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La inacción ante décadas de agresión ambiental y no la DANA está detrás de la muerte masiva de peces en el Mar Menor

Peces muertos en la orilla del Mar Menor / EA.

Raúl Rejón

Las decenas de miles de peces y crustáceos que han muerto en el Mar Menor (Región de Murcia) el pasado fin de semana se han asfixiado. No han encontrado oxígeno en el agua atrapados en una bolsa anóxica. “Los peces han nadado hacia aguas cada vez más someras hasta llegar incluso a la orilla buscando poder respirar”, describe el encargado de Ecologistas en Acción Pedro Luengo. Y ahí han muerto. “Las gaviotas se han pegado un festín”, resume. ¿Por qué no hay suficiente oxígeno en el Mar Menor?

El Gobierno: mucha lluvia

El Gobierno autonómico asegura que es culpa de las lluvias torrenciales que cayeron en la Región de Murcia entre el 11 y el 13 de septiembre. La DANA. El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Antonio Luengo, dijo el pasado sábado que las muertes de fauna eran “otra consecuencia de la DANA”. Y este lunes ha insistido en esa idea: “Con motivo de la DANA entraron 60 Hm de agua dulce y gran cantidad de sedimentos y eso provocó una capa anóxica en zonas inferiores del Mar Menor”.

Sin embargo, los meteorólogos ya han avisado de que lluvias de gran intensidad y avenidas de agua se han registrado en la zona “desde hace miles de años”. “No parece que tenga sentido achacar de manera directa [las muertes] a un fenómeno natural”, ha asegurado este lunes la Asociación de Meteorología del Sureste. Y aporta datos: “La cubeta norte del Mar Menor recibió, en términos estrictamente pluviométricos, casi un tercio menos de precipitación en esta ocasión en comparación con lo que cayó en la DANA de principios de Noviembre de 1987”. Llovió menos. 

La eutrofización: agua llena de fertilizantes agrícolas

Materia diferente es qué lleva esa agua cuando corre hacia el mar. El documento oficial de Análisis de Soluciones del Gobierno para revertir el deterioro de la laguna deja claro que la eutrofización está detrás de la caída de oxígeno: se trata del “aumento de la concentración de compuestos de nitrógeno” en el agua. Hay muchos de estos nutrientes que llegan, por ejemplo, en las aguas que corren desde las fincas de regadío arrastrando los fertilizantes que no absorben los cultivos.

¿Muchos nutrientes son algo perjudicial? Causan un “crecimiento acelerado de las algas o plantas acuáticas superiores” que alteran las condiciones a mayor profundidad: se pierde luz y oxígeno. En 2016, se había perdido así el 85% de las praderas marinas de la laguna, base de la pirámide de la vida acuática.

El modelo de regadío intensivo

“Es el problema ambiental más importante” que afecta al Mar Menor, sentencia el documento gubernamental. Es decir, este problema tiene origen y causa en la acción humana. “La concentración de nitratos ha crecido como consecuencia de la intensificación del regadío y de la fertilización”, insiste el análisis. Ya en 2016, se consideró que el Mar Menor está en situación de “colapso ambiental” justo por este proceso.  

“No se puede justificar lo que ha pasado por la DANA. Gotas frías ha habido toda la vida sin estos episodios de mortandad”, insiste Óscar Esparza, coordinador de áreas marinas protegidas de la organización WWF. “Estamos ante una catástrofe ambiental generada durante años”, añade. Esparza subraya que el fondo marino “está muy dañado por lo que cualquier golpe, como la DANA, afecta mucho”.

Pedro Luengo coincide en que la transformación del sector agrícola hacia un modelo de regadío “cada vez más industrializado e intensificado ha aportado ingentes cantidades de fertilizantes”. Y añade que la proliferación de desalobradoras para aguas subterráneas ha hecho que “las salmueras, con altas concentraciones de nutrientes, alcancen también el Mar Menor”. Estas desalobradoras actúan sobre las aguas subterráneas extraídas mediante pozos que han padecido la intrusión de agua salada marina al bajar su nivel por la sobreexplotación. 

Ya en mayo pasado, hubo alerta ante el deterioro que experimentaba el agua del Mar Menor. Habían subido mucho los niveles de clorofila –indicador de la actividad derivada de la eutrofización– que se multiplicó por cuatro en diez días al final de abril. También había caído la transparencia, la salinidad y el oxígeno. Y, también parecido a lo que ha ocurrido este octubre, el portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa, salió al corte en La Verdad: la causa del deterioro había que buscarla en vertidos agrícolas y no en las fuertes lluvias registradas en Semana Santa. 

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