La biodiversidad busca equilibrar su propia “curva” ecológica

La crisis climática, la presión sobre el medio natural y el impacto en los ecosistemas “sería el equivalente a la curva de la COVID-19” desde el punto de vista ecológico, “pero no resulta tan visible como la situación en nuestros hospitales”, lamenta el responsable de gobernanza ambiental de SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza, uno de los expertos consultados por Efe sobre los retos que afronta hoy la biodiversidad.

Y es que ésta es “el primer escudo que tenemos contra este tipo de pandemias”, añade Atienza, quien, como otros especialistas, hace hincapié en la relación entre un medioambiente sano y una sociedad libre de graves enfermedades, comparando la nivelación de la curva por coronavirus con el “propio equilibrio de la biodiversidad bajo los efectos de la crisis climática y su declive”, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora el próximo viernes 5 de junio.

Atienza considera que “igual que hemos aprendido medidas durante la crisis sanitaria” es preciso actuar “cuanto antes frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad” con objeto de evitar “futuras tragedias”, puesto que el estado de alarma que sufrimos en la actualidad y que ha paralizado a la sociedad es “peccata minuta” en comparación con “lo que nos espera con la emergencia climática, el declive de la biodiversidad o el abuso de los recursos naturales”, si no se introducen “cambios normativos y de gobernanza” en el sistema económico “a favor de la sostenibilidad”.

Entre las principales amenazas para el futuro de la biodiversidad enumera la proliferación de especies invasoras, la acidificación de los océanos, la destrucción de hábitats naturales, la sobreexplotación de recursos o el tráfico de especies, ya que todas ellas poseen “efectos directos como la propagación de enfermedades”.

Este experto recuerda que más de un millón de especies están en riesgo de extinción según el primer informe de biodiversidad global de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés).

La responsable del programa de especies de WWF España, Gema Rodríguez, coincide en esta descripción e insiste en especial en los efectos provocados por puntos como la crisis climática y el descontrol sobre las especies invasoras que “retroalimentan a los usos de la agricultura intensiva y la sobreexplotación y repercuten en la extinción de especies y pérdida de biodiversidad”.

Ejemplos de cómo afecta la situación general a especies concretas son el cambio de comportamientos en el urogallo, con el desfase de la época en que necesita más alimento respecto a su disponibilidad real, o en el salmón atlántico, cuya reproducción se ve perjudicada por temperaturas inusuales del agua.

Rodríguez cree “positiva” la Estrategia de Biodiversidad anunciada recientemente por la Comisión Europea con medidas como la restauración de entornos o el apoyo a la agricultura ecológica, aunque advierte de que en el caso de las zonas protegidas “resulta clave su gestión y conservación”.

La “nueva normalidad”, según Rodríguez, debería incluir “no volver a las prácticas de transmisión de zoonosis” vinculadas con actividades como la cría intensiva de animales, el comercio de especies, el hacinamiento en granjas o el uso peletero, que en su opinión “son un foco para la propagación de enfermedades”.

Entre las acciones para conservar la biodiversidad, defiende renunciar al consumo de productos derivados del tráfico de especies, no promover el comercio de mascotas exóticas y denunciar la venta de productos de animales en peligro de extinción, además de alertar sobre el uso de plásticos y la agricultura “que suprime terreno al entorno natural de algunas especies”.

La biodiversidad centra este año el Día Mundial del Medio Ambiente e incluye la celebración de la Conferencia sobre Biodiversidad de la ONU, inicialmente anunciada para el próximo mes de octubre, pero pospuesta por la crisis actual.

Mar Morales