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El hombre protector, los celos como amor y otros mitos que perpetúan el machismo entre los jóvenes

Las redes sociales facilitan el control del agresor, según las expertas / EFE

Marta Borraz

“Es exactamente lo que pensaba yo cuando tenía su edad”. Marina Marroquí, que fue maltratada por su novio de los 15 a los 19 años, describía así este domingo en el programa de Salvados dedicado a la violencia machista las actitudes de los jóvenes a los que imparte talleres sobre el tema. “¿Un tío no puede ser cariñoso, débil o cursi?”, les pregunta Marroquí. Con ello intenta que los adolescentes se cuestionen todas aquellas actitudes, formas de pensar o sentir que han interiorizado como patrones de conducta ideales de hombres y mujeres y que, según las personas expertas, son parte del germen de la violencia machista.

Lejos de ser un problema del que las generaciones más jóvenes se han liberado, la violencia de género también está presente en ellas. Aparece disfrazada de los mitos del amor romántico, que justifican “que el control es normal hasta cierto límite, que si siente celos es porque me quiere, que el amor todo lo aguanta o que ellas deben complacer y satisfacer al hombre y él protegerla”, ejemplifica Maje Girona, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.

El colectivo, que ofrece talleres en colegios e institutos, ha observado que “no es fácil que las jóvenes identifiquen que están siendo víctimas de violencia de género porque han normalizado muchas conductas tóxicas”, afirma la experta. Sin embargo, según los últimos datos disponibles, la Policía vigila actualmente a 522 chicas de entre 14 y 17 años y en 2014, el Teléfono de ayuda a jóvenes y adolescentes ANAR, al que el 016 deriva las llamadas de menores víctimas de violencia machista, recibió en 2014 278 consultas de este tipo (ya sea de las propias adolescentes o de familiares).

Ellos posesivos, ellas sensibles

Tras los datos, que representan casos extremos y la punta del iceberg del problema, se esconden las violencias cotidianas que se sostienen en lo que se supone que debe ser un hombre y una mujer: los estereotipos de género. Según revela la investigación ¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá?, elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, los adolescentes siguen perpetuando un patrón muy determinado sobre la feminidad y la masculinidad. Ellos son activos, autónomos y posesivos. Ellas, sensibles, tiernas y preocupadas por la imagen.

El informe aporta datos como que el 80% de los jóvenes de entre 14 y 19 años encuestados dice conocer o haber conocido actos de violencia en parejas de su edad y el 56,2% y 67% de chicas y chicos respectivamente creen que él debe proteger a la mujer. Roles que la psicóloga y coordinadora del programa Rebeldes del Género del Ayuntamiento de Málaga, Angélica Cuenca, resume en lo que llama la ley del agrado y la ley del dominio, que en su opinión, son un pilar central de la educación de mujeres y hombres respectivamente. “Ellas deben satisfacer, complacer o estar físicamente bellas y ellos deben restringir sus emociones y ejercer el control y el poder”, explica.

Estas ideas, “acaban confluyendo en patrones de dominio y sumisión, en los que se basa la violencia machista”, completa Diana Díaz, psicóloga y subdirectora del Teléfono ANAR. Muchas de las chicas que llaman, dice, lo hacen buscando una solución a un supuesto problema de pareja o sentimental y “no son conscientes de que sufren violencia de género”. A ello contribuye “la normalización de un tipo de amor enfermizo y posesivo, que interiorizan como ideal”, analiza Girona.

Los mensajes del cine

Todas las expertas coinciden en que el discurso que transmiten los medios de comunicación, la publicidad, y las canciones y películas que suelen escuchar y ver los adolescentes juega un papel fundamental. Una de las que utiliza la Federación de Mujeres Jóvenes en sus talleres es la famosa saga de Crepúsculo, que ha analizado la psicóloga y autora del blog Mi novio me controla lo normal, Ianire Estébanez. La experta desgrana los mensajes “perjudiciales” que se esconden tras frases como la pronunciada por la protagonista al principio del primer libro: “Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar”.

Discursos que suelen estar relacionados, según las expertas, con chicas como las que llaman al Teléfono ANAR para exponer su situación. “La idea de que el amor todo lo puede o que hay que darlo todo por la pareja culmina en situaciones como que él controle todas las esferas de su vida: cómo se viste, cómo se maquilla, con quién sale”, dice Díaz. A esto, explica, han contribuido las redes sociales y las nuevas tecnologías, que facilitan “que el agresor desee saber en cualquier momento dónde está ella, le pide fotos o las utiliza como chantaje para que ella se replantee los buenos momentos de la relación una vez rota”.

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