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España necesita una cantidad de lluvia casi inalcanzable para salir pronto de la sequía prolongada

Pantano de Vadiello (Huesca), al 15% de su capacidad en octubre de 2023.

Raúl Rejón

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España sigue anclada actualmente en situación de sequía de larga duración. Más allá del espejismo meteorológico que aportaron las precipitaciones torrenciales de inicios de septiembre, las lluvias acumuladas en los últimos 12 meses están un 12% por debajo de la media. La revisión del índice de precipitaciones de los últimos tres años muestra que hay sequía “desde finales de 2022”, según explica la Aemet.

En los dos últimos años han caído en la península 230 litros por metro cuadrado menos que la media histórica por lo que, para recuperar los valores normales, debería llover, al menos, esa cantidad por encima del promedio. “Y eso solo ha ocurrido una vez en toda la serie histórica de registros en 1965”, explica el portavoz de la Agencia, Rubén del Campo. En septiembre pasado, llovió un 150% por encima de la media. El mes fue “muy húmedo”, según el resumen climatológico de la Aemet y, con todo, aunque alivió el déficit de lluvias, no ha sacado al país del problema de sequía. Mucho menos del de escasez de agua disponible.

Es decir, haría falta que el otoño y el invierno fueran, por lo menos, uno de los dos más húmedos documentados. Parece poco probable, remacha el meteorólogo.

La reducción de lluvias –que deriva en menos recursos hídricos disponibles– y precipitaciones más torrenciales –como las DANAS de septiembre– son el patrón ya observado en España y que los científicos han atribuido a la alteración atmosférica que provoca el cambio climático.

La sequía actual está afectando sobre todo a la zona suroeste, que abarca grosso modo las cuencas del Guadalquivir, Guadiana y Mediterráneas Andaluzas, y noreste: las cuencas del Ebro y Catalunya, además del Duero cuyo índice de precipitaciones también está en valores de sequía. De igual modo, las Islas Canarias orientales muestran sequía prolongada.

De hecho, en el Guadiana y el Guadalquivir, atraviesan la falta de lluvias más prolongada de la que hay registros: “Es la más duradera desde, al menos, 1961” muestra el análisis de la Aemet ya que comenzó en primavera de 2016. Por otro lado, esta sequía de larga duración es la más intensa documentada en Catalunya (multiplica por 2,5 la intensidad de las cuencas del sur) y la segunda más fuerte en la cuenca del Ebro.

¿Cuál es el horizonte?

La previsión a largo plazo respecto a las lluvias es todavía incierta. Los modelos atisban una probabilidad de 40%-50% de que el trimestre noviembre-diciembre-enero “sea más lluvioso”, pero con ese nivel de seguridad, los meteorólogos piden “mucha cautela”.

Lo que sí parece más seguro es que las temperaturas serán “más altas de lo normal”. Hay un 70% de probabilidades. Esto se une al reciente episodio cálido especialmente anómalo que se ha certificado en octubre. La primera quincena del mes ha estado 4,8ºC por encima de lo normal. El anterior récord estaba en el octubre de 2017 y era 3,3ºC más allá del promedio. Este 2023, el salto ha sido de 1,5ºC.

Con esta secuencia de días de calor se han registrado ya 31 jornadas con temperaturas diarias récord. En los últimos diez años se acumulan 183 topes diarios de calor por siete de frío: uno de lo síntomas más visibles del calentamiento global del planeta. De hecho, 2023, en España, está siendo el año más cálido, casi a la par con 2022. 

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