Lara Fernández, del surtidor de gasolina a campeona del mundo de boxeo tailandés sin apoyos

La campeona del mundo, entrenando en la playa de Zahara de los Atunes.

Fermín Cabanillas

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Gasolinera de la Avenida Blanca Paloma de la localidad sevillana de Coria del Río. Una joven saluda a los clientes, y la mayoría no reparan en que la persona que les atiende es una campeona del mundo. La muchacha que viste la ropa de la gasolinera tiene 25 años y puede presumir de ser la mejor deportista del planeta en Muay Thai (boxeo tailandés) y K1. Pero tras sus medallas y cinturones está la historia de una mujer que tuvo que dejar su pueblo natal, Cebolla (Toledo), para mudarse a Coria en busca de los mejores entrenamientos y sacar adelante su pasión; que casi cuenta sus combates por victorias; que saca la bandera de España allí donde combate, y que todo lo paga de su propio bolsillo.

Su currículo refleja que empezó muy joven. En 2014 se hace con el campeonato del mundo de K1 amateur con 18 años. No era un título profesional, y, de hecho, los títulos profesionales que ha ido consiguiendo son, en parte, gracias a iniciativa de empresas privadas que organizan veladas por todo el mundo, sobre todo en Asia y Europa. Lara está federada en la FEKM (Federación Española de Kick Boxing y Muay Thai) pero como su deporte no es olímpico no puede acceder a becas que la ayuden a complementar sus ingresos.

Aquel fue el inicio de una carrera que la llevó a convertirse en campeona del mundo de K1 por primera vez en 2019. En enero de 2020 se proclamó vencedora del torneo mundial WLF (Wu Lin Feng) en China, la competición de artes marciales televisada más importante del país asiático. De hecho, este es para ella el más importante de sus títulos. En febrero de ese mismo año fue en Bruselas donde se convirtió en campeona mundial de Muay Thai en una final a combate único ante la belga Kelly Denoiko. Y el 8 de marzo logró en Londres su última y más importante victoria por la que se proclamó campeona del mundo WBC de Muay Thai (WBC es una de las federaciones privadas que organizan estos torneos). Justo una semana después, la pandemia obligó a confinarse a toda España, y la búsqueda de patrocinadores se complicó aún más.

Pocos apoyos

Porque cada patada y cada puñetazo que Lara da a sus rivales sale de sus ahorros. Solo una empresa, Instituto Español, la apoya en lo que puede aportar como sponsor. Mantener sus entrenamientos diarios, su dieta, el nutricionista y toda la preparación que necesita una deportista de élite es algo que solo puede sacar adelante con su trabajo fuera del ring. Y lo hace mediante los cambios de turnos y la cobertura de vacaciones en la gasolinera del pueblo que la ha visto crecer como deportista.

“Si mis compañeras no me hubieran ayudado, no podría haber sido campeona del Mundo”. Esta frase resume la filosofía del verdadero equipo que la ha convertido en una referencia mundial en su deporte: las trabajadoras de la estación de servicio. Ellas han dado un paso adelante para que la preparación de Lara no dependa de horas extras echando gasolina. Así que la empresa Instituto Español y sus compañeras son los apoyos de Fernández. A ellos se suma la Cervecería Hermanos Ruiz, un establecimiento experto en hamburguesas de autor de Coria. Para aportar, los dueños han decidido donar a la deportista un euro de cada ‘La daviola’ que vende, una pizza hecha hamburguesa.

Ahora Lara se enfrenta a un nuevo reto. El 22 de agosto competirá por el título mundial Lion Fight de Muay Thai en la categoría de -51,3kg en Glasgow (Escocia), donde luchará con la deportista local Amy Pirnie. Como suele pasar en esta disciplina, las empresas privadas que organizan los torneos sufragan los gastos, pero no la preparación, que corre de su cuenta. Es una pescadilla que se muerde la cola porque para entrenar necesita dinero, pero para obtenerlo tiene que estar apartada del gimnasio. Con todo, puede ganar el 22 de agosto un nuevo título mundial.

Su historia, en un documental 

Nacida el 10 de julio de 1996, la historia de esta deportista está recogida en el documental ‘Los sueños y los asaltos de Lara Fernández’, rodado en su pueblo natal poco después de ganar el título mundial en la categoría de menos de 59 kilos en los Mundiales de Bruselas. Como refleja el documental, la deportista toledana llegó un domingo por la noche de competir en China y traerse un cinturón mundial en la maleta, y a las cinco de la madrugada del día siguiente estaba en su puesto de trabajo, a pie de surtidor.

Ahora, se prepara para vencer en su tierra a Pirnie. Como suele ocurrir, cuando llegue al pabellón comenzará a ser reclamada por los aficionados a un deporte con unos 700 federados en España y en el que ella es una referencia mundial, sin saber en Tailandia, China, Bélgica o Escocia que la campeona española es la mejor del mundo pero sigue sin apoyos.

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