El barrio que se dejó invadir por la música y los juegos: “Sevilla es de todos y hay que ocupar sus calles con cultura”
Una melodía de violines envuelve la arteria principal de Su Eminencia en una mañana de domingo atípica. Son los niños del CEIP Adriano del Valle, uno de los colegios del barrio que decidió enseñar a tocar a sus alumnos para devolverles la ilusión por ir a la escuela.
Junto a ellos, caras de satisfacción y asombro. Una multitud sorprendida al contemplar cómo, por primera vez, los vecinos –y no los coches– ocupan la calle Ingeniero de la Cierva. “¿Es un recital?”, “no, allí también hay un mercadillo”, “yo he visto a gente bailando”, comentan quienes desconocen la actividad.
“Es como una feria, una fiesta para el barrio”, concluye Manolo Sánchez, miembro de una asociación vecinal, para referirse a Calle Cultura. Una iniciativa promovida por el Instituto de la Cultura y las Artes del Ayuntamiento de Sevilla que ha recalado este domingo en Su Eminencia después de una primera edición que en marzo tomó el Paseo de Colón.
El latir de un barrio
Danza, arte sonoro, juegos populares, actividades de lectura... así hasta llenar 200 metros de vía pública con propuestas que conectan con los latidos del barrio, porque en ellas ha participado su gente. Un barrio que “está muy necesitado de cultura”, según opina Francisco Javier, que se ha criado en estas calles y ahora celebra que su hijo pueda disfrutar de un “abanico amplio de actividades culturales”.
Quienes llevan “toda la vida” viviendo aquí, como Alberto Sobrino, presidente de la Federación Entre Lindes, lo definen como un barrio “multicultural”, de “gente obrera” que levantó sus casas entre los vecinos y que pervive atravesado por “el estigma” y las dificultades que acarrea no contar con los “mismos recursos que otros distritos” de la capital. En definitiva, “una zona de transformación social”, tal y como lo define Juan Manuel Flores, concejal delegado del distrito Cerro-Amate, en el que se ha criado.
Sin embargo, gracias a Calle Cultura, los vecinos han logrado olvidarse durante unas horas de la problemática social con la que conviven a diario. Esta mañana dominical la imagen ha sido muy distinta: padres y madres disfrutando “como niños” viendo a sus hijos divertirse con otros pequeños del barrio. Señoras sentadas a lo largo de la calle con el rostro iluminado por la nostalgia, viendo a sus nietos jugar como cuando eran niñas. La rayuela, el turco, las chapas. Juegos que el nieto de Reyes no conocía. “Da mucha alegría verlos jugar como antiguamente”, reconoce esta vecina, que lamenta que “este barrio antes tenía mucha vida, pero ahora los niños solo quieren el móvil y el ordenador”.
Factor de transformación social
También Ángel ha quedado encantado con la iniciativa porque, asegura, “a este barrio le hacía falta cambiar la dinámica del mercadillo y el tráfico” por planes en los que los niños “se rían e interactúen”. Tiene una hija pequeña y denuncia que a menudo la oferta de ocio infantil es demasiado cara. “Este barrio no tiene bolsillo para permitirse esos lujos”, señala.
Pero lo que sí tiene es interés por la cultura y la lectura. Tanto que en menos de tres horas se han repartido más de 150 libros entre los asistentes que se han asomado a la mesa de “libros viajeros”. Lo cuenta ilusionado Ángel Medina, vocal de la asociación de vecinos Su Eminencia, al tiempo que lamenta “la carencia de recursos educativos que hay en la zona”.
“La gente se ha acercado demostrando interés por leer, en los talleres se ha visto entre los jóvenes ganas de aprender para luego tener un trabajo”, explica Ángel, que apostilla que “lo que necesitan es mucho apoyo, orientación y que se les tienda una mano”. Algo en lo que coincide Chari Galán, organizadora de la asociación Rompe tus Cadenas, que concibe la cultura como un elemento de “cohesión” entre la gente del barrio.
Un lugar de encuentro
Por eso, el delegado del distrito entiende que la elección de este emplazamiento por parte del gobierno de la ciudad encierra un mensaje para los vecinos de Ingeniero de la Cierva: “Mediante la cultura y con otras intervenciones es posible transformar las realidades a veces tan duras de estas zonas de la capital”.
Precisamente, esta iniciativa forma parte de la estrategia de mejora progresiva de esta vía como eje comercial y de la vida social del distrito, según señala el Consistorio. Una apuesta en la que llevan trabajando y destinando sus esfuerzos los colectivos vecinales y asociativos del barrio desde hace años.
Por el momento, la experiencia de la matinal dominical ha servido para unir a diferentes generaciones y fusionar culturas. Ha despertado el “orgullo de pertenecer a este barrio”, en palabras de Miriam, que vive aquí “desde pequeña”. Y ha convertido Su Eminencia en un reclamo para los sevillanos que viven fuera del distrito. Es el caso de Ana y Amapola, dos amigas que llevaban “mucho tiempo sin verse” y que han aprovechado esta cita cultural para reencontrase.
“Las aceras son cada vez más pequeñas, es necesario que se retome la vida en la calle”, manifiesta Ana, antes de que su amiga añada: “lo realmente interesante es que tenga continuidad, que igual que hay Feria y Semana Santa todos los años, que periódicamente se hagan estas actividades de cortar el tráfico y disfrutar de las calles”.
Experiencia para aprender y recordar
Petición similar le han trasladado los vecinos al alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, mientras recorría la calle cultural esta mañana. “Alcalde, esto hay que hacerlo todos los domingos”, se ha escuchado más de una vez. A este respecto, en declaraciones a este periódico, Muñoz se ha comprometido a “mantener este proyecto” y a “desarrollarlo intermitentemente en diferentes avenidas de la ciudad para que la cultura desplace a los coches”.
La calle Ingeniero de la Cierva despertará el lunes para retomar su pulso habitual. Pero, al menos, este día ya ha dejado su huella en la senda que conduce a la mejora del barrio. Este domingo pasará a formar parte de la memoria colectiva del vecindario, con la satisfacción de haber hecho suya la vía central. “La ciudad es de todos”, recuerda el delegado del distrito, “y a veces hay que vivirla y ocuparla con elementos de cultura de calidad”.
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