“Hay que plantearlo: si siguen en consejos de administración, que pidan la baja en el PSOE”

¿Muchos dicen que usted ganó el debate con Pedro Sánchez y Eduardo Madina porque no tenía nada que perder. ¿Está de acuerdo?

Pues no. Yo creo que si gané para algunos es porque presenté argumentos. Yo expuse mis razones y creo que lo que hay que juzgar no es solamente las cuestiones internas sino propuestas como las que hice sobre la banca, la importancia de tener un Estado federal y plurinacional. Sobre todo en este punto, en cuanto a la estructura del Estado y a las relaciones con Cataluña, yo intenté hacer propuestas serias porque no se trata de apuestas frívolas.

Quiere un referéndum consultivo para Cataluña. ¿Qué les preguntaría a los catalanes?

Mi defensa de un verdadero Estado federal y de carácter plurinacional pasa por contar con la opinión de los catalanes y especialmente con la de los compañeros del PSC. Puede haber distintas posibilidades para articularla. El compañero Miquel Iceta ya planteó una pregunta más genérica y menos equívoca, se trata de pensar distintas propuestas y ver con cuál se resuelve mejor y se consigue desbloquear la situación.

Las encuestas sobre las dos preguntas anunciadas arrojaban resultados confusos entre los catalanes. Se puede hacer una tercera para ver si la preferencia del ciudadano es un Estado federal plurinacional en la que la identidad de Cataluña se recoja con pleno reconocimiento jurídico y político. Y si la opción es una Cataluña independiente, separada del Estado o si se prefiere mantener la situación actual del Estado de las autonomías.

¿Recabar avales es la forma más adecuada de preseleccionar candidatos o una barrera para impedir la apertura?

Lo cierto es que habrá que cambiarlo en el futuro porque este sistema deja mucho que desear. Y el hecho de combinar la vía electrónica y la tradicional de presentarlos. A la vista están los problemas que surgieron cuando se efectuó el recuento. Y el hecho de no disponer del censo como sí tenían los otros dos candidatos también introduce dificultades. En cualquier caso, se puede prescindir de ellos porque es un sistema engorroso y con ellos se puede decantar la organización. Creo que lo mejor es que se haga con un sistema de dos vueltas.

Ha anunciado que no se presentará a las primarias a candidato a presidente y defiende una bicefalia para que no haya demasiado poder concentrado. ¿En el caso de ganar se convertiría en una especie de Pepito Grillo del vencedor?

¡Bueno! Ésa no es la intención, sino la de que el partido no pierda la capacidad de crítica, de hacer propuestas valientes y también autocrítica, claro. Sería una sana diferencia que permite una buena relación y evitar la concentracion de poder excesiva en una misma persona. Hay que diferenciar lo institucional y las tareas de Gobierno y del Parlamento de la dinámica interna del partido. No hay que perder la capacidad de debate y la separación de poderes es básica para eso.

En un cartel de campaña usted se comparaba con el irreductible Astérix. ¿Los romanos son el PP o también algunos de su partido?

Hemos querido echarle un poco de humor para que la campaña tuviera otros ingredientes. Pero hay que tener claro dónde están los antagonistas y dónde hay competición en otro sentido. El PSOE tiene que confrontarse con la derecha, obviamente, y desde ahí establecer estrategias y planteamientos. La cuestión es que se incida en alternativas frente al neoliberalismo que la derecha impone de forma inmisericorde. Pero yo tengo propuestas más a la izquierda que mis oponentes.

Los barones socialistas corrieron a tomar posiciones del lado de la presidenta Susana Díaz, pero en los últimos días han estado muy callados.

Digamos que hicieron algunas declaraciones precipitadas. Yo hubiera deseado, como muchos, que hubieran ido en otra dirección en vez de presionar. Que hubieran insistido en la importancia de la participación, del juego limpio y las reglas claras y que hubiéramos tenido un congreso orientado en ese sentido. Con esas presiones parecía que nos encaminábamos hacia un congreso de aclamación y aplauso. No me gustan las decisiones mesiánicas, pero Susana Díaz tomó al final una decisión inteligente.

Hubo mucho interés por parte de sus contrincantes de desmarcarse de la organización. ¿Es Madina aparato?

El aparato no es una persona sino el partido y hay mucho interés por tratar de desmarcarse de él. Lo que está claro es que con eso se da a entender que del partido no tienen una opinión muy positiva. Hay que hacer cambios para que algún día no llamemos aparato a la organización del partido.

¿Cree que ser joven ha pasado a ser una virtud y un sinónimo de renovación?

Los procesos de renovación contienen un elemento generacional pero ése no tiene que ser el único elemento de referencia porque queda distorsionado. La capacidad de innovación propiamente no se mide sólo por la fecha de nacimiento que figura en el DNI.

Usted es profesor, ¿sus alumnos le cuentan sus opiniones sobre la renovación del PSOE o votan todos a Podemos?

Los jóvenes con los que me relaciono en la Universidad gracias a mis clases tienen una actitud hacia los partidos que es muy crítica. La organización entendida al modo usual provoca rechazo porque se percibe como muy jerarquizada y rígida, no invita a participar a los jóvenes salvo en algunas excepciones. El distanciamiento escéptico hacia el PSOE es notablemente alto, menos en algunos casos porque nos conocen más de cerca.

Ellos creen que los partidos cumplen funciones conservadoras y eso es lo que está en el fondo cuando nos ven como una misma cosa a PP y PSOE. Pero ¡vamos!, que sí, que buena parte de sus votos han ido a Podemos y no sólo de los jóvenes, también de muchos adultos que conozco. Y no los recuperaremos si no cambiamos y les convencemos de nuestra capacidad transformadora.

En el debate hablaron de la necesidad de impedir las puertas giratorias. Además de Felipe González, muchos de sus ministros y los de José Luis Rodríguez Zapatero las han cruzado.

A ciertos hermanos o hermanas mayores hay que plantearles la situación del partido y cómo incide no sólo en la valoración del partido sino en el crédito que se pierde. La gente percibe que en los consejos de administración y empresas privadas donde ejercen ahora sus funciones, si es que se ejercen algunas, hay opacidad y lobby. Hay que plantear claramente que o se sigue en esos consejos de administración o se pide la baja en el PSOE. Como posición de partido no se puede justificar y desde el punto de vista estético daña la retina.

¿Y ha tenido ocasión de decírselo a ellos?

No, digamos que mis relaciones no se producen en esas órbitas. Y ellos no suelen estar en las agrupaciones.

Usted no votó cuando se reformó el artículo 135 de la Constitución. ¿Qué hubiera hecho en la abdicación de Juan Carlos I?

Abstenerme. Dada la situación en la que llega la ley orgánica al grupo socialista de forma tan exprés y teniendo en cuenta que estas cosas no dignifican al Parlamento. Mi postura hubiera sido la opción del compañero Odón Elorza. Hubiera pedido libertad de voto y explicado con buenos argumentos que eso no hubiera sido ninguna falta de respeto a la jefatura del Estado. Semanas después, el grupo lo hizo con el aforamiento. Y entonces se pudo explicar la abstención.

Usted es creyente. ¿Cree que la ruptura del concordato es una amenaza para cuando se está en la oposición?

Aclaremos que soy practicante pero lo de creyente es otra cosa. Hay gente que no lo comprende, pero es que yo tengo una vocación heterodoxa. El caso es que yo llevo mucho tiempo insistiendo en que un Estado laico es lo coherente y lo que exige una democracia constitucional seria. Hay que conseguir que se proceda a denunciar los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede. Es un paso imprescindible.

Madina no le ha hecho una oferta de integración, pero sí Sánchez. ¿Aceptará si se lo ofrece?

De aquí al domingo, lo importante es ver cómo opinan los compañeros.