'Hemos vivido por debajo de nuestras posibilidades': solo 48 horas para crear magia en escena

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Alejandro Luque

Sevilla —

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Un año más, y ya van seis, los amantes de las artes escénicas de Sevilla tienen una cita en el mes de septiembre con Hemos vivido por debajo de nuestras posibilidades. Un encuentro en torno a la formación, reflexión, creación y exhibición que ha tenido su primera fase del 11 al 13 de la mano del dramaturgo y director valenciano Pablo Gisbert, y que culminará del 27 al 29 de septiembre con la dramaturga especializada en circo Silvia Balbín, la coreógrafa y bailarina Ana Donoso y el dramaturgo Javier Berger, bajo la coordinación de David Montero y La Suite.

Si en la citada primera fase, un grupo de 20 personas trabajaron junto a Gisbert -conocido por su labor con la compañía El Conde Torrefiel-, en una concepción de la narrativa visual previa a las palabras, mezclando teoría y práctica, en la segunda el programa se centrará en el aspecto propiamente creativo con un número similar de inscritos. Como viene siendo tradicional, el colofón del encuentro consistirá en la formación por sorteo de tres compañías, que ensayarán el jueves 28 y el viernes 29 piezas creadas al efecto, y las representarán el viernes 29 a las 21.00 horas, en la Escuela de Arte Dramático (ESAD) de la capital hispalense.   

Como novedad de esta edición, la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) se suma como colaboradora acogiendo en su sede de La Cartuja los trabajos preparativos de esta segunda fase, junto con los ya habituales patrocinadores Sgae y Aisge. También se estrena nueva imagen diseñada por Lugadero, así como la mencionada ESAD. Según Montero, el perfil de los participantes sigue siendo el de “profesionales de las artes escénicas de distintas generaciones, desde gente que está empezando a otra que lleva mucho tiempo en esto pero quiere confrontar su manera de hacer desde el presente, con un interés en el lenguaje contemporáneo”.

El lenguaje del presente

Buscar nuevas formas de decir es precisamente uno de los grandes retos de esta cita. “No es fácil inventar algo nuevo, evidentemente. Pero las artes que se hacen en vivo no pueden ser nunca museísticas, no tienen más remedio que hablarle al público del presente con un lenguaje del presente”, apunta Montero.

Este creador cree que Hemos vivido… es también un buen observatorio para pulsar el estado actual de las artes escénicas en la ciudad. “En los últimos ocho o diez años ha habido un florecimiento potente de la escena local. Tras la crisis de 2008 se produjo una destrucción del tejido empresarial en torno a las artes, pero lo positivo es que en los periodos difíciles se asumen más riesgos, mientras que las estructuras empresariales suelen ser más conservadoras. Lo difícil, como siempre, es dar visibilidad dentro, y sobre todo fuera de la comunidad. Nuestro objetivo, de hecho, es crear contactos con el exterior, intentar ese equilibrio entre nutrirnos de lo de fuera y poner en valor lo que tenemos”.

Sobre el momento en que los participantes deben poner en pie una obra en solo 48 horas, asegura que se plantea “como un juego. Tanto creadores como público entran muy bien en ese espíritu lúdico, se crean unas complicidades muy interesantes, gente que encuentra afinidades… Y los programadores vienen a ver la muestra y descubren artistas que quizás no tenían en su radar, como sucedió el año pasado con Juan Luis Mantilla y el director del teatro Lope de Vega, Carlos Forteza”.

Por otro lado, Montero es consciente de que los encuentros y festivales no lo tienen nada fácil en estos tiempos, como ha puesto de relieve el anuncio de Escena Mobile de que no seguirá celebrándose el año que viene. “Una parte de nuestras subvenciones viene del Icas, y no sabemos qué va a pasar este año. Vamos siempre tarde, es algo ya endémico, pero esta vez ni siquiera sabemos si van a salir. Y en un tejido frágil como el sevillano, esto se convierte en un problema aún mayor. Con todo, confiamos en que se convoquen”.

Empezar de cero

“La sensación de que cada año empieza uno de cero no es solo achacable a la actual corporación municipal, ya vimos lo que ocurrió con el Mes de Danza”, prosigue. “Arrancamos confiando en que los dineros llegarán, pero el riesgo es muy alto. Además, nosotros tenemos líneas de crecimiento planteadas, pero es imposible crecer si no hay apoyos institucionales. ¿Tiene esto arreglo? El argumento de culpar a los procedimientos administrativos no se sostiene, porque no en todas las administraciones pasa lo mismo. Hay una voluntad política, o no la hay”.

Para Montero, otro factor a tener en cuenta es que al sector “le cuesta mucho unirse y reclamar. Y tenemos una indefinición absoluta de la política municipal, lo poco que sabemos es muy poco tranquilizador. Se cerró un Mes de Danza y no pasó nada, apenas tuvo repercusión más allá de las voces airadas del momento. La única manera de presionar a las administraciones sería hacerlo colectivamente, y eso no es nada fácil, porque solo en sobrevivir ya se nos va la vida”.

En todo caso, Hemos vivido ha llegado a una edad considerable: “el entusiasmo inicial suele durar dos o tres años, así que cumplir seis es una pequeña madurez”, afirma Montero. “Pero aún queremos seguir creciendo, educando a los públicos para que no envejezca demasiado la media de edad de nuestros teatros. Cuando lo logremos, habremos alcanzado la madurez definitiva”.

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