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Teresa Ribera insta al Ayuntamiento de Madrid a que pare las talas por dañar el patrimonio y el bienestar de las personas

Protesta por el comienzo de la tala de árboles en el parque de Arganzuela por la línea 11

Raúl Rejón

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Los árbobles están cayendo por centenares en parques, plazas y aparcamientos. La batería de talas autorizadas recientemente por el Ayuntamiento de Madrid quebrantan, a juicio el Ministerio de Transición Ecológica, el patrimonio natural de la ciudad y socavan el bienestar de los ciudadanos.

La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, ha remitido una carta al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida (PP), en la que le insta a que “se paralicen” esas talas y “se replanteen conforme a los principios de preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad, como establecen los ejes prioritarios del Pacto Verde Europeo”.

La carta –fechada el 12 de enero y a la que ha tenido acceso elDiario.es– llega solo unos días después de que se conociera una nueva corta de árboles, esta vez en la plaza de Santa Ana, por las obras de un párking privatizado en centro de la ciudad. Las motosierras se llevarán 28 de los 54 árboles según los planes del proyecto. También esta semana, el Ministerio de Cultura pidió que no se retiren los cedros del Paisaje de la Luz, Patrimonio de la Humanidad, afectados por la ampliación de una línea de metro.

Son solo algunos ejemplos de una secuencia de talas que puede rastrearse en otras plazas y calles de la capital y realizadas en ocasiones de manera fulminante.

Ribera manifiesta por escrito su “preocupación por las iniciativas del Ayuntamiento que implican la tala de arbolado urbano en la ciudad de Madrid” y le recuerda que estas plantas juegan un papel esencial “para la biodiversidad y el medio ambiente, así como para el bienestar humano”.

El escrito subraya que, según su análisis, la sucesivas talas que está amparando Martínez Almeida con motivo de diferentes obras quebrantan la tutela y protección del patrimonio natural de la ciudad y se “alejan del compromiso” adquirido por la Comunidad de Madrid en 2005 al asumir como de “urgente necesidad la especial tutela y protección del arbolado urbano existente en sus municipios”.

La vicepresidenta tercera recuerda que la ley de Protección y Fomento del Arbolado Urbano de la Comunidad de Madrid explicita la necesidad de “un extraordinario cuidado en regular un sistema de autorizaciones que, ante las cada vez más agresivas circunstancias y actuaciones que se plantean en la ciudad, garantice las precauciones suficientes y necesarias para evitar, de manera especial, las talas o apeos de arbolado”.

En la carta subraya que esa misma ley autonómica prohíbe la tala de cualquier ejemplar de “especie arbórea con más de diez años de antigüedad o veinte centímetros de diámetro de tronco al nivel del suelo que se ubiquen en suelo urbano”. Cuando se vea necesariamente afectado, establece la ley, “se procederá a su trasplante”.

Los beneficios –y la necesidad de aumentar– del arbolado urbano son ya una realidad muy asentada por la evidencia científica. Su relevancia se ha visto incrementada por el avance de la crisis climática tanto por su capacidad de almacenar CO2 como por su potencial para atenuar el efecto isla de calor.

Las plantas consiguen contrarrestar ese efecto que consiste en la acumulación de calor durante las horas soleadas del día tanto en los materiales de los edificios e infraestructuras que luego van irradiando durante las horas nocturnas de manera que se impide la bajada de las temperaturas. Los árboles atajan ese ciclo térmico en las ciudades.

La cuestión de las talas de árboles urbanos ya hizo que Teresa Ribera enviara una carta a todas la comunidades autónomas ya que, afirmaba, “la protección normativa local del arbolado urbano es aún insuficiente” porque hay muchas localidades donde esta protección “es inexistente” al no haberse desarrollado las ordenanzas necesarias.

La idea era crear un grupo entre las comunidades, los ayuntamientos y el ministerio del que salieran una directrices generales que orientaran la conservación de los árboles en la ciudad. En las antípodas de esta preocupación, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, considera que se crea una “polémica absurda” a cuenta de la tala de árboles en la ciudad. Al fin y al cabo su Administración (competente en la protección del arbolado) es la promotora de la corta de centenares de ejemplares al modificar el proyecto inicial para ampliar la línea 11 del metro capitalino.

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