Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

¿Qué está pasando en Madrid? Preguntas y respuestas sobre la caída de los contagios y la evolución de la pandemia

La situación epidemiológica en Madrid

Marta Borraz / Raúl Sánchez

12 de noviembre de 2020 22:02 h

56

Ha pasado de batir todos los récords y convertirse en la región con peores datos de toda Europa a ser una de las cinco comunidades en España con menos contagios de coronavirus. Tras alcanzar el pico en septiembre, la Comunidad de Madrid ha disminuido la incidencia en 14 días a la mitad, y todos los indicadores se reducen: la positividad de las PCR se ha desplomado, y los hospitalizados y fallecidos lo hacen, aunque a mucho menor ritmo. Eso mientras la curva en la mayor parte del territorio ha subido a gran velocidad. La tendencia a la baja en Madrid ha desatado el triunfalismo del Gobierno de Isabel Díaz-Ayuso, que tras el tira y afloja con Sanidad, se da por vencedora de la batalla política que protagonizaron. Con todo, hay quien sospecha de las cifras y la desconfianza cunde entre parte de la población. Hablamos con expertos sobre qué está pasando.

¿Los datos de contagios están bajando en Madrid?

Sí. De acuerdo con el balance diario del Ministerio de Sanidad, los casos han descendido mucho en el último mes y medio. La curva se disparó en verano al pasar de una incidencia acumulada (IA) de 9 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días a mediados de julio a los más de 700 en la semana del 29 de septiembre. Ahí llegó el pico. A partir de entonces, comenzaron a descender, primero de forma mucho más pronunciada: en menos de un mes, la IA se colocó en los 462; y después más estable, hasta los 339 de este jueves. Hay que tener en cuenta que los retrasos de notificación provocan una infraestimación de esta incidencia acumulada pero este retraso debería afectar por igual a todas las cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad.



¿Cuál ha sido la evolución de las pruebas realizadas?

En la práctica, las cifras de incidencia acumulada dependen del esfuerzo diagnóstico que se haga, es decir, de la detección de casos. En Madrid, la bajada brusca de finales de septiembre coincide con un cambio de estrategia: la comunidad decide dejar de hacer pruebas a los contactos estrechos de los positivos y el número de PCR pasa de las 24.249 de media diaria en la última semana del 27 de septiembre a las 10.363 del 10 de octubre. Por esas fechas se produce otro cambio relevante, y comienza la apuesta decidida de la Comunidad por los test de antígenos, más baratos y de diagnóstico rápido. Empiezan a usarse el 23 de septiembre, pero en la estadística oficial de Sanidad se contabilizan a partir del 11 de octubre y no se separan de las PCR hasta una semana después.

Con ello, el número total de pruebas vuelve a subir, impulsadas por los antígenos. Es decir, la Comunidad ha ido sustituyendo progresivamente el uso de PCR por estos test rápidos. ¿Y qué pasa entonces con los contagios? Tras ese incremento de la capacidad diagnóstica, los casos siguen bajando, pero a un ritmo menor. Es decir, una vez bajaron las PCR y se produjo la transición a antígenos, la caída fue muy brusca, y cuando se volvieron a reportar cifras similares de pruebas, se mantuvo, pero más despacio.


El cambio de estrategia de diagnóstico en Madrid: de PCR a antígeno

Evolución del número de pruebas analíticas diarias (PCR y antígeno) y la evolución de la positividad de esas pruebas desde principios de febrero. Se muestra la media de la última semana. No se separaron las cifras de PCR y antígeno hasta la semana del 19 de noviembre

Fuente: Ministerio de Sanidad


¿Hasta qué punto la caída de casos tiene que ver con ello?

Gloria Hernández Pezzi, exjefa del Servicio de Vigilancia Epidemiológica el Instituto de Salud Carlos III que escribió hace unos días un artículo en El Confidencial analizando la situación destaca la “evidente coincidencia” en la disminución de PCR y contagios y apunta a que dejar de hacer pruebas a contactos estrechos ha podido “repercutir en una menor detección de casos” y, por lo tanto, una bajada de la IA. Con ella coincide Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, que se muestra escéptico con la forma de la curva: “Es muy extraño ver una caída tan abrupta, tienden a estabilizarse e ir cayendo con más tiempo. Yo creo que hay una infravaloración”, dice por los mismos motivos que su colega.

Fernando García, epidemiólogo y miembro del grupo ActuarCovid considera que restringir las PCR de contactos estrechos “puede influir”, pero “correlación no es causalidad” y focaliza su análisis en el uso de antígenos: “Es posible que se detecten menos casos porque las PCR identifican más que los test”, que están sobre todo indicados para personas con síntomas. Además, tienen una sensibilidad menor que las PCR, por lo que existe el problema de los falsos negativos, explica. García añade otro factor: los cribados masivos puestos en marcha en las zonas sanitarias con mayor incidencia. “Se hacen muchas pruebas rápidas a población general, es decir, en sujetos que no tienen síntomas ni son contactos estrechos. Si no buscas en los grupos en los que hay más posibilidades de encontrar casos, se reduce la detección”. En estos cribados, Madrid ha hecho 319.283 test desde el 29 de septiembre.

Sin embargo, también los utiliza en Atención Primaria y Urgencias, aunque son menos en total –280.652 desde el 23 de septiembre–. El experto apunta a que, bien usados, los antígenos “han podido influir en un mejor control de la pandemia” porque “permiten hacer diagnósticos mucho más rápidos”. Esta es la hipótesis sobre la mejoría de Madrid que contempla el investigador del CSIC Saul Ares, que analiza diariamente en su Twitter los datos: “Supuso una agilización enorme en la realización de diagnósticos y a la hora de cortar las cadenas de transmisión. Yo creo que ha sido una apuesta muy acertada y es el único factor diferencial de esta Comunidad con otras”.

Sobre la falta de certezas con los test, Ares matiza que “han salido varios prepints –estudios aún sin revisar– que apuntan a que son sensibles a la carga viral, por lo que los falsos negativos la tendrían más baja y pueden resultar muy poco contagiosos”. Estos trabajos recientes vendrían a apuntalar mayores evidencias a su favor. A día de hoy, hay varias comunidades que los utilizan, pero ninguna se acerca al nivel de Madrid. “En el pico, los diagnósticos con PCR eran un cuello de botella porque se tardaba mucho en tener el resultado. Con antígenos sales a los 20 minutos sabiendo si eres positivo o no, y eso favorece los aislamientos”, remarca Ares.

¿Y qué pasa con los hospitales y fallecidos?

Todos los expertos coinciden en la dificultad para llegar a conclusiones a partir de los datos de incidencia porque “están sometidos a tantos factores que no podemos fiarnos mucho de ellos”, explica García. Por eso “tenemos que recurrir a otros indicadores más sólidos, como el número de hospitalizaciones, ingresados en UCI y fallecidos por COVID-19”. Es decir, son los números más robustos, aunque los decesos sí se ven afectados por el retraso en las notificaciones. Estas métricas también constatan la bajada, aunque a mucho menor ritmo. En el primer caso, el pico llegó el 24 de septiembre, cuando había 3.968 personas ingresadas en los hospitales madrileños; dos semanas después, 3.360 y este jueves 2.621.


Así han evolucionado los 4 principales indicadores de la pandemia en Madrid

Evolución del número de casos notificados diarios (media de la última semana), el número de ocupación de camas por pacientes Covid-19, la ocupación de UCI y los fallecidos con Covid-19

Fuente: Ministerio de Sanidad


La curva que mide los casos más graves, ingresados en UCI, ha sido más estable. Como es habitual debido a la progresión de la propia enfermedad, ahí el pico llegó más tarde y, tras la escalada enorme de ingresos desde finales de julio, se alcanzó el 2 de octubre, con 513. Las cifras se mantuvieron más o menos en el entorno de los 500 durante todo el mes y esta semana se han reducido a los 443. El porcentaje de ocupación de camas UCI con pacientes COVID ha pasado en este lapso temporal del 42% al 35%, y el de agudos del 24% al 15%, no obstante, este cálculo no se hace siempre sobre el mismo número de plazas, porque estas se van ampliando a medida que se necesita y Madrid es una de las que más capacidad tiene en este sentido.


Así ha caído la ocupación de camas en la Comunidad de Madrid

Evolución del porcentaje de camas ocupadas por pacientes Covid-19 (incluye casos sospechosos) en los hospitales de cada comunidad autónoma. Se muestran las cifras de cada dos semanas

Fuente: Ministerio de Sanidad


Hay que tener en cuenta que el dato de hospitalizaciones va con retraso y muestra lo que ocurrió hace dos o tres semanas, pero aún así destaca la diferencia en el ritmo decreciente, muy inferior al de los contagios. Si en este último caso, cayeron desde el pico un 60%, en el caso de los ingresos de enfermos agudos ha sido del 30% y en el caso de los críticos, del 15%. Si nos fijamos en los fallecidos, en la Comunidad de Madrid, la media diaria de los últimos siete días ha pasado de los 41 fallecimientos el 30 de septiembre a los 25 del 6 de noviembre. Más adelante, las cifras están infraestimadas por el retraso en la notificación.


Las ocupación de UCI en Madrid baja pero mucho más lento

Evolución del porcentaje de camas de UCI ocupadas por pacientes Covid-19 (incluye casos sospechosos) en los hospitales de cada comunidad autónoma. Se muestran las cifras de cada dos semanas

Fuente: Ministerio de Sanidad


¿Por qué ha bajado tanto la positividad?

El porcentaje de pruebas positivas del total de realizadas también ha experimentado una extraordinaria bajada. Y aunque ya había comenzado a descender ligeramente antes, se desmorona a medida que baja el número de pruebas y se introducen los antígenos. En la semana del 22 de septiembre era del 19%, y ahora está en el 8%. Un descenso que puede ser “relativamente artificial”, recalca Saúl Ares. Ya advirtió de ello Sanidad hace unas semanas: este indicador está muy vinculado a cómo y dónde haces las pruebas, por lo que si se buscan casos en lugares de baja prevalencia, decrecerá. El ejemplo paradigmático son los cribados masivos: en los 319.283 test de antígenos, Madrid ha encontrado solo 1.243 positivos.

¿Cómo han influido las medidas decretadas?

El Gobierno de Isabel Díaz-Ayuso vincula la caída en los datos con su plan de restricciones en las zonas básicas de salud en el que ha insistido durante todo este tiempo. Sin embargo, no es algo tan fácil. Sobre todo, porque el tira y afloja político en el que estuvo inmersa Madrid derivó en un vaivén de medidas que se fueron superponiendo, levantando y volviendo a decretar. La primera fue la reducción a un máximo de diez personas el 7 de septiembre, tras dejar pasar sin reaccionar todo el mes de agosto, en el que la incidencia se disparó de los 45 casos a los 519. Después vinieron las zonas de salud, las reuniones de seis y el estado de alarma para cerrar perimetralmente la capital y otras ciudades en situación grave.

“Es difícil evaluar el impacto de medidas poblacionales, no solo porque sean diversas y se superpongan y se combinen; hay muchos factores que afectan a los resultados, y en cualquier caso se necesita algún tiempo para comprobar el efecto”, explica Hernádez Pezzi. Con todo, la estabilización comenzó prácticamente a la vez que se decretaron las medidas en las zonas básicas de salud, y la incidencia bajó de forma muy similar en áreas muy afectadas también por el virus, pero que no fueron confinadas. Por ejemplo, en más de 39 zonas de salud que tenían una incidencia superior a los 800 casos y no tuvieron restricciones de movilidad, los casos en dos semanas bajaron un 24% hasta de octubre.

“Las medidas implantadas en Madrid han reducido poco la movilidad al seguir manteniendo prácticamente toda la actividad económica en funcionamiento, lo que repercute, entre otras cosas, en las consiguientes aglomeraciones en el transporte público en horas punta. Tampoco ha habido llamamientos claros a volver al teletrabajo en esta comunidad. Sería extraño que unas medidas generales provocaran una bajada tan brusca como la observada en Madrid”, prosigue la epidemióloga.

Fernando García coincide en que los confinamientos selectivos –que en principio se decretaron sobre zonas con una incidencia de más de 1.000 y dejaron fuera otras con 800 o 900 casos– “no parecen haber tenido mucho efecto” debido a la gran movilidad que hay en la ciudad por razones de trabajo, y apunta a que “habría que estudiar empíricamente los efectos y no es nada fácil”. Pero sí cree que la restricción de reuniones a un máximo de seis fue eficaz. Con todo, con cifras similares e incluso más bajas a las que Madrid tuvo en septiembre, casi la mitad de las comunidades ahora han decretado medidas más duras como el cierre de la hostelería.

¿Ha tenido algo que ver el comportamiento de la población?

Otra de las hipótesis que hay sobre la mesa es que haya habido un cambio de comportamiento en la población. Es algo que desliza Fernando García, y también Saúl Ares, para el que ha sido uno de los factores que propulsó la caída de casos a finales de septiembre y principios de octubre. Las fechas coinciden con la pugna política entre Sanidad y Díaz Ayuso, días en los que los datos de Madrid eran muy elevados, lo que se convirtió en el tema estrella de la actualidad. “Durante agosto no hubo este mensaje para nada, se decía que estaba todo controlado y no había problema, pero luego, aunque no había acuerdo político, sí coincidían en que la situación era grave y creo que el mensaje que llegó a la ciudadanía es que había que preocuparse. Fue un mensaje prevalente en los medios y para mí eso es clave”, destaca el experto del CSIC.

Es algo, sin embargo, que no todos los especialistas comparten. Hernández Pezzi no cree que la conciencia en la población “haya cambiado sustancialmente” porque “modificaciones bruscas en el comportamiento en un territorio y una población concretos no son esperables, salvo por la aparición de un detonante intenso y extraordinario que no ha existido”. En población mayor, comenta, es posible que haya una mayor autoprotección, pero no en la población general: “No hay más que ver lo llenas de gente de todas las edades que estaban las calles, terrazas y comercios durante los pasados puentes”.

Entonces, ¿cómo está Madrid?

Más allá de las interpretaciones, hay algo en lo que concuerdan todos los especialistas: la situación de Madrid está muy lejos de ser buena. “El descenso leve en los indicadores clínicos no es motivo para lanzar campanas al vuelo, sigue habiendo muchos muertos todos los días que podían haberse evitado, lamentablemente”, dice García. El peligro sigue estando en la Comunidad y, de hecho, aunque muchas otras comunidades tienen incidencias más elevadas, la de Madrid está en 328 casos por cada 100.000 habitantes, que es ya de por sí muy grave. “Por encima de 250 es una incidencia extrema que requiere medidas tajantes”, añade López-Acuña.

Pero, además, la presión asistencial sigue siendo muy alta, la tensión en los hospitales es palpable y Atención Primaria está al límite. Los ingresos descienden, pero llevan muchas semanas en cifras elevadas que alertan a los especialistas y preocupan a sanitarios y asociaciones médicas.

El refuerzo del rastreo, de los centros de salud y de las medidas de apoyo para el aislamiento y la cuarentena sigue siendo la gran asignatura pendiente del Ejecutivo de Ayuso. Son la clave y el primer escudo para evitar que la situación se repita en poco tiempo. “Son las medidas que se vienen repitiendo hasta la saciedad, las que han aplicado en muchos países y que la Comunidad de Madrid parece que no quiere aplicar, aunque ha tenido y tiene recursos económicos para ello”, reitera García. Mientras tanto, el gobierno autonómico sigue insistiendo en poner la Navidad como horizonte, algo que desaconsejan los expertos y que en palabras de López-Acuña “es peligroso” porque “puede suponer una relajación que conlleve un rebrote explosivo”, concluye.

Etiquetas
stats