Descubren en Egipto una estatua familiar inédita que desafía 4.000 años de arte

Estatua de la familia Gisr el-Mudir

Ada Sanuy

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Un equipo de arqueólogos ha dado a conocer en Saqqara, una de las necrópolis más emblemáticas de Egipto, el hallazgo de una estatua familiar sin precedentes. La pieza, elaborada en piedra caliza y recuperada en 2021 en la zona de Gisr el-Mudir, ha sido recientemente analizada y publicada en The Journal of Egyptian Archaeology. Los especialistas la describen como un testimonio singular del Imperio Antiguo porque introduce una innovación artística que no tiene paralelos conocidos: la representación en bajorrelieve de un miembro de la familia en una escultura concebida en tres dimensiones.

La época de la obra

El estudio, dirigido por los egiptólogos Zahi Hawass y Sarah Abdoh, sitúa la obra en la V dinastía, hace más de 4.000 años. La datación se basa en las similitudes estilísticas con otras piezas del mismo periodo, en particular con la estatua de Irukaptah conservada en el Museo de Brooklyn. Sin embargo, pese a compartir proporciones, vestimentas y detalles con esa obra, el conjunto de Gisr el-Mudir introduce elementos que lo convierten en un hallazgo único dentro del repertorio artístico egipcio.

La figura principal corresponde a un noble que aparece erguido, con el pie izquierdo adelantado en un gesto simbólico de vitalidad y poder. El escultor puso un especial cuidado en el modelado del torso, destacando los hombros, el pecho y los brazos, siguiendo los cánones más habituales de la época. El personaje viste una peluca corta y un faldellín plegado, elementos característicos de la iconografía del Imperio Antiguo.

Estatua de la familia Gisr el-Mudir

A su lado se representa a una mujer, mucho más pequeña en escala, que se arrodilla abrazada a su pierna derecha. Se interpreta que se trata de su esposa, siguiendo un esquema muy repetido en otras esculturas familiares. La figura femenina aparece con peluca a la altura de los hombros, un collar ancho y un vestido ceñido, lo que encaja con las convenciones de género y estatus que dominaban en la plástica de la época. Este mismo tipo de pose se observa, por ejemplo, en la estatua de Djedefre, donde la reina se representa junto al faraón en actitud de afecto y sumisión.

El rasgo verdaderamente excepcional de esta escultura radica en la presencia de una tercera figura: una niña situada tras la pierna izquierda del noble. En lugar de estar tallada de bulto redondo, como cabría esperar, fue representada en bajorrelieve. Con un brazo sostiene la pierna de su padre y con el otro sujeta una oca, animal cargado de simbolismo funerario. Los investigadores interpretan que este gesto sustituye a las escenas pintadas en las paredes de las tumbas, hoy desaparecidas, en las que las ofrendas y provisiones para la otra vida desempeñaban un papel central.

Bajorrelieve de la hija del hombre que se representa en la escultura

La particularidad del descubrimiento de esta obra

El hallazgo, sin embargo, no se produjo en condiciones ideales. La estatua apareció sin contexto arqueológico claro, enterrada en la arena, lo que hace pensar que pudo ser abandonada por saqueadores tras un expolio en las tumbas cercanas. Esta circunstancia ha complicado el trabajo de datación, ya que los especialistas carecen de la información que aportan los objetos asociados o las inscripciones funerarias. Pese a ello, el análisis estilístico ha permitido situar la pieza en el marco cronológico de la V dinastía.

La comparación con la estatua de Irukaptah resulta fundamental para este encuadre. Ambas comparten una altura casi idéntica, la misma disposición del pie adelantado y un tratamiento anatómico semejante. Sin embargo, presentan diferencias notables: en la obra de Irukaptah la esposa se sitúa en el lado opuesto y el hijo está esculpido en tres dimensiones, mientras que en la de Gisr el-Mudir la hija aparece en bajorrelieve. Esta innovación demuestra que, incluso dentro de un marco estilístico muy rígido, existía espacio para la experimentación y la expresión individual de los talleres escultóricos.

Para los expertos, el descubrimiento no solo añade una pieza singular al corpus de la escultura egipcia, sino que también obliga a replantear la idea de que el arte del Imperio Antiguo era completamente inflexible en sus normas. La inclusión de una figura en bajorrelieve junto a dos talladas en bulto redondo revela una mayor creatividad de la que tradicionalmente se atribuía a los artesanos egipcios. Además, subraya la importancia de Saqqara como centro funerario y artístico, donde se gestaron innovaciones que todavía hoy sorprenden a los investigadores.

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