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De la radio HF al wifi, los periplos para llamar a casa en las misiones

Los militares españoles en Mali estrenan ahora un nuevo sistema wifi, más rápido y seguro, que a lo largo de 2020 se implantará en todas las misiones y en los buques de la Armada. Gracias a él pueden llamar a España las 24 horas y acceder a películas, series, eventos deportivos y cursos de idiomas.

EFE

Koulikoro (Mali) —

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De hablar a gritos por una radio de alta frecuencia a ver películas bajo demanda por wifi, pasando por largas colas ante una cabina o enchufar el ordenador en un locutorio. Las comunicaciones de las misiones militares en el exterior han evolucionado mucho en sus 30 años de historia.

Los militares españoles en Mali estrenan ahora un nuevo sistema wifi, más rápido y seguro, que a lo largo de 2020 se implantará en todas las misiones y en los buques de la Armada. Gracias a él pueden llamar a España las 24 horas y acceder a películas, series, eventos deportivos y cursos de idiomas.

El teniente coronel jefe de este proyecto, David Álvarez Lanzarote, explica a Efe en la visita a las tropas en Mali cómo han cambiado las comunicaciones para los destinados fuera hasta llegar al nuevo sistema, que funciona gracias a los dos satélites que usa España y dan cobertura a dos tercios del globo terráqueo.

Allá por 1989, cuando se desplegó la primera misión, los soldados se comunicaban con sus familias mediante una radio HF (alta frecuencia) que se enganchaba a la red telefónica. Era la conexión radio-hilo.

Cuenta Álvarez cómo en 1992, en la Antártida, tenían que hablar a gritos para que su voz se escuchara en España. “Gritaban como locos para que el sonido llegara bien. Cuanto más alto hablaban, más alcance tenía la señal”. Y se oían por toda la base Gabriel de Castilla frases de “¡Te quiero mucho, cariño!”.

Las comunicaciones fueron mejorando y allá por 1997 en Bosnia se conectaban ya por teléfono gracias a Hispasat, que en su momento convirtió a España en puntera en tecnología satelital.

Para los soldados se reservaban algunas horas. Previa inscripción en una lista y por un tiempo limitado de 10 minutos, iban entrando en una cabina improvisada y poniendo al día a sus familiares. Fuera, un soldado administraba los tiempos con un cronómetro. “Era todo muy artesanal”, recuerda Lanzarote.

La tropa también podía disfrutar de un canal de televisión, con limitaciones. “Se veía lo que veía el jefe, que era quien tenía el mando”, bromea el teniente coronel.

Con el tiempo, los militares empezaron a hacer uso de tarjetas prepago locales, pero en la Antártida en 2004 aún dependían de un solo teléfono satélite y un sistema rudimentario de comunicación vía correo electrónico que gestionaba una persona encargada de hacer llegar a la tropa los mensajes de sus allegados.

Ya en 2010 en Afganistán se contrató un sistema de internet por satélite que daba servicio desde Dubái. Se instaló un locutorio con una veintena de teléfonos, otros tantos ordenadores y conexión para los portátiles de los propios militares.

Y hasta un repetidor de Radio Nacional de España que difundía la señal de la emisora pública a transistores que se repartieron a soldados y población civil, alimentados con energía solar.

La conexión a internet de las misiones de ahora varía. Se contratan servicios locales y, dependiendo del país, es rápida o lenta. En zonas como Letonia o Líbano no hay problema, pero en otras como República Centroafricana la conexión deja mucho que desear.

Por eso la Secretaría de Estado de Defensa ha puesto en marcha este nuevo sistema, que no depende de esos operadores locales, sino directamente de satélites españoles, más fiable, y que ahorrará a los soldados comprar tarjetas prepago para asegurar sus llamadas a España.

Aparte de Mali, esta banda ancha por satélite también va camino de la Antártida a bordo del buque Hespérides y lo tiene instaurado ya el Juan Sebastián Elcano en su periplo por los océanos.

Durante 2020 se irá instalando en todos los barcos y misiones de las Fuerzas Armadas españolas para que los gritos por radio, las colas ante una cabina y las tarjetas SIM sean solo un recuerdo del pasado.

María Traspaderne

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