ENTREVISTA
Julio Muñoz Gijón, 'Rancio': “Se hace tanto ‘true crime’ porque necesitamos el simulacro de estar en peligro”

Julio Muñoz Gijón, Rancio

Alejandro Luque

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Después de vender más de 100.000 ejemplares de la saga El asesino de la regañá, convirtiéndose en un verdadero fenómeno editorial, Julio Muñoz Gijón (Sevilla, 1981) sentía la necesidad de cambiar de registro. Eran ya diez títulos los protagonizados por los populares Jiménez y Villanueva, catorce en total desde que se revelara como escritor en 2012, al principio casi como un juego. Pero el tiempo pasa y la necesidad de asumir riesgos se impone. El resultado es True crime (el crimen real), una nueva obra que acaba de ver la luz en el sello El Paseo, y que saca a relucir la faceta más periodística del autor.

“Es una suerte que a la gente le guste lo que haces, pero ese éxito te acaba condicionando y te frena a veces para hacer cosas nuevas”, explica. “Desde hace algún tiempo estoy trabajando en plataformas documentales, haciendo cosas muy distintas, y como ahora están de moda estas cosas, ando siempre con investigadores, policías y detectives. Así, me fui haciendo con un montón de información real y de primera mano, lo que me pareció una oportunidad perfecta para hacer una novela negra”.

Claro que entrar en un género tan concurrido y complejo le imponía, de entrada, respeto. “La novela negra tiene las reglas muy claras, pero no hay tanta gente que haya paseado con un estafador o haya conseguido una autopsia y haya podido leerla. Mi trabajo me ha permitido ponerme en contacto con personas y datos que normalmente la novela negra no refleja tan bien”, comenta.

Asesinos y zombis

Así surgió esta trama en la que James, una directora de productos televisivos, logra que un asesino en serie, Elías, cuente en directo sus crímenes y motivaciones. Pero justo cuando va a comenzar la entrevista, se impone una mirada atrás que va a cuestionar todas las certezas. “El nombre de James es un guiño a una colega a la que apodamos así porque tenía soluciones para todo. Es un personaje impulsivo, casado con su profesión (nos pasa mucho a quienes nos gusta contar historias) y la lleva al extremo, de noche y de día”.

En cuanto a Elías, se trata quizá del resultado de una pregunta que se formuló Muñoz Gijón. “¿Por qué se hace hoy tanto true crime? Quizá por la misma razón por la que nos fascinan los parques de atracciones o las películas de miedo. Hay un instinto de supervivencia que necesitamos alimentar, tenemos que hacer el simulacro de que estamos en peligro. Como nos gustan las pelis de zombis para satisfacer nuestro instinto de competir y acabar con otro ser humano sin sentirnos mal. Para el asesino, somos todos unos domesticados. Él quiere que lo dejemos ser fiel a su instinto”.

Por otro lado, Muñoz Gijón reconoce que esta vez ha tenido que renunciar a historias que le llamaban la atención por el bien de la novela. O como él dice, “he estado constantemente matando hijos”. “Cuando tienes que contar una historia, no puedes olvidar que el lector está sentado a unos centímetros de su teléfono móvil y probablemente a un metro y medio de una tele donde hay cosas increíbles. Por eso tienes que ver dónde se estimulan los sentidos, dónde la gente se conecta más. Yo he probado mucho contándole la historia al editor, a mi madre, a mis amigos, y comprobando en qué pasajes se les abrían los ojos”.

“Normalmente paso un año madurando la idea de una novela, y en una semana puedo sentarme en una biblioteca pública y escribirla del tirón, lo que incluso puede hacerme quedar mal”, prosigue el escritor. “Esta vez la trama era más compleja, he estado por primera vez un año y pico escribiendo. Pero también es la primera vez que le he dicho a mi editor al entregarle el manuscrito: ‘Si no te gusta, no te preocupes que me la publico yo’. Por suerte no fue así, e incluso me dijo hace poco que era la cuarta vez que la leía y había vuelto a hacerlo de un tirón”.

Humor contenido

Cuando se le pregunta si este giro en su carrera va a revelar un Julio Muñoz Gijón más serio, responde: “Si te digo la verdad, mi sueño sería que comenzara otra saga con este libro. Y poder ir alternando humor y thriller, una novela de uno y otra de otro”, comenta. “Me ha costado meter cosas de humor, pero también hay un personaje cínico y divertido. Una novela es una alquimia compleja de emociones, pero True crime presentaba una serie de retos nuevos, como que toda la historia estuviera en las primeras páginas, y que en las últimas 13 líneas todo cambiara, como ocurre en películas que me fascinan como Seven o El sexto sentido, en las que terminas diciendo ‘¡la que me ha metido!”.

Claro que para ser un genuino true crime, la novela ha bebido de testimonios y experiencias que el escritor no tiene reparos en reconocer y enumerar: “La historia de un falsificador real, de un narcotraficante valenciano, el caso del Niño Pintor y la serie de El Sapo en Prime Video”, dice.

Martín Gijón, que en los últimos tiempos ha recibido sorpresas tan gratas como que Juan Gómez-Jurado recomiende su libro en redes o sea invitado por primera vez a un festival de novela negra, tiene ya lista su carta a los Reyes Magos para el próximo año: “Es una mezcla de todo: que yo me divierta escribiendo, pero tampoco soy tan idealista: también quiero que se venda. Y sí, que esto sea el comienzo de una nueva saga a la que el lector pueda subirse desde el principio, por si le da pereza empezar con la otra después de diez libros”.

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