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¿Por qué el PSOE se estanca? De la pérdida de épica de Pedro Sánchez a la denuncia de ninguneo mediático

Pedro Sánchez saluda a una mujer en una visita a Soria.

Irene Castro

El PSOE no consigue rentabilizar el batacazo del PP que pronostican las encuestas. La del estancamiento es una conclusión a la que llegan en las filas socialistas, aunque difieren los diagnósticos y la forma de encarar el futuro: el optimismo de ver una ventana de oportunidad convive en el partido con el pesimismo de que el PSOE cae al suelo electoral de las últimas generales sin confianza en un cambio en el timón que les dé un espaldarazo.

En Ferraz restan importancia a los sondeos con dos argumentos principales: por un lado la desmovilización de su propio electorado y, por otro, la batalla entre las dos derechas en la que ven una vía para ganar las elecciones. Sin embargo, no todas las visiones son tan alentadoras, incluso en la Ejecutiva, donde algunos de sus miembros admiten que “no están las cosas bien”.

“No le gana una derecha al PSOE, le ganan las dos”, advirtió el exdirigente Eduardo Madina en una tertulia en la Cadena SER. “La pregunta es por qué el primer partido es de derechas; el segundo, también; y al primer partido de izquierdas hay que encontrarlo en la tercera posición”, agregó el exdiputado vasco, que renunció a su acta poco después de la victoria de Sánchez en las primarias frente a Susana Díaz.

A esa pregunta contestan de varias formas en el partido. “¿Qué se ve en España que puede sustituir a Rajoy? Ciudadanos”, reflexiona un dirigente socialista, que lamenta que “nadie ve que la izquierda pueda tirar a Rajoy”. Ese dirigente, ubicado en el ala más izquierda del partido, considera que PSOE y Unidos Podemos deberían conseguir situarse como alternativa. “Si quieres recuperar la idea de cambio tienes que recuperar la idea de pluralidad de 2015”, dice sobre los gobiernos autonómicos que se consiguieron tras las elecciones regionales y locales.

Sin embargo, el PSOE ya da por amortizado a Podemos y se sitúa como la única alternativa en la izquierda mientras que en sectores del partido consideran que donde tiene que hacerse fuerte para ganar las elecciones es el centro y temen la fuga que se produce ahora hacia Ciudadanos: “Uno de cada tres votantes que recibe es nuestro”, reflexiona un exdirigente socialista.

“En condiciones normales, con un PP acorralado y las mujeres, los pensionistas y la educación en la calle, deberíamos ir primeros a diez puntos de ventaja”, apunta un diputado crítico con la dirección. Una de las alarmas que ha sonado en las filas socialistas es la bajada del PSOE en el electorado femenino.

La responsable de Igualdad de la Ejecutiva, Carmen Calvo, atribuyó ese descenso a que las “mujeres más jóvenes, como es lógico y por edad, no pueden tener memoria de los hechos del Partido Socialista” por las mujeres. “No se puede vivir de lo que hiciste en el pasado; la política es cuestión de expectativas”, dice un parlamentario.

“Estamos desaparecidos”

“No estamos contando bien las cosas. Los tiempos se manejan mal. Tenemos iniciativas solventes y serias, pero últimamente nos ganan la mano otros grupos que presentan cosas insustanciales, pero las colocan”, lamenta una diputada alejada de la dirección. El PSOE llegó después que Unidos Podemos en su iniciativa contra la brecha salarial, por ejemplo.

Otro de los temores es que el partido de Iglesias capitalice más el movimiento feminista. “Siempre hemos trasladado las reivindicaciones feministas a las políticas públicas y esa labor se nos ha reconocido, pero ahora estamos desparecidas porque el eslogan sin fondo triunfa. A lo mejor tenemos que estar en los dos lados”, reflexiona una reputada voz del feminismo en el partido, que considera que las tradicionales referencias feministas han sido apartadas.

“Podemos capitaliza las protestas y nosotros no”, lamenta un dirigente socialista sobre las movilizaciones de los jubilados. De hecho, Sánchez se ha quedado sin una de sus principales banderas de oposición tras el acuerdo de Rajoy con el PNV para subir las pensiones. La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado también dilapida parte de la estrategia de desgaste que había empleado en las últimas fechas al avisar a Rajoy de que debería someterse a una cuestión de confianza y convocar elecciones de no sacarla adelante en caso de fracasar con las cuentas públicas. El presidente alcanzó un acuerdo que le permitirá alargar la legislatura hasta 2020.

Pero la principal preocupación para los socialistas es la mala imagen que tiene Sánchez en el electorado. Un 85% le censura, pero, en el caso de los votantes socialistas, un 60% que asegura desconfiar de él, según el último barómetro del CIS.

“El relato de Pedro era muy bueno hasta que sale elegido porque no se le ha dado continuidad. Iba contra el establishment y despertaba simpatía, pero está atrapado en su propio éxito. Tuvo tanto éxito que tenía las manos libres para hacer lo que quisiera y ha optado por ser menos insurrecto de lo que había prometido y eso la gente lo detecta. Hay gente decepcionada”, reflexiona un dirigente que le apoyó en la campaña de primarias.

Haberse encontrado una crisis como la de Catalunya nada más volver a la secretaría general es otra de las razones que destacan las fuentes consultadas para que el escenario no haya sido el más favorable para Sánchez. El PSOE no se encuentra cómodo en el debate territorial.

Sin el altavoz del Congreso

El factor de estar fuera del Congreso es otro de los que esgrimen para explicar el desplome de Sánchez ya que consideran que no tener el foco que tienen el resto de líderes le desdibuja. “Pedro tiene que tener más visibilidad, tiene el handicap del Congreso; pero tiene que insistir en reforzar su liderazgo y en ganarse la empatía de nuestro electorado, al que no está llegando”, dice un diputado que apoyó a Susana Díaz, pero que cree que “hay partido y que el PSOE puede jugarlo” para ganar las elecciones.

El líder socialista ha hecho esfuerzos por tener presencia, pero es limitada: las asambleas han tenido escaso recorrido más allá de la militancia y ha iniciado una gira internacional para hacer “pedagogía” sobre el conflicto en Catalunya que apenas ha tenido repercusión y que despierta distintas sensaciones en las filas socialistas: hay quien defiende que se ha posicionado como líder mientras que otros reprochan que estuviera en una reunión que pasó desapercibida con Gordon Brown mientras ETA se disolvía.

“Estamos desaparecidos”. Es una de las frases que admite la mayoría de fuentes consultadas. Sin embargo, los motivos difieren. En la dirección sostienen que hay un ninguneo mediático mientras que se favorece a Ciudadanos. “La comunicación es el espejo de todas las frustraciones”, dice un diputado que no cree que los males demoscópicos del PSOE puedan atribuirse a los medios.

Los bandazos que ha dado la dirección en estos meses es otro de los argumentos que plantean algunos socialistas para trata de explicar por qué no rentabilizan la caída del PP. No es un reproche solo de los críticos con la dirección: “No hay coherencia, no es creíble”, dice un miembro de la Ejecutiva. “No tenemos un rumbo marcado. No tenemos claras las posiciones y un partido serio tiene una posición definida y la defiende”, dice una diputada alejada de Ferraz.

Esas dos fuentes coinciden en que la falta de unidad que sigue siendo patente en el PSOE es otro de sus puntos débiles. “No se han digerido las primarias. No se han hecho las cosas bien”, admite el miembro de la dirección. “Tienen que dar un giro de rumbo total. Cuando pierdes el respeto a los tuyos, los ciudadanos te lo pierden a ti”, lamenta la parlamentaria.

Sánchez se siente seguro en el ámbito interno tras su amplia victoria. “Abro la puerta a todos (...). Escucho y converso. Pero las decisiones las tomo yo”, sentenció en una entrevista en El Mundo. Los críticos permanecen en los cuarteles de invierno intentando no hacer ruido en un partido en el que ha quedado claro que hay dos almas. Mientras tanto Sánchez se lo toma con “deportividad”.

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