La Fundación Maragall alerta de las consecuencias ocultas del Alzheimer en los cuidadores

La Fundación Pasqual Maragall ha advertido de la existencia del denominado 'síndrome del cuidador', que provoca un gran agotamiento físico y mental en las personas que cuidan a un enfermo de Alzheimer, habitualmente un familiar al que dedican una media de 15 horas diarias siete días a la semana.

“Cuidar a un familiar con Alzheimer es un hecho sobrevenido para el que nadie está preparado. Sin el apoyo necesario, afrontar esta realidad desencadena problemas físicos y psicológicos asociados a estrés, ansiedad, depresión o frustración. Es lo que se conoce como síndrome de sobrecarga del cuidador o síndrome del cuidador 'quemado'”, explica la psicóloga de la Fundación Maragall, Sandra Poudevida.

La Fundación Maragall recuerda, con motivo de la celebración mañana, 5 de noviembre, del Día del Cuidador, que en la gran mayoría de casos, la atención directa recae en el cónyuge del enfermo o, en menor medida, en algún hijo o hija.

Según Poudevida, “la dedicación al enfermo, prácticamente exclusiva, provoca un gran agotamiento físico y mental, unido al agravante emocional de sentir como un ser querido se va perdiendo en vida”.

“Los cuidadores se encuentran tan desbordados que acaban relegando a un segundo plano su salud física y mental. Un hecho que les convierte en enfermos ocultos”, relata la psicóloga.

Para apoyar a estos cuidadores y mejorar su calidad de vida, la Fundación Pasqual Maragall creó en 2011 un programa de grupos terapéuticos para cuidadores de enfermos de Alzheimer que ya ha atendido a 420 cuidadores.

En total, la Fundación Pasqual Maragall ha realizado 47 grupos terapéuticos gratuitos en 27 centros de la geografía española.

Los grupos consisten en una terapia psicológica grupal, dirigida por un terapeuta profesional, y dividida en 14 sesiones de hora y media.

Según Poudevida, “el objetivo de la terapia es prevenir y paliar la sobrecarga a la que están sometidos los cuidadores para mejorar su bienestar. Los terapeutas enseñan a comprender la enfermedad y convivir con ella de forma serena, digna y controlada”.

Durante las sesiones, los participantes comparten sus experiencias y aprenden a conocer la enfermedad y su evolución para aceptar la realidad de cada momento, a comprender los síntomas y los cambios de conducta que generan en el afectado y a pedir ayuda.

También les enseñan a comunicarse con el enfermo, a saber gestionar las propias emociones y sentimientos, a recuperar la propia identidad, más allá del rol de cuidador y buscarse espacios para uno mismo o aprender a relajarse y cuidar la propia salud física y mental.

Ser positivos e intentar alinearse con el humor y compartir experiencias y emociones con otros cuidadores, son algunos de los consejos que reciben.

“Tras asistir a estas sesiones, los participantes nos manifiestan mejoras en aspectos como el nivel de sobrecarga, de ansiedad, de depresión, de calidad de vida, de resiliencia y del apoyo social que perciben”, explica Poudevida.

Estas variables están evaluadas científicamente en un estudio que impulsaron en abril de 2014, la Fundación Pasqual Maragall y la Obra Social La Caixa, entre 231 cuidadores distribuidos en 24 grupos terapéuticos de Cataluña, Castilla y León, Canarias, Comunidad Valenciana y Andalucía.

Actualmente hay grupos terapéuticos activos en Madrid, Sevilla, Vigo, Barcelona y Girona.

La Fundación Maragall explica en su blog “Hablemos del Alzheimer” que el 90 % de los enfermos de Alzheimer viven con un familiar que es su cuidador principal y que la media de dedicación diaria es de 15 horas los siete días de la semana, ya que la propia enfermedad va provocando que el afectado sea cada vez más dependiente.