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La oposición serbia no logra canalizar la ola de protestas contra el Gobierno

La oposición serbia no logra canalizar la ola de protestas contra el Gobierno

EFE

Belgrado —

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La ola de protestas en Serbia contra el “autoritarismo” del presidente Aleksandar Vucic no termina de traducirse en un mayor apoyo popular a una oposición fragmentada y sin un mensaje común claro.

“Estas protestas cristalizan el descontento ciudadano, que no se articula en una clara opción política”, asegura Bojan Klacar, analista y director del laboratorio de ideas Centro para Elecciones Libres y Democracia (CeSID, en sus siglas serbias).

Desde el 8 de diciembre pasado, miles de serbios -de todo el espectro ideológico- salen cada sábado al centro de Belgrado y de otras ciudades para pedir más democracia y pluralismo en el país, que negocia desde 2014 entrar en la Unión Europea (UE).

“En los medios no se pueden escuchar programas ni posturas de diferentes partidos, qué es lo que ofrecen, no hay debates entre diferentes políticos, y eso es muy malo”, declara a Efe Milenko, un ingeniero de 61 años que ha participado en las protestas.

“Protesto contra la arrogancia de los gobernantes y la incapacidad de los opositores. Espero que por las protestas aparezca algún nuevo líder, una nueva cara, nuevas ideas que cambien algo”, señala por su parte Zorica, un economista de 40 años.

El detonante de las protestas fue la paliza recibida a finales de noviembre por Borko Stefanovic, líder del partido opositor Levica Srbije (“Izquierda Serbia”).

Aunque Stefanovic no sufrió heridas de gravedad su caso indignó a parte de la ciudadanía y su camiseta ensangrentada -que a veces lleva a las protestas- se ha convertido en un símbolo de las manifestaciones.

Tres de los supuestos agresores han sido identificados y serán juzgados, pero este político sostiene que entre ellos no están quienes incitaron la agresión.

En declaraciones a Efe, el dirigente opositor califica de “magnífica” la fuerza del movimiento de protesta, aunque reconoce que no esperaba que pudiera “mantenerse tanto tiempo”.

Las protestas comenzaron con la participación de figuras de círculos intelectuales y artísticos, pero sin políticos de la oposición en primera fila.

Sin embargo, desde hace semanas encabezan las marchas los líderes de la opositora “Alianza para Serbia” (SzS), una heterogénea coalición formada en 2018, con partidos que van desde los liberales hasta la extrema derecha.

“Nuestras principales exigencias son: elecciones libres y justas, y medios de comunicación libres”, señala Stefanovic.

En ese sentido, exigen un diálogo con las autoridades para definir las condiciones electorales y más espacio para la oposición en las emisoras públicas en un plazo de 6 a 9 meses antes de cualquier votación.

El objetivo es cambiar el sistema con el que Vucic y su Partido Progresista Serbio (SNS) han “usurpado” todo el poder y las instituciones del país, asegura Stefanovic.

Los opositores acusan al partido de Vucic de intentar acallar a quienes no comparten sus posturas, de ahogar el pluralismo en los medios y de promover una política clientelar con proyectos innecesarios que benefician a empresarios cercanos al poder.

El pasado 13 de abril unos 7.500 manifestantes -según la Policía- salieron a las calles de Belgrado, en lo que este movimiento espera sea un nuevo impulso a unas protestas que perdieron fuelle las semanas anteriores.

Para el politólogo Klacar un problema de la Alianza SzS es su incapacidad de definir “un mensaje preciso” debido a las grandes diferencias de sus programas e ideologías.

Asimismo, según los datos de CeSID, más de la mitad de los manifestantes no votarían a ninguno de los partidos políticos existentes.

Pese a ello, el analista destaca como “un gran logro” el mero hecho de haber organizado la ola de protestas más seria desde la llegada al poder de Vucic y el SNS en 2012.

Stefanovic, por su parte, le resta importancia a las diferencias programáticas e ideológicas de quienes participan en las protestas al asegurar que comparten las mismas demandas.

Según este político, la fuerza de estas protestas reside en que no tienen connotación partidista, y considera que marca el inicio de la caída de Vucic y del SNS, aunque se debe seguir actuando “con paciencia y unidad”.

A pesar de todo, el apoyo al SNS se mantiene en torno al 55 %, según los últimos sondeos, mientras que el SzS, como principal grupo opositor, llega solo a un 12 %.

Según Klacar el sostenido apoyo al partido gobernante se debe a la gran popularidad de Vucic, a su forma de hacer política como si estuviera en una incesante campaña electoral.

Además, su formación, el SNS, controla el Gobierno y más del 85 % de los municipios, con lo que domina la agenda política de forma casi absoluta.

Por último, la economía ha mejorado en los últimos años, con un crecimiento del 4,4 % en 2018, aunque el sueldo medio no pasa de 460 euros.

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