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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

De colegio 'Calvo Sotelo' a 'Presidente Calvo Sotelo': un cambio “tramposo” para esquivar la Ley de Memoria en Sevilla

Fiesta fin de curso en el CEIP Calvo Sotelo organizada por la AFA La Graná

Sara Rojas

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Añadir una sola palabra podría ser suficiente para cumplir, ya sí, con los preceptos de Ley de Memoria Democrática. Al menos, esa ha sido la opción escogida por el CEIP Calvo Sotelo de Sevilla, cuya dirección y profesorado ha votado a favor de incorporar el término “presidente” a su nombre actual, en una suerte de maniobra lampedusiana en la que cambia todo (en lo que se refiere al personaje histórico) pero, sustancialmente, todo sigue igual.

De ahí que las madres y padres que conforman la asociación de familias del alumnado del centro bajo el nombre AFA La Graná haya condenado la decisión por considerarlo “una trampa que blanquea el fascismo”, en tanto que la referencia al ministro de Hacienda durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, José Calvo Sotelo, que fue considerado “protomártir” por el bando sublevado durante la Guerra Civil, continúa figurando en la nomenclatura de este colegio público, aunque lo haga precedido del título que lo diferencia de su sobrino, el segundo presidente de la democracia española (Leopoldo Calvo-Sotelo).

“No es un cambio de nombre, es un lavado de cara”, denuncia en este sentido Olga Solano, una de las integrantes de la directiva de la AFA que ha dimitido tras la votación del Consejo Escolar por sentirse “engañadas por el propio director con el que hemos trabajado durante mucho tiempo mano a mano”, según traslada esta madre a SevillaelDiario.es. Por su parte, el director del centro ha rehusado hacer declaraciones a este periódico y se ha limitado a incidir en que la decisión responde a un “procedimiento democrático” puesto que “se ha hecho una votación”, sin concretar los argumentos que han motivado a decantarse por esta opción, como recrimina la asociación de familias.

En sintonía con la “profunda decepción” que ha manifestado La Graná, el grupo político de Izquierda Unida (IU) ha solicitado esta misma semana al Consistorio hispalense que, “en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica y en aras a la dignificación de la democracia”, rechace la propuesta de la dirección por considerar que se ha escogido “para burlar la Ley”. “De ser así, estaríamos hablando de un fraude democrático, de un maltrato a la Ley de Memoria y de un blanqueamiento del fascismo”, criticaba en su comunicado el concejal sevillano de la confluencia Podemos-IU, Ismael Sánchez.

Vuelta a los orígenes de la Huerta de los Granados

Si bien las familias de este CEIP llevan solicitando que se renueve su nomenclatura desde hace años, el procedimiento para el cambio “tramposo” de nombre, insisten, se ha llevado a cabo finalmente 86 años después de su inauguración, previo requerimiento de la Oficina de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Sevilla. Este organismo hace un mes, en virtud del artículo 35.3 de la nueva Ley de Memoria Democrática, instó al director del colegio a “iniciar los trámites” para “deshacerse” de los “vestigios franquistas” todavía presentes en su denominación, siguiendo la línea del Defensor del Pueblo Andaluz, que el pasado mes de febrero apremió a la Consejería de Desarrollo Educativo a cambiar los nombres de colegios contrarios a la memoria histórica.

Se abría así en el colegio sevillano “la oportunidad” de adentrarse en un proceso “ilusionante” que implicara al conjunto de la comunidad educativa en la búsqueda de un nombre en el que todos sus actores “se sintieran representados”. Con este aliciente, la asociación de familias del centro trató de “promover un movimiento muy consensuado”, descartando las opciones que pudieran generar conflicto político, social o religioso dentro del barrio.

Así pues, frente a la propuesta que ha resultado ganadora con los 10 votos “en bloque” del profesorado y la dirección, las familias del alumnado representadas en La Graná apoyaron “retornar al nombre original del colegio”, que fue concebido en 1934 como grupo escolar en la Huerta de los Granados. Aunque en la lista también figuraban nombres como 'La Roldana' o 'Arroyo', las familias apostaron por 'CEIP Huerta de los Granados' como la alternativa más “inclusiva” y representativa de la esencia que encierra el entorno en el que se enmarca el centro.

“Es un nombre que está enraizado con nuestra tierra, con nuestra ciudad y también con nuestro contexto cultural andaluz” y que evoca además “la tradición del barrio”, según defiende la AFA en la justificación de su propuesta redactada por David Patiño, uno de sus miembros que ya en 2017 arguyó “por qué un colegio no puede llamarse Calvo Sotelo”, esgrimiendo que se trató de un “acto de propaganda franquista” que sirvió entonces como “exaltación y justificación del golpe de estado y del régimen franquista que se estaba formando”.

De un mártir franquista a un presidente de la Transición

De acuerdo con el informe adjuntado en el requerimiento de la Oficina de Memoria Histórica y elaborado por Leandro Álvarez Rey, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, José Calvo Sotelo fue ministro de Hacienda durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y, posteriormente, “conocedor de la conspiración que estaba urdiéndose en los cuarteles [previos a la guerra civil]”, además de “protagonista de numerosos enfrentamientos parlamentarios, en uno de los cuales llegaría a declararse admirador del fascismo”.

Su asesinato en la madrugada del 12 al 13 de julio de 1936 en una camioneta de la Guardia de Asalto —“como represalia por el asesinato horas antes del teniente Castillo”, simpatizante socialista y miembro de dicho cuerpo— “precipitó y sumó el apoyo de muchos indecisos, como Franco, al golpe de estado que días después estalló en España, provocando el inicio de la guerra civil”, según recoge el anexo del requerimiento.

De modo que el bando sublevado elevó su figura a “protomártir” de la “Cruzada” y la exaltó en sucesivos homenajes que tuvieron lugar desde el principio de la sublevación, hasta el punto de que en julio de 1948 “el generalísimo tuvo a bien concederle el título de marqués de Calvo Sotelo”, como recuerda el catedrático de Historia de la Hispalense en su informe.

A tenor del historial de este político que da nombre al colegio sevillano desde 1937, padres como David llevan años pidiendo que se recuperare “el nombre que planeó la democracia de entonces y que la dictadura franquista nunca llegó a permitir”. Sin embargo, antes incluso de que se votara esta cuestión, temía ya que “los sectores más inmovilistas” trataran de “salvar la situación”, denominando al colegio 'Presidente Calvo Sotelo' para mantener así una fórmula similar a la original, pero que no confronta con las leyes de memoria democrática por hacer alusión a otro personaje histórico con sus mismos apellidos: Leopoldo Calvo-Sotelo, sucesor de Adolfo Suárez como líder de la UCD.

Pendientes del informe final

En cualquier caso, las familias no dan la batalla por perdida porque el procedimiento de cambio de nomenclatura dicta que la última palabra la tiene el Ayuntamiento. En efecto, al Gobierno municipal de José Luis Sanz le corresponde ahora emitir un informe favorable o no respecto a la propuesta escogida por el Consejo Escolar. Desde la AFA La Graná confían en que dicha administración desestime la opción de 'Presidente Calvo Sotelo' al no existir “consenso” por parte de la comunidad educativa.

Tanto es así, que el procedimiento de cambio de nombre se ha saldado con la ruptura “total” de los lazos de las familias con la dirección (“la pérdida de confianza nos imposibilita seguir trabajando con este equipo directivo”, explican desde la AFA), con la dimisión en cascada de la Junta Directiva de La Graná y con la disolución de la misma hasta septiembre, cuando se decidirá en una nueva asamblea la continuidad o no de esta asociación de familias, cuyos hijos e hijas mantienen viva la esperanza de ver 'Huerta de los Granados' rotulado en la entrada de su colegio.

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