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Las víctimas del franquismo, sobre la exhumación del dictador: “No es reabrir heridas porque nunca se han cerrado”

Rosa María enseñando una foto suya a los 19 años, cuando fue detenida por la policía franquista

Marta Borraz

Celebran, con alegría serena y precaria, el paso que el Gobierno ha dado este viernes para sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos, donde fue enterrado con honores en 1975. Las víctimas del franquismo reclaman su propia voz en medio de la maraña de opiniones, tertulias y acusaciones cruzadas que han poblado los titulares y las televisiones los últimos días; colmadas, sobre todo, de militares y políticos hablando sobre la exhumación. “Es doloroso que todo el mundo opine, sepa e intente reflejar el sentimiento de las víctimas. Sabemos perfectamente lo que queremos: justicia”.

Habla Chon Vargas Mendieta, hija de Ascensión Mendieta, la mujer que con 91 años recuperó los restos de su padre Timoteo, sindicalista asesinado por el franquismo en 1939 y arrojado a una fosa común de Guadalajara. El año pasado, Ascensión cumplió el sueño que le había ocupado, con voluntad inquebrantable, casi toda la vida: encontrar a su padre y darle una sepultura digna. “Independientemente de que haya víctimas más directas, esto va trascendiendo al resto de generaciones”, afirma su nieta. La “guerra del abuelo”, como dijo con actitud despectiva el actual líder del PP, Pablo Casado, en referencia a los “carcas” de izquierdas, también lo es de sus nietas.

“Estamos tan cansados de escuchar la típica frase de que lo que hacemos es reabrir heridas... Tan manida, tópica y cínica... Quienes lo dicen saben que esto no es reabrir heridas porque nunca se han cerrado, saben que siempre han estado abiertas. La presencia de Franco en el Valle es una herida sangrante”, cuenta Luis Suárez, la primera víctima del franquismo que presentó una querella individual en España. Luis acusa a Antonio González Pacheco, apodado 'Billy el Niño', y otros dos inspectores de la Brigada Político Social del régimen franquista de participar en su detención en 1973 y someterle a torturas.

Confiesa que la exhumación del dictador, que ha echado a andar este viernes a través de un decreto ley, es una alegría. Pero una alegría “pequeña”. “Estamos tan poco acostumbrados que cualquier cosa nos supone una inyección de confianza. Somos plenamente conscientes de que es poca cosa, pero claro, la deuda es tan inmensa...”, reflexiona Luis al otro lado del teléfono. “La presencia de Franco en el Valle y su conservación como un mausoleo a un genocida es algo hiriente y ofensivo, pero coherente con la situación anómala que hemos vivido en este país”.

“Contradicción con la democracia”

Rosa María García fue detenida en 1975 y pasó siete días sometida a palizas y amenazas en la Dirección General de Seguridad, el principal centro de detención de la policía franquista situado en la madrileña Puerta del Sol. Militante del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), Rosa María estuvo posteriormente unos meses en la cárcel de mujeres de Yeserías, donde todas las presas compartían la doble represión que habían sufrido por parte del régimen: por 'rojas' y por mujeres.

Esta víctima del franquismo apunta a lo que, para ella, es una “contradicción con la democracia”: la situación que mantiene “al dictador enterrado con honores mientras las víctimas siguen desaparecidas, enterradas en las cunetas”. Una anomalía democrática a la que estas últimas semanas se han sumado centenares de oficiales al firmar un manifiesto a favor de Franco. “Que a mí me expliquen como víctima qué les suscita mantener a este dictador brutal y sanguinario en un altar mientras sus víctimas no hemos conseguido aún justicia. ¿Qué idea de democracia tienen para sostener esto?”, se pregunta.

Hace unos meses Rosa María se sumó a la batería de denuncias que varias víctimas están interponiendo en España al margen de la querella argentina que investiga los crímenes franquistas. Su intento ha sido archivado, como ya podía augurar antes de presentar la querella, pero eso no le echa atrás. “A veces luchar no consiste en saber qué vas a conseguir. A veces consiste simplemente en plantar cara, aunque no vayas a ganar. En poner un granito de arena, en dar un pequeño paso. Aunque no vayas a conseguir nada, te queda la dignidad de no haberte agachado”, decía en una entrevista con eldiario.es. De hecho, acaba de recurrir el archivo.

Justicia más allá de la exhumación

A Chato Galante, miembro de la asociación La Comuna, Presxs del franquismo, le parece “incomprensible” que a estas alturas el debate siga polarizado porque “vamos 40 años tarde, es algo que deberíamos haber hecho entonces”. Así lo ha reconocido también la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, en la rueda de prensa de este viernes posterior al Consejo de Minsistras: “Vamos tarde [...] No hay ninguna democracia con la que nos queramos comparar que haya sostenido esta situación durante 40 años”.

Este activista, que también se ha querellado en España contra 'Billy el Niño' por crímenes de lesa humanidad con delitos de torturas, admite que el inicio del proceso para exhumar al dictador es “un hecho histórico”, pero “no puede ser más que el primer paso”. “Hay que garantizar que se pueda recuperar a los restos de un familiar, que se desacralice la basílica, anular las condenas del franquismo y abrir el paso a la justicia”.

Ya esta misma semana la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, confirmó que el Gobierno impulsará una Ley de Memoria Histórica en la que se anularán los juicios, fallos y sentencias de los tribunales franquistas. Una pata de esta búsqueda de “verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición” que Galante confía que prosiga su camino. “De paso, no estaría mal que el PSOE pidiera disculpas por haber estado gobernando tantísimos años con miles de personas en las cunetas”, añade.

La exhumación de Franco es, para sus víctimas, un paso “ineludible” en su anhelo de justicia, un deseo que se extiende más allá de sus casos personales como forma de “restablecer las condiciones de convivencia democrática”. No hablan de venganza ni de odio. “La justicia es poner a cada uno en su sitio y reconocer a las víctimas de la dictadura, a los que están enterrados en cunetas, a los exiliados, a los que han estado en campos de concentración y también a los criminales”, concluye Chon Vargas Mendieta.

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