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Los arquitectos de Internet se rebelan contra el copyright de Bruselas: “Es una amenaza para las libertades”

De izquierda a derecha, Vint Cerf, Radia Perlman, Tim Berners-Lee y Anriette Esterhuysen.

Carlos del Castillo

El Internet de 2018 es un lugar muy diferente al que fue en sus comienzos. Hoy las apps de las multinacionales digitales de EEUU dirigen la navegación de gran parte de los usuarios, multiplicando las fronteras y recortando su libertad. Este proceso no ha pasado inadvertido para aquellos que ayudaron a construir aquella red primigenia como espacio de libertad, que ven como (de nuevo) una legislación para proteger el copyright puede convertirse en “un paso sin precedentes hacia la transformación de Internet desde una plataforma abierta para compartir e innovar, a una herramienta para la vigilancia y control automatizados de sus usuarios”.

Así lo advierten más de 70 de esos arquitectos que ayudaron a construir Internet en una carta enviada al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. La misiva alerta sobre los peligros del Artículo 13 de la reforma de la directiva europea sobre los derechos de autor. El texto, propuesto por la Comisión Europea, plantea la creación de un filtro de contenidos obligatorio para todas las plataformas que permitan la subida de archivos a sus usuarios para impedir que estos contengan violaciones de copyright.

“El daño que esto puede causar al Internet libre y abierto es difícil de predecir, pero en nuestra opinión podría ser sustancial”, se lee en la carta, encabezada por Vint Cerf, responsable del proyecto de Internet en Darpa e inventor del primer servicio email, y por Anriette Esterhuysen, pionera en el uso de la red en iniciativas de carácter social. Entre los firmantes se encuentran también Radia Perlman, desarrolladora de la tecnología de enrutamiento; Tim Berners-Lee, inventor de la world wide web; o Jimmy Wales, promotor de la Wikipedia.

Los firmantes temen que instaurando un filtro como el que propone Bruselas, las multinacionales estadounidenses ganen aún más poder, decidiendo también sobre qué puede subirse a la red y qué no en base a una supuesta protección de los derechos de autor. Además, denuncian que las hará inalcanzables para los demás: “Lejos de afectar solo a las grandes plataformas estadounidenses de Internet (que pueden permitirse el coste del filtro), la carga recaerá sobre sus competidores, incluidas las nuevas empresas europeas y las pymes. El coste de poner en marcha las tecnologías de filtrado será inasequible”.

“Como creadores, compartimos la preocupación de que debería haber una distribución justa de los ingresos del uso en línea de las obras protegidas por derechos de autor, que beneficia tanto a creadores, editores y plataformas”, defienden, recalcando sin embargo que el filtro de contenidos no es la solución: “De hecho, si el Artículo 13 hubiera estado vigente cuando se desarrollaron los protocolos y aplicaciones principales de Internet, es poco probable que hoy existiera tal y como lo conocemos”. 

Votación en el Parlamento Europeo 

Estos arquitectos de la tecnología de sustenta Internet se han dirigido a Tajani como una “cuestión de urgencia sobre la amenaza inminente para el futuro de esta red global” por la votación que albergará el Parlamento Europeo a partir del miércoles. El 20 y 21 de junio el Comité de Asuntos Jurídicos decidirá la posición que adoptará la Eurocámara en los trílogos, las negociaciones a puerta cerrada entre Comisión, Consejo y Parlamento europeos.

Si el Comité da luz verde al filtro de contenidos que propone la Comisión, los representantes del Parlamento no abogarán por sacar la medida de la directiva durante las conversaciones. No quedará aprobado definitivamente, puesto que el texto resultante de los trílogos deberá someterse a una votación definitiva del Pleno del Parlamento, pero se habrá recorrido buena parte del recorrido para ello.

Los diputados del Comité de Asuntos Jurídicos están divididos al 50% entre los partidarios del filtro y los que lo rechazan, pero entre ellos hay un grupo de indecisos. Por ello numerosas organizaciones de toda Europa que velan por el respeto a los derechos digitales han intensificado durante el último mes su campaña contra la normativa, que incluye otras medidas como un canon AEDE a nivel europeo: una tasa a los enlaces de contenidos periodísticos que recaudarían sus empresas editoras.

Uno de los principales argumentos que manejan es que los algoritmos de filtrado que ya tienen en marcha plataformas como Youtube se equivocan demasiado a menudo. Son incapaces de distinguir la parodia, los memes o las versiones de canciones, contenidos que no lesionan los derechos de autor. “Esas tecnologías aún no se han desarrollado hasta el punto de poder garantizar su fiabilidad”, reflejan los expertos de Internet en su cara a Tajani. Robots poco desarrollados tomando decisiones que afectan a la libertad de expresión: ¿qué puede fallar?

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