para que después pasaran por el secretario de Estado y terminara por concederlas el ministro. Ante el juez, Pino dijo que sufrir “presión mediática” encajaba en el riesgo para la vida que requiere una medalla roja, según la ley que regula su concesión. “¿Usted, de verdad, se cree lo que está diciendo?”, le replicó el magistrado Manuel García-Castellón. Pino dijo hoy que la ley incluye “alguna salvedad” a los actos heroicos y que ahí encaja su criterio para repartir medallas pensionadas.

La segunda compareciente de la tarde fue Rosalía Iglesias, que en la causa de Kitchen figura como perjudicada del espionaje parapolicial. Iglesias, en prisión por el caso Gürtel, compareció por videoconferencia, en compañía de su abogada, e igualmente rechazó declarar para no perjudicar el desarrollo de las investigaciones, según dijo.

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