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Los asesores de la UE para paliar la crisis agraria recomiendan reducir el consumo de proteína animal

Archivo - Vacas en una ganadería

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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Las calles ya no están incendiadas ni bloqueadas por miles de tractores que hace unos meses protestaban a lo largo y ancho de Europa por los problemas que enfrenta el sector. Y con la calma recuperada se ha alumbrado el infome sobre el 'Diálogo estratégico' que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, encargó al profesor alemán Peter Strohschneider en el que han participado durante siete meses decenas de organizaciones, entre ellas las patronales agrarias pero también organizaciones sociales como Greenpeace o BirdLife. Los expertos plantean un cambio de modelo al gobierno comunitario con recomiendaciones para que oriente la hoja de ruta de los próximos años, como la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) o un impulso para cambiar los hábitos de consumo que pasan por la reducción de la alimentación basada en carne y pescado.

“La Comisión Europea y los estados miembros deberían adoptar políticas del lado de la demanda para crear entornos alimentarios propicios en los que las dietas sean equilibradas, saludables y que consuman menos recursos, accesibles, asequibles y atractivas. En este contexto, el Diálogo Estratégico observa una tendencia hacia una reducción del consumo de determinados productos de origen animal y un mayor interés por las proteínas de origen vegetal. Para mejorar el equilibrio sostenible entre la ingesta de proteínas animales y vegetales en la población europea, es crucial apoyar esta tendencia”, señala el documento que se ha hecho público este miércoles.

La recomendación de comer menos carne cuenta con el consenso científico, pero siempre que los poderes públicos lo ponen sobre la mesa se topa con el rechazo furibundo del sector ganadero. Así ocurrió hace tres años cuando el entonces ministro de Consumo, Alberto Garzón, lanzó una campaña en la que emplazaba a los españoles a comer menos carne. El sector se le echó encima y el ministro de Agricultura, Luis Planas, le desautorizó. “Un chuletón al punto es imbatible”, fue la respuesta de Pedro Sánchez a aquella polémica ante el revuelo causado.

Ayudas en función de la renta de los agricultores

Más allá de los cambios en los hábitos alimentarios, el informe se centra en la necesidad de acompasar las medidas climáticas y medioambientales que afectan especialmente al sector agrario y en el apoyo financiero que requiere. “La política actual debe modificarse para retos actuales y futuros y acelerar la transición en curso de los sistemas agroalimentarios hacia futuros más sostenibles, competitivos más sostenibles, competitivos, rentables y diversos”, señala el texto, que menciona la necesidad de adecuar el sistema a la futura ampliación de la UE. La entrada de países del este que están en la cola de espera supondría un vuelco en el actual reparto. De hecho, Ucrania, conocida como el granero de Europa, se llevaría buena parte de los recursos con el actual modelo mientras que otros países, entre ellos España, pasarían de recibir fondos a tener que contribuir con ellos.

Entre los “objetivos” que marcan a la Comisión Europea en ese replanteamiento está que las ayudas socioeconómicas vayan a parar a los agricultores que “más lo necesitan”. La idea es que los fondos lleguen a los pequeños agricultores y no a las grandes corporaciones del sector. “La PAC debería conceder ayudas a la renta en función de la viabilidad económica de los agricultores”, reza el documento. También proponen que se promuevan “resultados medioambientales, sociales y de bienestar animal positivos para la sociedad” en esa reformulación. Precisamente lo que ha hecho la UE en los últimos meses es rebajar las exigencias climáticas vinculadas a la PAC. La otra pata tiene que ver con el refuerzo de las “condiciones favorables para las zonas rurales”.

Lo que también enfatiza el informe es que el periodo de transición debe financiarse adecuadamente y, en concreto, apuesta por que el apoyo financiero para las acciones ambientales y climáticas tengan un “incremento anual sustancia” en los próximos dos periodos de la PAC, aunque en la negociación no se ha cerrado un porcentaje concreto de aumento.

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