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Una de cada cuatro personas ha tenido problemas de salud durante una ola de calor o los ha sufrido en su entorno

Una mujer se protege del calor en Andalucía

EFE

28 de julio de 2025 17:33 h

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La inmensa mayoría de los ciudadanos percibe ya el calor como un riesgo grave para la salud y ocho de cada diez reconocen haber percibido un incremento notable de las temperaturas extremas en los últimos veranos, algo que para el 87 % está relacionado total o parcialmente con el cambio climático.

Así se desprende de una encuesta que el Ministerio de Sanidad ha encargado a GAD3 para conocer la percepción del impacto del calor extremo en la vida diaria y la salud de la población, y que ha sido realizada entre el 7 y el 14 de julio con la opinión de 1.274 mayores de 18 años.

Los efectos del calor más mencionados por los participantes son golpes de calor o desmayos (84 %), deshidratación (83 %) e insomnio o fatiga (70%), seguidos de náuseas o mareos (58%), empeoramiento de enfermedades crónicas (56 %) y confusión o desorientación (52 %). Pero mientras los mayores de 65 años relacionan el calor con el agravamiento de patologías crónicas, los jóvenes destacan síntomas inmediatos como irritaciones cutáneas o malestar general.

El 30% se considera altamente vulnerable al calor extremo; el 25% ha sufrido personalmente o en su entorno algún problema de salud durante una ola de calor y, dentro de estos casos, el 53% requirió atención médica y el 13 % fue hospitalizado. Los motivos más frecuentes de asistencia fueron calambres musculares (68 %), empeoramiento de enfermedades crónicas (60%) y golpes de calor o deshidratación (59%).

Estos datos “indican que la población tiene una percepción clara de que calor extremo supone una amenaza para su propia salud basado, muy probablemente, en una experiencia directa y creciente del malestar debido al aumento de las temperaturas los últimos años”, asegura Héctor Tejero, responsable del Observatorio de Salud y Cambio Climático.

Además, los resultados muestran “una clara concienciación social ante los efectos del calor extremo” y la necesidad de reforzar las medidas de protección y sensibilización.

El 80% afirma haber notado un incremento notable de las temperaturas extremas durante los veranos recientes, una percepción que se intensifica entre mujeres, jóvenes y residentes en provincias especialmente cálidas. Además, el lenguaje empleado también influye en la percepción del riesgo, ya que un 47% considera que la expresión “calor extremo” transmite una mayor sensación de peligro que “ola de calor” (27 %).

Más de dos tercios (69%) identifican a los mayores de 65 años como el grupo más vulnerable; el 81% de estas personas se reconoce como colectivo de riesgo, sobre todo por su edad, uso de medicación (26%) o enfermedades crónicas (20%). Junto a ellos, los trabajadores al aire libre (57%), menores de cinco años (38%), personas con enfermedades respiratorias (28%), embarazadas (13%), personas sin hogar (19%) y sin aire acondicionado o con bajos ingresos (10%).

No obstante, entre quienes pertenecen a algún grupo de riesgo (55 % de la población), un 31% se considera poco o nada vulnerable.

La mitad de los hogares tiene aire acondicionado

Sólo el 23% de las viviendas en España dispone de aislamiento térmico adecuado; los recursos más frecuentes en los hogares son ventiladores (72%), toldos o persianas (69%) y aire acondicionado (55%).

Pero existen fuertes desigualdades: el 62% de las personas con más ingresos usan aire acondicionado frente al 47 % de los de menor renta. De estos, sólo el 14% cuenta con un buen aislamiento térmico. Un 3% de los hogares carece de cualquier recurso para mitigar el calor, proporción que se eleva al 11% en zonas frescas del país.

Por otra parte, la encuesta señala que el 57% de la población ha recibido o consultado información oficial sobre el calor extremo, sobre todo a través de televisión (35%) y webs oficiales (16%), seguidos de redes sociales (10%), centros de salud (9%) y familiares o cuidadores (7%).Las fuentes más mencionadas son Aemet (36%) y el Ministerio de Sanidad (25%).

El 39% consulta el pronóstico meteorológico con más frecuencia durante el verano, una práctica que es aún más común entre quienes han experimentado problemas de salud por calor (57%) y los residentes en zonas calurosas del interior (45%).

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