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Tres de cada diez mujeres asesinadas por violencia machista entre 2016 y 2018 había denunciado a su agresor

Pancarta de la manifestación de la Noche Violeta en la capital madrileña.

Marta Borraz

Un total de 151 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas hombres en 2016, 2017 y 2018, de las cuales el 30,5% (46 mujeres) habían interpuesto denuncia previa contra su asesino. Es una de las principales conclusiones del informe sobre víctimas mortales de la violencia de género publicado este miércoles por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La cifra evidencia que todavía la mayor parte de víctimas descartan acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o a los juzgados, pero también que hay un porcentaje de ellas que sí lo hacen y acaban asesinadas. Aunque el CGPJ no ofrece datos en su estudio sobre qué falló en concreto en los casos en los que las instituciones tenían conocimiento de la situación, sí “muestra su preocupación” ante la cifra de mujeres que había denunciado previamente, tres puntos por encima del promedio de los últimos diez años.

El informe señala que “el silencio de la víctima es un factor de riesgo para la vida de las mujeres maltratadas” y alude al “escenario del miedo” que viven muchas de ellas y que les impide denunciar. Por ello, reitera “la necesidad” de concienciar a toda la sociedad de la importancia de la denuncia. Sin embargo, y aunque no se explaya demasiado, también pone el foco en que la denuncia es un paso previo que “permite a las distintas administraciones iniciar los trámites para la concesión de ayudas, adopción de medidas de protección e investigación de los hechos que pueda concluir con la condena al agresor”.

El informe, realizado a partir de información contenida en los distintos procedimientos judiciales, se publica después de que el pasado viernes una 'Emergencia feminista' clamara en decenas de ciudades contra la violencia de género, que solo en lo que va de año registra 44 víctimas mortales. Entre ellas, la mujer asesinada en Valga (Pontevedra) la semana pasada –el agresor también mató a su madre y su hermana, pero no engrosan las estadísticas oficiales–, una segunda en Madrid y una última en Mallorca. En el caso de la capital existían cuatro denuncias previas contra el agresor.

El CGPJ ha analizado el perfil de las mujeres que sí habían denunciado entre 2016 y 2018. Aunque la edad media se sitúa en los 38,3 años, cabe destacar que, por tramos de edad, la mayor tasa de denuncias se dio entre las que tenían entre 16 y 25 años, las más jóvenes. Casi la mitad de las que denunciaron, el 47,8%, vivía con su agresor. El organismo, además, califica de “preocupante” que solo entre 5 % y el 7% del total de denuncias fuera presentada por el entorno de la víctima, por lo que hace un llamamiento “a toda la sociedad”.

El domicilio, el escenario habitual

Durante el trienio analizado, la cifra de mujeres asesinadas se mantuvo constante anualmente: 50 en 2016, 51 un año después y 50 en 2018, siendo el número total (151) un 11,2% más baja que la del trienio anterior. Según los datos, la mayoría de las víctimas convivía con el agresor en el momento de su asesinato, un 65%, y el 45% había tenido vínculo matrimonial con él. De hecho, señala el estudio, la mayor parte de los asesinatos se produjo en el domicilio, en concreto en el 81% de las veces.

Los siguientes espacios más frecuentes, aunque a mucha distancia, fueron la calle y el vehículo, ambos en un 6% de los casos. El trabajo se sitúa en tercer lugar (2%). A este respecto, el Tribunal Supremo ya ha destacado en alguna sentencia que el agresor suele elegir la vivienda porque “reduce la capacidad defensiva de la víctima”, ya que se trata de un ataque sorpresivo, algo que “implica para el hombre una mayor garantía de que logrará su objetivo”, recuerda el estudio.

El organismo también ha analizado el método utilizado, el más frecuente el arma blanca (en un 46% de las ocasiones), en el 20% el asesino estranguló o asfixió a su víctima y en último lugar, los golpes y el arma de fuego fue el método empleado en un 13% de los casos. También analiza el Observatorio el momento del año en el que se produjo el mayor porcentaje de casos siendo julio el mes con más asesinatos (11,3%). No obstante, señala, “los datos revelan que no hay un mes o estación del año que destaque especialmente, por lo que puede concluirse que todos los meses entrañan riesgo”. En cuanto a los días de la semana, la mayoría de las mujeres fueron asesinadas en domingo o lunes.

Por otro lado, en cuanto al lugar, el estudio especifica que los crímenes han tenido lugar en todo tipo de poblaciones, pero destaca que 7 de cada diez fueron perpetrados en localidades de menos de 100.000 habitantes. En todas las provincias, además, se produjeron en esos tres años al menos dos asesinatos de mujeres en el marco de la pareja o expareja. El CGPJ reivindica, en este sentido, que se “redoblen” los esfuerzos, los recursos de prevención y de asistencia en el ámbito rural.

Los asesinatos fuera de la pareja

Por último, el Observatorio recuerda que 102 menores de edad se han quedado huérfanos entre 2016 y 2018 a causa de la violencia de género y recalca que el 43% de las victimas tenía hijos menores de edad, bien en común con el agresor o bien fruto de una relación anterior. Y el 75% de las víctimas eran madres –de hijos mayores o menores–. Un dato que, según el Observatorio, indica que la maternidad “es un factor que hace más vulnerables a las mujeres víctimas de la violencia machista”.

A pesar de la importancia de las cifras publicadas este miércoles, el Observatorio insiste, como ha hecho en los dos últimos años, en la importancia de visibilizar los asesinatos de mujeres a manos de hombres que no eran sus parejas o exparejas. Algo a lo que obliga el Convenio de Estambul y se recoge en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género aprobado en el Congreso. Entre estas víctimas, se encuentran mujeres como Diana Quer, Laura Luelmo o la madre y la hermana de la mujer asesinada en Valga (Pontevedra) el lunes pasado.

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