El Gobierno cesa a la directora general de Trabajo, Concepción Pascual, que tramitó la autorización de un sindicato para las “trabajadoras sexuales” sin el visto bueno de la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, que reconoció que le habían metido “un gol por la escuadra”. El ministerio asegura que la renuncia ha sido “voluntaria”.
“Parece ser que ya ha habido una asunción de responsabilidad respecto a la persona que tenía esta responsabilidad. Creo que la directora general de Trabajo ha dimitido”, ha anunciado Ábalos el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Fuentes socialistas aseguraban en ese momento que la ministra estaba reunida con la directora general, pero que a primera hora de la mañana el cese era una decisión “que se daba por hecho”.
Minutos después de que Ábalos hiciera el anuncio y de que en Ferraz aseguraran que se trataba de un cese, el ministerio ha emitido un comunicado en el que ha sido Pascual quien ha presentado su dimisión: “La decisión de Concepción Pascual se produce al asumir voluntariamente todas las responsabilidades del registro de los estatutos de OTRAS, la Organización de Trabajadoras Sexuales”, reza el escrito.
El Gobierno inició los trámites para impugnar la decisión nada más saltar a los medios de comunicación. Sánchez trató de restarle importancia al asegurar que era un asunto que se había “sobredimensionado” lo que consideró un “error administrativo” y manifestó su total respaldo hacia Valerio.
Pero en el área de Igualdad del Ejecutivo generó un gran malestar la autorización dado que Gobierno y PSOE tienen una posición abolicionista en cuanto a la prostitución. De hecho, fuentes de Igualdad aseguraban que la decisión no era un error puesto que Pascual ya se había manifestado a favor de la legalización en el pasado dada su presencia en el Govern del PSC en un momento en el que impulsó un proyecto en esa línea.
En una entrevista en la Cadena SER, Sánchez ha dejado claro que los altos cargos que forman parte del Ejecutivo deben asumir la posición política que defiende. Así se ha pronunciado ante la polémica sobre la prostitución. Ábalos rebajó el tono al asegurar que “igual no supo interpretar” y que no todo el mundo debe tener la misma “sensibilidad política ni se le exige”.