Del “fracaso” al “aberrante contenido ultraizquierdista”: los columnistas hombres que no asumen el éxito del 8M

La manifestación del 8 de marzo ha sido reconocida como un éxito por la prensa en su totalidad. Un enfoque informativo evidente, vistas las centenares de miles de mujeres que salieron a la calle y la reacción del Gobierno a lo ocurrido. Pero en las páginas interiores de periódicos como ABC o El Mundo se pueden encontrar textos que discrepan de que la huelga feminista haya triunfado. Son columnas de firmas habituales. Todas de hombres. Y que lanzan todo tipo de reproches y supuestas realidades para restar legitimidad a la movilización del feminismo que ha roto todas las previsiones.

El más beligerante ha sido, como se podía esperar, Federico Jiménez Losantos. El locutor de radio dice en su columna de El Mundo que la manifestación de este jueves fue “un fracaso”, ya que él ha visto “las gigantescas manifestaciones contra la OTAN orquestadas por la URSS”. O las “movilizaciones pregolpistas del Prestige y la guerra de Irak y las directamente golpistas del 11-M”. Losantos no ofrece otro argumento que no sea que se han producido manifestaciones con más asistentes en los 80 o hace una década. Solo dice que la movilización ha despertado la “animadversión de los ciudadanos que quieren que se les valore por sus méritos”.

Tampoco lo ha hecho en su programa en EsRadio, donde ha dedicado media hora a insultar a las feministas que acudieron a las marchas y a los políticos que secundaron las mismas. Los políticos de Ciudadanos y Partido Popular han sido especialmente criticados por Losantos por acudir a lo que encuadra en “movilizaciones comunistas”.

En el mismo periódico, el columnista Santiago González también resta importancia a lo sucedido en las calles de todo el país. Según el periodista, la huelga fue “un totum revolutum de reivindicaciones heterogéneas sin destinatario claro”. Otro de los reproches es que el 8 de marzo “quedó algo cojo por su falta de solidaridad con las mujeres de las repúblicas islamistas, esas sí oprimidas y negadas”.

González también niega la brecha salarial, al asegurar que “en España no hay salarios distintos para trabajos iguales”. Una afirmación que desmienten los datos y que muestra una visión tópica de los que rechazan su existencia que no se corresponde con la realidad de esta desigualdad. “La brecha salarial que padecen las mujeres son los hijos”, apunta el columnista.

Las críticas de dos hombres en ABC

“Ayer se dijo mucho que 'feminismo es igualdad', simplificación interesada. ¿Qué igualdad y por qué medios?”. Este es un extracto de la columna de Hughes en la edición de ABC de este viernes, en la que llega a decir que “en muchos aspectos las mujeres estarán mejor que los hombres y será absurdo pedirle entonces al Estado que intervenga la realidad para corregirlo”. Una afirmación de la que no aporta ningún dato que sostenga, al menos, su veracidad.

Según Hughes, “la política de género (no tenemos razas) es el nuevo chollo político y periodístico”. Una reacción motivada, como señala también en su texto, debido a que “la ideología de género arraiga en España con una huelga hegemónica en los medios y muy poco fuera de ellos”. También le pareció una “desvergüenza” que en las protestas se exigiesen “espacios de opinión y directivos”. “Está por verse que alguna de estas heroínas de un paso al frente y denuncie, por ejemplo, a un Weinstein patrio”, destaca el columnista.

El otro hombre columnista de ABC que carga contra las movilizaciones es Hermann Tertsch. La convocatoria, según él, está marcada por su “aberrante contenido ultraizquierdista”. “Este 8 de marzo ha sido un éxito de la agitación populista de la extrema izquierda que debiera alarmar” o “en muchos países se alcanza hoy la práctica igualdad entre hombre y mujer hasta los límites que impone la biología” son algunas de sus frases más destacadas.

El periodista también asegura que el auténtico problema de las mujeres en Europa son los musulmanes. Según él, las grandes preocupación deberían ser “las mujeres musulmanas que son maltratadas” por sus familiares o “las mujeres europeas que son agredidas por unos extranjeros que resultan ser casi en su totalidad musulmanes”. Tertsch no aporta citas o documentos que avalen esta tesis islamófoba, pero asegura que “son hechos”. Y que lo que ocurre es que “los gobiernos con la dócil colaboración de los medios” ocultan “identidad y origen de los autores y la suerte posterior de las víctimas”.