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Wert se queda solo: desbandada de altos cargos en el Ministerio de Educación

Wert, en una sesión del Congreso de los Diputados

Daniel Sánchez Caballero

Ni uno, ni dos, ni tres, ni cuatro. Con la más que posible marcha del ministro de Educación, José Ignacio Wert, según cuenta El País, hasta cinco altos cargos del departamento habrán abandonado el barco en los últimos meses. Tras tres años y medio de peleas constantes con toda la comunidad educativa, el ministro peor valorado en las encuestas del CIS, y uno de los más polémicos del gabinete de Mariano Rajoy, quiere marcharse. Y el Gobierno baraja enviarle a París como embajador ante la OCDE pasadas las elecciones municipales del 24 de mayo. Desbandada en el Ministerio de Educación.

La pareja sentimental de Wert, la número dos de Educación, Montserrat Gomendio, dejará el ministerio a finales de mayo para trabajar en París también, esta vez directamente en la OCDE. Con la marcha del ministro se completaría el éxodo de altos cargos que ha venido sufriendo uno de los ministerios más desgastados esta legislatura. En los últimos meses han dejado el ministerio en busca de nuevos destinos cuatro cargos políticos de primer nivel: la citada número dos, el director de Comunicación de Wert, José Grau, el secretario general de Universidades, Federico Morán, y su jefe de gabinete, Tomás Fraile.

Los destinos de Gomendio y Wert pasan por París y la OCDE, acorde a las políticas que han practicado desde el Ministerio. El de su exnúmero tres, Federico Morán, es incierto. Morán dejó el ministerio para concurrir a las elecciones de la Universidad Complutense. Se le catalogó como “el candidato de la derecha”. No pasó de la primera ronda. El jefe de gabinete de Wert, Tomás Fraile, consiguió un puesto como consejero de Educación en la embajada de España en Australia y emigró. Por último, el director de comunicación, José Grau, tomó el camino de vuelta a la Universidad Internacional de La Rioja, de donde salió para unirse a Educación.

Desde Educación ni confirman ni desmienten la posible marcha del ministro. El interesado también rehusó ayer hacer comentario alguno en Bruselas. Su marcha obligaría al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a efectuar una minicrisis de Gobierno y buscarle un sustituto. Por delante apenas quedarán unos meses de legislatura y poca actividad pendiente.

El impulso legislador de Educación ha sido intenso en los tres años y medio escasos que van de legislatura, con la aprobación y desarrollo de la LOMCE como legado fundamental. Como hitos en el camino, hasta noviembre se espera la aprobación de dos decretos que afectan a la universidad, sin alcanzar el rango de reforma: uno referido a la creación de nuevos centros (que facilita la apertura de universidades privadas al relajar los requisitos necesarios para crear una universidad) y otro sobre la acreditación del profesorado (que básicamente cambia el sistema actual, cuantitativo, por uno cualitativo y en el que la experiencia en la empresa contará más).

“Huyen de Rajoy”

La noticia se ha extendido por la comunidad política con rapidez. Como es habitual, cada cual ha aprovechado para acercar el ascua a su sardina. La oposición en bloque, coherente con años de críticas, ha cargado contra el ministro. Antonio Hernando, portavoz socialista en el Congreso, ha afirmado que los ministros están “huyendo” de Rajoy, en alusión al propio Wert o al de economía, Luis de Guindos, que ya ha afirmado que no seguirá.

Carlos Martínez Gorriarán, número dos de UPyD, opina que la OCDE “no se merece” a Wert porque es “un mal ministro”. Francesc Homs, portavoz de la Generalitat, enfrentada con Madrid por la política de la lengua en la educación, tira de ironía para afirmar que “debe ser bastante difícil hacerlo peor que Wert, tiene un balance merecedor de grandes premios”.

El PP ha destacado, a través de su portavoz Rafael Hernando, los “avances importantes” que ha impulsado el ministro, aunque, preguntado, también ha avisado de que “solo Rajoy sabe” si se marcha o no.

Desde que el PP se instaló en el Gobierno, el acercamiento del Ejecutivo a la OCDE como referencia educativa ha sido evidente. Se ha dado un gran peso a lo que dice su buque insignia, el polémico examen de PISA, hasta el punto de que muchos veían en la LOMCE una herramienta para mejorar los resultados de España. De un tiempo a esta parte también ha sido notable la relevancia que Educación ha dado a cada uno de los informes posteriores que la OCDE hace con la abundante información que proporciona PISA.

Lo que otros años se hacía mediante una nota informativa sin más, este curso merecía ruedas de prensa y presentaciones. Quizá por eso a muchos profesionales de la educación no sorprendió que Gomendio anunciara hace unas semanas que dejaba el ministerio para ser directora de Educación del organismo, con sede en París. Y ahora es Wert quién podría seguir sus pasos, esta vez no para trabajar en la OCDE pero sí con la OCDE.

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