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Venezuela, Catalunya y el patrimonio de los ministros centrarán el adiós de Pedro Sánchez al Congreso

Pedro Sánchez se dirige a Pablo Casado en el Congreso.

Irene Castro

Pedro Sánchez dice adiós al Congreso de los Diputados este miércoles. Las sesiones de control al Gobierno se han convertido, en la recta final de la legislatura, en un escenario más de la campaña electoral y la última comparecencia del presidente del Gobierno promete seguir la misma senda. El PP consiguió sacar adelante su comparecencia sobre tres asuntos: Venezuela, el Brexit y las sociedades patrimoniales de sus ministros.

Aunque la mayoría parlamentaria de PSOE, Unidos Podemos, PNV, ERC y PDeCAT frenó el intento de los de Pablo Casado de que el Pleno girara también en torno al diálogo con la Generalitat, Catalunya estará presente en la posterior sesión de control al Gobierno. 

Sánchez tendrá que abordar tres de los asuntos que PP y Ciudadanos explotan contra él. Venezuela, que fue el arma arrojadiza contra los socialistas cuando llegaron a acuerdo con Podemos, también ha copado buena parte del discurso en los últimos meses a raíz de la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente del país latinoamericano. 

PP y Ciudadanos exigieron a Sánchez que lo reconociera de forma inmediata, pero el Ejecutivo trató de buscar una posición común de la UE, que finalmente fue imposible. El presidente socialista, en coordinación con otros presidentes europeos, optó por dar un ultimátum a Nicolás Maduro para que convocara elecciones presidenciales, ya que el resultado de las que se celebraron en mayo y por las que fue proclamado presidente en enero no fueron reconocidas por Bruselas ni por buena parte de la comunidad internacional. 

Cuando finalizó el plazo de ocho días –que PP y Ciudadanos criticaron pese a que fue una estrategia de algunos de sus aliados, como Angela Merkel o Emmanuel Macron–, España y otros países europeos reconocieron a Guaidó como presidente interino de Venezuela para la convocatoria de elecciones. El PP le reclama en la solicitud de la comparecencia que informe de la “posición definitiva” del Gobierno. 

Otra de las críticas de Casado y Rivera a Gobierno fue la culminación de las negociaciones del Brexit. Un primer texto sobre Gibraltar puso en cuestión la capacidad de España de negociar con Reino Unido sobre el Peñón en el futuro y el Gobierno amenazó con vetar todo el acuerdo. Finalmente, la situación se recondujo y España se garantizó ese derecho.

La solicitud de comparecencia del PP se refiere exclusivamente al Plan de Contingencia que está elaborando Josep Borrell para la salida de Reino Unido de la UE en caso de que definitivamente no haya un acuerdo. No obstante, los conservadores no han dudado en poner en cuestión la gestión que ha hecho la diplomacia española de este asunto desde que Sánchez llegó a Moncloa.

Pero el asunto que más preocupa a los socialistas es la parte del Pleno que girará en torno a las sociedades patrimoniales de los ministros, un asunto que PP y Ciudadanos también han explotado. Sánchez batió el récord al dejar caer a Màxim Huerta como ministro de Cultura siete días después de tomar posesión por haber cometido un fraude a Hacienda a través de una sociedad con la que facturó sus trabajos.

Después del de Huerta, estalló el caso de Pedro Duque, que compró dos viviendas a través de un instrumento societario. A Sánchez le persigue la hemeroteca porque aseguró en 2015 que expulsaría de la dirección de su partido a quien hubiera recurrido a la ingeniería fiscal para pagar menos impuestos. El Congreso se convertirá al menos por un día en un escaparate para los reproches de unos y otros. Los independentistas permitieron que el orden del día del miércoles incluyera el debate sobre las sociedades patrimoniales.

No fue así en el caso de la solicitud de comparecencia sobre Catalunya. Solo Ciudadanos la apoyó. El PP pretendía que Sánchez explicase su diálogo con la Generalitat y las “concesiones” a los independentistas, a pesar de que los puentes se han roto y ello provocó que el Congreso tumbara los Presupuestos y la convocatoria de elecciones para el 28 de abril, que conlleva la disolución de las Cortes el próximo martes. 

No obstante, Catalunya estará presente en la sesión de control al Gobierno que se celebra tras la comparecencia de Sánchez por los tres asuntos ya mencionados. El portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, interroga a la vicepresidenta, Carmen Calvo sobre si “cree aún que el diálogo entre e Gobierno de la Nación y el Gobierno de una Comunidad Autónoma necesita de una intermediación externa”. Los socialistas siempre rechazaron la mediación internacional que exigía Quim Torra, pero se abrieron a la figura de un “relator” que coordinara las tareas de una mesa de partidos pensada para buscar una solución para Catalunya fuera del Parlamento.  

Casado, por su parte, afeará al presidente el “uso partidista de las instituciones del Estado”. El líder de la oposición reprochará a Sánchez que trate de “blanquear” su imagen usando al rey después de que en su libro Manual de Resistencia presuma de tener muy buena relación con el jefe del Estado y también el viaje a Francia para homenajear a Antonio Machado y Manuel Azaña en el aniversario de la guerra civil que les llevó al exilio. 

Desde que Sánchez decidió romper relaciones con los independentistas dando por perdidos los Presupuestos que había pactado con Pablo Iglesias, Unidos Podemos empezó a marcar distancias con el Gobierno ante la inminencia de la convocatoria de elecciones. “No son de fiar”, le espetó la portavoz, Irene Montero, en la sesión de control del pasado miércoles, cuando el incendio preelectoral se manifestó en toda su plenitud. 

Las relaciones se han enconado aún más desde que el pasado viernes, en la rueda posterior a la reunión del Consejo de Ministros, la portavoz, Isabel Celáa, utilizase su intervención inicial para lamentar el desahucio de varias familias de la calle Argumosa 11. “Las propuestas de nuestro gobierno habrían hecho imposibles imágenes como la que se ha visto”, expresó Celaá en referencia al decreto de vivienda que el Congreso tumbó con el beneplácito del grupo confederal.

Desde Unidos Podemos aseguran que el texto que aprobó el Gobierno no habría evitado el lanzamiento, sin que como máximo lo habría rechazado un mes. El asunto se abordará en la sesión de control de este miércoles en la que Gabriel Rufián también se despedirá de Sánchez en el que será su primer 'cara a cara' tras la ruptura del Gobierno y la Generalitat. 

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