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Pablo Iglesias y Yolanda Díaz apelan a la movilización masiva “de la clase trabajadora” contra “los enemigos de la democracia”

Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, en el cierre de la campaña del 4M de Unidas Podemos.

Aitor Riveiro

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“El día 4 en los barrios, en los pueblos de la gente trabajadora, tiene que haber una respuesta política. El día 4, colas, colas, colas interminables en los colegios electorales de los barrios de la clase trabajadora. En orden, sin caer en provocaciones, demostrando que la clase trabajadora encarna el Estado, la institución y la soberanía. que el Estado es de la gente corriente. Para que en la Comunidad de Madrid haya un Gobierno que mande a la oposición a los enemigos de la democracia”. Así ha concluido Pablo Iglesias el último discurso de la campaña para las elecciones del 4 de mayo, en el que ha estado acompañado de la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Díaz también ha apelado a los trabajadores y ha reclamado el voto para Iglesias: “Madrid no es ellos. No nos jugamos que gobierne el PP. Nos jugamos que gobierne Vox”.

Unidas Podemos ha cerrado su campaña en Vicálvaro, uno de los barrios de esa gente trabajadora, de clases populares, que Pablo Iglesias se propuso reactivar durante la campaña. La mayoría de los actos de la candidatura del secretario general de Podemos se han celebrado en ese anillo sur-este de Madrid que aglutina los municipios y zonas más proclives a votar progresista, pero donde también se hace más fuerte la abstención. Un par de miles de personas han acompañado a los candidatos en el último acto de una campaña que ha estado marcada por las amenazas de muerte hacia el líder de Unidas Podemos y su familia, así como otros miembros del Gobierno.

Ada Colau ha querido mostrar su solidaridad ante estas amenazas. “No estáis solas, no estáis solos. No es normal”, ha dicho. “Lo van a pagar el 4 de mayo”, ha añadido. La alcaldesa de Barcelona ha criticado a su homólogo de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien ironizó en un acto de campaña diciendo: “Seremos fascistas, pero gobernamos mejor”. “Como alcaldesa de Barcelona quiero colaboración y fraternidad con Madrid, pero no podemos callar ante lo que ha dicho el alcalde de Madrid”, ha dicho Colau. “Es muy grave que el alcalde de una capital europea haga bromas con el fascismo”, ha añadido. “Es impensable que la alcaldesa de París o el alcalde de Berlín lo hicieran. Jamás”, ha lamentado.

La ministra de Igualdad ha defendido por su parte la “firmeza” de Unidas Podemos, y ha apelado a los votantes de izquierdas que todavía no tienen claro qué papeleta elegirán el 4 de mayo. “Somos un espacio con muchos defectos”, ha reconocido. “Pero en los momentos decisivos, Unidas Podemos no solo ha sabido lo que había que hacer, sino que ha tenido la determinación y el valor de hacerlo”, ha añadido. Montero ha puesto en valor la “determinación” de Iglesias, para quien ha pedido el voto: “Si algo tiene Pablo es la determinación de saber dónde tiene que estar para que España cambie, para que Madrid cambie y haya derechos para todos y todas”.

El turno de Yolanda Díaz ha puesto en pie a los centenares de asistentes al anfiteatro Lourdes y Mariano. La futurible líder de Unidas Podemos ha alentado a “ganar esta batalla” porque “Madrid no es Vox, es cultura, alegría, es futuro. Y ese Madrid tiene que salir a las calles a decir que sí podemos, que Madrid no se puede convertir en una ciudad reaccionaria”, ha añadido.

“No somos todos y todas iguales”, ha asegurado Díaz entre gritos de “presidenta, presidenta”. “En poco más de un año de Gobierno lo hemos demostrado. No nos hemos equivocado de bando, hemos puesto nuestro tesón, nuestro corazón, nuestra vida, para demostrar que se puede gobernar de otra manera, gobernar para la gente, para salvar puestos de trabajo o para subir el SMI y no se rompe nada”, ha dicho. “Y no se ha roto nada”, ha defendido.

La también ministra de Trabajo ha dado “las gracias a Pablo especialmente”. “Le conozco de cerca, le he visto pelear dentro del Gobierno para tener ERTE, un SMI de 950 euros, para paralizar los desahucios, para que no se cortaran los suministros. Es para quien pido el voto, para Pablo Iglesias”, ha zanjado.

Una campaña centrada en el “sur”

El candidato de Unidas Podemos ha apelado directamente a la movilización de la clase trabajadora. “Cuando las organizaciones de trabajadores, los movimientos de mujeres, se empezaron a organizar empezó a tener sentido la palabra democracia”, ha sostenido. “Por eso en esta campaña hay que defender la democracia”, ha dicho. “Para que gente como nosotros esté en el Consejo de Ministros hace falta democracia. Pero ellos no lo necesitan. Les sobra la democracia si no ganan”, ha zanjado, en referencia al PP y a Vox.

“Nunca creyeron en la democracia, solo creyeron en el poder. La democracia solo es válida si les permite mantener sus privilegios. Y cuando se dan cuenta de que pueden perder, la derecha enseña su verdadera cara, la de enemigos violentos de la democracia”, ha concluido.

El discurso de clase de Iglesias ha sido una tónica en toda la campaña. Parla, Getafe, Móstoles, Alcorcón, Alcalá de Henares, Villaverde, Carabanchel, Usera, Vallecas... El candidato de Unidas Podemos ha tenido muy claro su target desde que el pasado 15 de marzo anunciara su renuncia a la vicepresidencia del Gobierno para dar una nueva batalla en Madrid, la plaza donde nació Podemos, donde logró sus mejores resultados a todos los niveles, pero que se convirtió en uno de sus principales focos de conflicto. Fue en la capital donde se produjo en 2019 la primera gran escisión del partido fundado en 2014 por un grupo de profesores de la Universidad Complutense y un nutrido núcleo de jóvenes militantes de los movimientos sociales y de la izquierda que habían dado el paso durante las movilizaciones del 15M.

Dos años después de aquellas elecciones a las que concurrieron por separado Unidas Podemos y Más Madrid, uno de los puntos a tener en cuenta en la noche electoral será la fuerza que tiene cada uno de los partidos. Entonces se impuso la candidatura de Íñigo Errejón, quien luego se lanzó a la arena estatal con resultados mucho peores de los obtenidos en la región. Dejó a lo mandos a Mónica García, a quien las encuestas sitúan como una de las principales opciones entre los madrileños. Todo apunta a que quedará por delante de Pablo Iglesias, lo que confirmará la fortaleza que tiene el proyecto en la Comunidad de Madrid.

En Unidas Podemos defienden que ellos han hecho “su parte” en la campaña. Creen que cuando Iglesias planteó su candidatura abrió las opciones de que la izquierda pudiera batir al PP 25 años después. Y sostienen que fue el plante de su candidato en el debate de la cadena SER, cuando Vox puso en duda la veracidad de las amenazas de muerte contra él y su familia, lo que terminó de “romper” la campaña.

Sin estos dos hechos, apuntan, no existirían probabilidades para el bloque progresista. Solo lamentan que el arranque de la campaña del PSOE se dirigiera a un público que no la iba a escuchar, lo que ha beneficiado, aseguran, a Más Madrid, que ha recogido parte del voto de Ángel Gabilondo. Si en un primer momento hubo quien aspiró con convertir el 4M en una suerte de segunda vuelta de lo ocurrido en 2019, pronto fueron conscientes de que la candidatura de Mónica García no iba a aflojar. Los cuatro años de gobierno de Manuela Carmena apuntalaron un proyecto cuya base social ha mantenido su fidelidad a sus siglas.

Apelar al 2 de mayo “popular”

Pablo Iglesias ha defendido a lo largo de la campaña que la dicotomía entre “democracia y fascismo” que planteó tras las amenazas de muerte no tienen por qué ocultar los programas electorales de los partidos. Todo lo contrario, ya que son “las bases materiales” de la democracia lo que está en juego el próximo 4 de mayo. Algo que, ha asegurado en varias ocasiones, está en riesgo si gana el “trumpismo” de Ayuso y Vox.

Este mismo domingo, en un acto en Móstoles, Iglesias ha defendido que es “la clase trabajadora” quien “da la cara por todos en el momento más difícil”. El candidato de Unidas Podemos ha hecho un paralelismo entre el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808 con la situación actual. “En España y en Madrid, la historia de la soberanía la escribió el pueblo y por eso, nosotros hacemos un homenaje a la institucionalidad popular, porque el 2 de mayo demostró que, en los momentos decisivos, solamente el pueblo salva al pueblo. Al final, siempre es la gente corriente y trabajadora” la que da “la cara”, ha concluido.

Iglesias se planteó la campaña también como una forma de garantizar la presencia de su partido en la Asamblea de Madrid ante la fortaleza que presentaba Ayuso. De hecho, asumió desde un primer momento la necesidad de confrontar directamente con la candidata del PP, tanto a nivel ideológico como en todas sus propuestas. Algo que, ha dicho en alguna ocasión en estas dos semanas, no han querido hacer sus potenciales aliados tras el 4M. Siempre con cuidado de no provocar un enfrentamiento con los otros dos candidatos que todos han intentado evitar, conscientes de que podían provocar la desmovilización de la izquierda. Una izquierda que contiene la respiración ante una batalla muy complicada que determinará el futuro de Madrid, del Gobierno de coalición, así como de los partidos que lo conforman. Y de Pablo Iglesias, que puede cerrar su carrera política con una derrota o abrir un nuevo capítulo siendo clave para echar al PP de Madrid cinco lustros de Gobierno.

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