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La negativa de las compañías aéreas a transportar animales de laboratorio lastra las investigaciones

Un ratón de laboratorio.

Raúl Rejón

La creciente negativa de las compañías aéreas a transportar animales de laboratorio está lastrando las investigaciones científicas. El actual modelo está muy basado en la experimentación con ejemplares vivos, especialmente roedores, y depende del tráfico de estos animales. Tanto, que ese mercado mundial está valorado en más de mil millones de euros anuales. Solo dos de los principales laboratorios productores mueven casi seis millones de ratones y ratas cada año.

Los investigadores de la Islas Canarias se han quejado recientemente de que, al menos, 30 de sus proyectos están sufriendo la escasez de ratones pero esta dinámica viene de más lejos y afecta a la comunidad científica internacional. La organización animalista PETA tiene documentada casi una treintena de grandes compañías que “no transportan ningún tipo de animal para experimentación”, indican a eldiario.es. Entre ellas hay nombres tan conocidos como Fedex, US Airways, UPS. Este año se han unido Iberia y Air Europa, lo que contraría a las universidades del archipiélago.

El coordinador de la Comisión de Animales de Laboratorio de la Confederación de Sociedades Científicas, (COSCE), Juan Lerma, achaca la postura de las transportistas a que “las compañías han sucumbido a las presiones de los animalistas”. Y niega razones de seguridad aérea “porque nunca ha pasado nada. Es ridículo”.

“Estábamos tranquilos pero ahora estamos preocupados”, explica Lerma al tiempo que asegura que “una de las reglas que hace que la ciencia avance es el tráfico general entre laboratorios. No solo entre productores de ratones y proyectos sino entre grupos de investigadores que comparten hallazgos”. Este investigador en neurociencia opina que, hasta ahora, el problema en Europa se circunscribía “al Reino Unido pero ya está en el resto del continente”.

PETA lanzó hace unos años una campaña contra el transporte de primates para laboratorios que hizo que en 2012 grandes compañías se comprometieran a parar este tránsito. “Actualmente, los primates se usan muy poco”, cuenta el portavoz de COSCE. Los datos del Convenio para el Comercio Animal (CITES) indican que en 2014, más de 20.000 macacos fueron vendidos para fines científicos. España utilizó ese curso 457 de estos primates, según el registro del Ejecutivo que lleva la subdirección de Productos Ganaderos del Ministerio de Agricultura.

La acción contra el tráfico se ha extendido a otro tipo de mamíferos y ha terminado por llegar a los roedores que funcionan como base de la mayoría de experimentos. En España, los ratones, ratas y jerbos han supuesto el 64% del uso de animales que llegó a un total de 821.570 en 2014 (un 38,9% menos que en 2010).

Jackson y Janvier: los productores

El tráfico y comercio de roedores para laboratorios es un mercado de unos mil millones de euros al año al que se le calcula un crecimiento del 50% para 2020. Porque los ratones de investigación no son ejemplares normales. Se trata de líneas específicas, muchas veces modificadas genéticamente para que tengan ciertas características útiles para los investigadores.

Los grandes productores son la estadounidense Jackson Laboratory y la europea Janvier. Jackson distribuyó 2,4 millones de roedores en 2014 “a 20.000 investigadores, en 900 instituciones de 56 países”. Informa de unos ingresos de explotación de 265 millones de euros. Janvier, con sede en Francia, asegura tener una capacidad de producción de “tres millones de roedores al año” y un sistema propio de transporte.

Además, dentro de las grandes compañías aéreas, Air France mantiene el transporte de animales de investigación. La empresa explica que “ha establecido estrictos estándares de confort y bienestar para asegurar unas óptimas condiciones de transporte de los animales”. También subraya que la compañía “ha recibido numerosas cartas de apoyo de institutos de investigación públicos y privados”.

“Sufrimiento injustificado”

En España, el partido animalista Pacma aboga por el fin de la experimentación con animales que califican como “sufrimiento” injustificado: “La extrapolación de resultados a los humanos conlleva numerosos errores”, cuentan.

Para continuar con las investigaciones, el partido ofrece método alternativos como “cultivos in vitro de células, tejidos y órganos, los estudios comparativos de población, epidemiológicos o la investigación clínica con voluntarios humanos”. Su programa electoral de 2016 pedía incrementar el presupuesto “para validar métodos alternativos a la experimentación con animales”. “Los animales no son nuestros para comerlos, usarlos como entretenimiento ni para experimentar sobre ellos”, resumen en PETA.

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