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La negociación para formar Gobierno pone a prueba la cohesión de Sumar

Yolanda Díaz, en un acto de Sumar.

José Enrique Monrosi

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Cinco meses después de registrarse como coalición de 14 partidos, Sumar pone a prueba su cohesión interna ante la negociación que servirá para conformar un nuevo Gobierno de coalición si finalmente Pedro Sánchez logra los apoyos suficientes para su investidura. El acuerdo firmado esta semana por el líder del PSOE y Yolanda Díaz en el Museo Reina Sofía para reeditar la coalición fue contestado desde el primer minuto por Podemos, pero también ha levantado suspicacias entre otros portavoces de distintas formaciones políticas que se integran en Sumar. Y todo a las puertas de la negociación definitiva: la que determinará quién se sienta y quién no en el próximo Consejo de Ministros. 

Lejos de templar los ánimos, el pacto sobre el programa de Gobierno ha vuelto a retratar el complejo equilibrio en la convivencia de tantas fuerzas políticas diferentes. Podemos, constituido ya como clara oposición interna y que antes incluso de la firma ya calificó el acuerdo como “insuficiente”, aseguró sin embargo el día de la presentación no haber tenido conocimiento alguno de los términos en los que se produjo la negociación de ese texto con el PSOE.

Desde la dirección de Sumar rebatieron la queja al señalar que uno de los negociadores principales, Nacho Álvarez, es el secretario de Economía del partido que dirige Ione Belarra, de la que además sigue siendo mano derecha en el Ministerio de Derechos Sociales como secretario de Estado en funciones, y que este tuvo al corriente a la secretaria de Organización, Lilith Verstrynge, de los avances y del resultado final.

Sin la beligerancia de Podemos, esta semana se han escuchado otras voces en Sumar que también mostraron reticencias con el contenido de ese acuerdo. La diputada de Más Madrid y activista saharaui Tesh Sidi criticó que el documento no incluya “absolutamente nada” del Sáhara Occidental. También la que fuera portavoz de Vivienda durante la campaña de las generales, Alejandra Jacinto, echó en falta más medidas en el programa y habló de “compromisos genéricos y poco ambiciosos” en el apartado del que es especialista. Una crítica parecida a la que hizo en materia de Medio Ambiente el líder de Alianza Verde, Juantxo López Uralde, al que Sumar dejó fuera de las listas al Congreso. 

La demanda de información y la queja por la falta de espacios políticos en Sumar para democratizar el funcionamiento interno de la coalición y posibilitar marcos de debate entre los partidos no es una reclamación exclusiva de Podemos. La sensación de que todo en la formación que lidera Yolanda Díaz se decide entre un grupo muy reducido de personas de la confianza de la vicepresidenta se repite en los distintos espacios de la coalición, donde admiten no saber a qué tipo de conformación de Gobierno se enfrentan ahora ni si los principales partidos que integran Sumar estarán o no representados en el mismo. 

Espacios de discusión interna

Desde el equipo de la vicepresidenta niegan tajantemente que la información no fluya en el espacio político. Según la dirección de Sumar, tanto Nacho Álvarez como Joaquín Pérez Rey, los dos principales negociadores del acuerdo firmado esta semana con el PSOE, han multiplicado sus reuniones y sus contactos con las cúpulas de todos los partidos de la coalición.

Remarcan desde la dirección de Sumar que a partir del mes de agosto todas las direcciones de los partidos han sido puntualmente informadas de los avances y los retrocesos de una negociación con los socialistas que se acabó de rematar la madrugada antes de la presentación del acuerdo. Y aunque entienden en el equipo de Yolanda Díaz los nervios que pueda suscitar la conformación del nuevo Ejecutivo, explican que era importante cerrar primero el programa de Gobierno y ahora centrarse en recabar los apoyos de la investidura, antes que hablar de nombres. 

De hecho, según coinciden tanto en el PSOE como en Sumar, la composición exacta del nuevo Consejo de Ministros sigue en el aire hasta que la investidura no esté completamente atada, más allá de que Pedro Sánchez haya valorado la idea de un gabinete con menos carteras para una estrategia de “más explicación y menos acción”, tal y como adelantó elDiario.es. Las asignaciones de Sumar serán proporcionales al número final de carteras, por lo que a estas alturas ni siquiera está claro que los principales partidos vayan a tener representación en el primer nivel de los nuevos ministerios.

“Un día se nos dice que la decisión sobre los ministros será por meritocracia y no en base a los partidos. Al día siguiente se nos dice lo contrario y nos aseguran que los partidos sí estaremos representados. La verdad es que nadie sabe muy bien qué pasa”, reconoce un alto cargo de uno de los principales partidos representados en Sumar. El malestar es creciente en varios partidos, pero es especialmente enconado en el caso de Podemos. 

Los de Ione Belarra han reclamado públicamente en las últimas semanas que Irene Montero repita como ministra de Igualdad, algo que descarta rotundamente Yolanda Díaz tras dejar también a la dirigente de Podemos fuera de las listas. Tampoco cuenta con el beneplácito de Pedro Sánchez, que en la práctica rompió cualquier relación política con su ministra a raíz de la crisis del ‘solo sí es sí’, sobre todo por la respuesta que dio ese departamento a uno de los episodios que, según los socialistas, más daño han hecho al Gobierno de coalición. 

A la pregunta de si Yolanda Diaz acabará integrando o no a Podemos en el Consejo de Ministros, nadie en Sumar quiere aportar una respuesta tajante pero todas las partes consultadas coinciden en definirlo como poco probable. En la formación que dirige Ione Belarra recuerdan cómo en el primer Gobierno de coalición que negoció Pablo Iglesias estuvieron representados los principales partidos, con Alberto Garzón de IU en Consumo y Manuel Castells y luego Joan Subirats de los Comunes en Universidades, además de Pablo Iglesias e Irene Montero de Podemos y Yolanda Díaz en Trabajo, ya sin carnet de IU. 

Ahora en Sumar, donde las tensiones con Podemos se hacen patentes a diario, intentan liberarse de ese marco de reparto entre partidos y aluden a que las circunstancias han cambiado desde 2019: son catorce partidos y no tres y la reducción del Consejo de Ministros podría hacer disminuir también el número de carteras a repartir. 

En otras formaciones de la coalición ven con cierta preocupación que el diseño del nuevo Gobierno por parte de Yolanda Díaz acabe por reforzar el relato de exclusión que denuncia Podemos desde la misma configuración de las listas electorales. Hay quien interpreta, de hecho, que quedarse fuera del Consejo de Ministros sería el aldabonazo definitivo para que los de Belarra potenciaran sus planes de recorrer en solitario nuevas citas electorales, como las europeas de 2024.

A cuenta del papel que jugarán durante la legislatura los cinco diputados de Podemos en el Congreso y sobre una posible ruptura de la disciplina de voto, la líder de los Comunes y exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, abrió esta semana la caja de los truenos. “Si Podemos no cumple lo pactado tampoco tendrá todo el retorno que tiene en materia económica”, dijo en una entrevista en TVE. 

En casi todas las formaciones que integran Sumar coinciden en tachar de poco afortunadas las declaraciones de Ada Colau, que dieron paso a otra ofensiva pública de Pablo Iglesias como respuesta. El exvicepresidente consideró las palabras de Colau un reflejo de su “frustración autoritaria” y la acusó de estar amenazando a la formación morada. 

“Las discrepancias internas hay que ventilarlas internamente. Perder el tiempo en esas polémicas no es bueno. Todo el mundo tiene que moderarse”, reclamó el portavoz de Izquierda Unida en el Congreso, Enrique Santiago. La de evitar choques en público, que sería una estrategia ciertamente novedosa para la izquierda, no parece estar, sin embargo, en los planes inmediatos de algunos de los actores principales de Sumar.

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