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El abandono judicial e institucional obliga a abrir dos fosas del franquismo con donaciones y voluntarios

Voluntarios trabajando en la fosa de Barcones (Soria) / Óscar Rodríguez

Carlos Hernández

“Hasta aquí hemos llegado. Las familias no pueden esperar más tiempo para recuperar los cuerpos de sus seres queridos”. Con esta contundencia resume Iván Aparicio, presidente de la Asociación Recuerdo y Dignidad de Soria, el sentimiento que les ha impulsado a organizar por su cuenta y riesgo la apertura de dos fosas en las que fueron enterradas siete hombres asesinados por el franquismo.

La decisión llega después de que las instituciones públicas se desentendieran del tema y la autoridad judicial se negara a investigar los casos y a tutelar las exhumaciones de los restos mortales de estas víctimas de la dictadura. 

Los trabajos comenzarán el próximo día 22 a las afueras de Calatañazor, donde está enterrado el vicepresidente de la Diputación de Soria Abundio Andaluz, asesinado por un grupo de falangistas, y continuarán en Cobertelada, con la apertura de la fosa en que yacen otras seis víctimas del franquismo, al menos cinco de ellas maestros de escuela.

Para poder financiar tanto las exhumaciones como las posteriores pruebas de identificación, Recuerdo y Dignidad lanza este martes una campaña para recaudar fondos: “Nos vemos obligados a ello por la falta de apoyo institucional y por la inacción de la Justicia. Cuando localizamos ambas fosas –recuerda Aparicio–.

“Presentamos las correspondientes denuncias en el juzgado. Los jueces competentes iniciaron las investigaciones, pero la falta de una voluntad real de llegar hasta el final y la actitud de la fiscalía provocaron el sobreseimiento de las causas”. El archivo fue especialmente sorprendente en el caso del asesinato de Abundio Andaluz, ya que la juez reconoció que podía tratarse de una desaparición forzada en un contexto de crímenes contra la humanidad, por lo que no cabría ni la prescripción del delito ni la apelación a la Ley de Amnistía que se aprobó durante la Transición. 

En este momento, Recuerdo y Dignidad ya cuenta con el apoyo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi que enviará un grupo de científicos para supervisar los trabajos. Igualmente calculan que cerca de un centenar de voluntarios colaborarán desinteresadamente durante los tres días que, se espera, duren los trabajos: “Aún así vamos a necesitar bastantes fondos ya que hay que pagar la excavadora, el alojamiento de los científicos y, sobre todo, hacer frente al elevado coste de las pruebas de ADN”.

Para conseguirlo van a lanzar este martes una campaña en las redes sociales y abrirán, desde las diez de la mañana, un espacio en su web (recuerdoydignidad.org) en el que se ofrecerán detalles sobre el proyecto y se aportará información sobre las víctimas que van a ser desenterradas. 

Un político, el amigo de Machado y cinco maestros

Aunque Aparicio insiste en que “todas las fosas son igual de importantes”, lo cierto es que estas dos exhumaciones  tienen un significado muy especial. En la primera excavación se recuperarán los restos mortales de Abundio Andaluz, que en el momento de producirse el golpe de Estado de 1936 ocupaba el cargo de vicepresidente de la Diputación de Soria. “Por lo que sabemos, le asesinaron varios falangistas —relata a eldiario.es su nieta Ana—. Fue el 18 de agosto del 36. Llevaron a mi abuelo hasta un lugar llamado La cuesta del temeroso y le fusilaron”.

El político republicano no murió en el acto. Un vecino de Calatañazor encontró su cuerpo ya afectado por los carroñeros a un kilómetro del lugar en que fue asesinado. Casi 80 años después, Ana aguarda con impaciencia el momento de “conocer” por fin a su abuelo: “Tengo una mezcla de sentimientos: estoy expectante, estoy contenta y también muy nerviosa… También estoy triste; triste porque quienes más le querían, su esposa y sus hijos, murieron sin poder ver este momento”. 

La segunda fosa se encuentra en la localidad de Cobertelada. En ella yacen seis hombres, de los que al menos cinco eran maestros de escuela. Víctor, sobrino de uno de ellos, no tiene dudas de cuál fue la razón que le condujo a la muerte: “Mi tío se llamaba Eloy Serrano y daba clases en el colegio del pueblo en el que fue asesinado. Los franquistas no querían que la gente recibiera educación. Les interesaba un pueblo de borregos, que se pudiera manejar fácilmente. Por eso les mataron”.

Junto a Eloy fueron fusilados y enterrados: Hipólito Olmo, maestro de Ajamil (Soria); Elicio Gómez, maestro de La Seca (Soria); Victoriano Tarancón, maestro de Perdiguera (Zaragoza); Martín Artola, vecino de Ateca (Zaragoza) y Francisco Romero Carrasco. Este último fue un matemático conocido internacionalmente y gran amigo de Antonio Machado. Codo con codo con el poeta creó en 1919 la Universidad Popular de Segovia. Su amistad llegó a tal extremo que Machado le escribió un poema como regalo de bodas.

Esos versos del poeta sevillano serán parte de la banda sonora que se escuchará durante las excavaciones de la fosa de los maestros de Cobertelada. Poco antes, en Calatañazor, Ana Andaluz y su familia habrán cantado por fin la canción que ellos mismos compusieron en honor a un abuelo al que nunca pudieron conocer y que termina con una denuncia y una esperanza: “Hay más de cien mil Abundios por España / y nunca el Estado se preocupó por descubrir esa cruel hazaña / Un plan de exterminio era el punto final/pensado por el fascismo criminal / intelectuales, pueblo, oposición estaban en manos del dictador / El tiempo trajo la libertad y con él alguna razón / Abundio puede ahora descansar en su debido lugar…”

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